Carlos "Chacho" Alvarez
Por Jorge Enea Spilimbergo
escrito en octubre de 2000
Los movimientos espasmódicos del ex vicepresidente Carlos Alvarez parecen cerrar el ciclo de su formidable oportunismo político. Hacia mediados de mayo, Alvarez formuló su última "autocrítica". Bajo presión de sus compañeros del Frepaso, renunció al proyecto que había lanzado poco después de su renuncia. Consistía en tomar distancia de su partido Frente Grande y promover una corriente amplia, suprapartidaria, de ciudadanos de buena voluntad, empecinados en la "decencia". En consecuencia, se encerró a meditar. ¿Renuncia a la política? fue la pregunta angustiada de sus comilitones.
Como se recordará, Chacho lanzó su renuncia al fracasar en su campaña por la depuración del Senado. ¿Acusaba a los venerables padres de la Patria de haber secundado al gobierno en su política económico-social continuadora del menemismo? Imposible, ya que él mismo había avalado esa política y hasta firmado decretos cuando le tocó reemplazar a De la Rúa. ¿Qué le quedaba, entonces, entre los dedos? ¡La moral, la decencia! En una palabra, ser cipayo, entreguista y vendepatria, pero, eso sí, sin cobrar coima.
Intuyendo que semejante capital político era bastante magro, Chacho escapó hacia adelante y le arrojó la renuncia a De la Rúa generando la tormenta en un vaso de agua. "Caló el chapeo, fuese y no hubo nada". Entonces inventó más de lo mismo, la cruzada de los "decentes", amagando dejar a su compañeros de partido colgados del pincel, lo que éstos, en pánico, impidieron. Ahora, como los asesinos., vuelve al lugar del crimen, se autocritica, y tampoco pasa nada.
Así se cierra un ciclo cuyo momento culminante, su cumbre esplendorosa, ocurre en la Constituyente de 1994, cuando el Frepaso, de un salto, se empina al protagonismo electoral. En ese momento Chacho Alvarez define o desenmascara su filosofía política. Anticipa su obsecuencia ante el imperialismo, por ejemplo, al negarse a luchar por la renacionalizació del las empresas privatizadas, en aras de la ¡seguridad jurídica! Es un político serio, un puntal de la gobernabilidad.
A tal premisa, correspondía un verticalismo en la conducción que definió públicamente sin pelos en la lengua. En su momento dijimos, comentando sus declaraciones en "Páginas 12"-
"Al día siguiente de los comicios (a constituyentes) de abril, Chacho la emprendió contra los "partidos residuales" (incorporados al Frente Grande) y los "aparatos" condicionantes, entendiendo por tales los sistemas de militantes que salen a pintar, afichar, volantear, buscaras adhesiones, es decir, la "gilada". Se pronunció, en cambio, por un "sistema dirigencial". En virtud de ello, constituye un cerrado grupo dirigente, emanado de su índice derecho, familiarmente conocido como "los diez apóstoles".
Esta verticalización dispersiva hacia abajo corresponde, como se ve, a la naturaleza de su política, incapaz de concitar auténticas adhesiones militantes y dependiente (fujimorescamente) del apoyo de los medios masivos de comunicación ".
Culminación de esta epopeya digital fue la expulsión del Partido Comunista y de su secretario general, Patricio Echegaray, del grupo de los "diez apóstoles", por negarse a disolverse y transferir el patrimonio mueble a inmueble al nuevo Partido Frente Grande. Con ello, Chacho Álvarez culminaba la sucesiva ejecución de todas y cada una de las corrientes que aceptaron romper el Frente del Sur (aquel del "otro país es posible" y del perfil "nacional, popular, democrático, antiimperialista y revolucionario") para conformar el Frente Grande.
Humanismo, P. Verde, PI (Conap), Encuentro Popular (Brunati), Peronistas al Frente, PC y el propio Pino Solanas fueron descabezados sobre el altar de la "gobernabilidad", pagando así la ceguera de haber "engendrado a un monstruo", como dijo una de las víctimas"...
Y concluíamos:
El poder del Chacho es el sistema de poder (incluidos los medios de comunicación"masiva) así como los fondos que desde allí se exudan... Por el momento, Álvarez seguirá subiendo al modo del planeador, que no lleva motor, pero al que impulsan las corrientes ascendentes. Es una oposición suave y liviana ("soft and light", para decirlo a la moda) que se explayó gloriosamente en Santa Fe.
Pero otra oposición de fondo, nacida del hambre, la frustración y el desempleo, nacida de la conciencia nacional herida por la indignidad del coloniaje, se abre paso en el panorama nacional ..."
Como se ve, el desenlace que hoy presenciamos no podía tomarnos de sorpresa a los socialistas de la izquierda nacional. El Frente Grande fue visto por un sector de la pequeña-burguesía como la esperanza de una política progresista y renovadora, sin lastres sectarios ni meramente testimoniales, con vocación mayoritaria. Algunos creen, aún hoy, que nació bien pero que se echó a perder. Que Alvarez aflojó finalmente, arrió las banderas y los ató al horror de De la Rúa y Cavallo. Se equivocan, por supuesto. El Frente Grande fue un engendro desde su misma concepción. Fue el maridaje monstruoso de un oportunista cipayo, Alvarez, y de una capitulación suicida. la de Pino Solanas y de quienes, no siempre ingenuamente, se dejaron arrastrar por él.
Su efímero esplendor electoral no podía encandilarnos, ni su temprana decrepitud nos ha tomado de sorpresa. Para la Historia que nos convoca e interpela, no valen trampas, posibilismos facilistas, ni atajos capituladores.
Escrito: Octubre de 2000.
Primera publicación: No consta.
Digitalización: Néstor Miguel Gorojovsky.
Fuente