¡¡Aún tengo la vida!!, Miguel Hernández

 Maité Campillo


Nota publicada  en marzo de 2012, al cumplirse los 70 años de la muerte del gran poeta
Al hilo de la Memoria Histórica

“...El invierno se acerca y el cierzo se deja notar en Zaragoza, el año de la victoria agoniza, como agonizan muchos cuerpos en las tapias del cementerio. Hace más de medio año que ha acabado la Guerra Civil pero siguen los fusilamientos. Las seis y media. Hora fatal. 7 de noviembre de 1939, martes. Catorce reos: 

El vehículo preparado era un camión sucio, manchado de yeso, y contenía residuos de tierra y graba. No había asientos. 

Durante la marcha, los guardias iban a pie distribuidos a ambos lados. El vehículo iba pues despacio. Los pobres reos miraban con ansiedad, como inquiriendo el lugar destinado para el suplicio.[...] 

Colocados ya en la linea frente a los fusiles, se oyó un grito:


¡Viva la República!”

Caminaba al amanecer, por las tierras áridas y calurosas de Fuerteventura. Iba buscando ese silencio que sólo se encuentra lejos de la especie (mis semejantes) que rompió el silencio natural de las cosas. El día era claro, despertó con luz embriagadora y, una suave brisa jugaba con mi cabello haciéndome 'cosquillas' en la nariz. Me sentí feliz. Al cabo de una hora de caminata por un recorrido lunático, divisé un pequeño rebaño de cabras, bajé hacia donde se encontraban, me acerqué al pastor; el cabrero estaba sentado sobre un pequeño matorral de hierbas secas. Fuerteventura es casi un desierto, y las pobres cabras se las ven y se las desean para comer algo vegetal. Me pareció que miraba a las rumiantes como contándolas por enésima vez. Junto a él, un perrito negro de raza indefinida (como el resto de los mortales) dormía junto a sus piernas.
  • ¡Hola!, digo, rompiendo el silencio.
  • El primero en mirarme instintivamente fue el perro, sin ladrar abrió un ojo, me observó desperezando del letargo y vino a oler mis polvorientos pies.
  • “¡Hola!”, dijo el pastor con una inclinación de cabeza a forma de saludo sin mucho entusiasmo, perezoso dentro de la paz de su mundo, que tanto encajaba con el silencio lugareño y su paisaje.
  • ¡Hoy hace mucho calor!, (que es lo que se suele decir en estos casos).
  • Mas o menos, me respondió de nuevo, más con el gesto que con la palabra.
  • Soy de la península me llamo... ¿y tu?
  • Isleño, soy Miguel.
  • ¡Que bueno!, como Miguel Hernández.
  • ¡No doña, Miguel Gómez... como mi padre y como mi hijito.
  • No he visto la escuelita todavía, ¿va tu niño a ella?
  • ¡Pues claro, como yo fui!
  • Pues mañana si estás por acá me gustaría visitarla, me gustaría regalar a la escuelita un libro de un gran amigo, Miguel Hernández, que está dedicado a los niños. Se llamaba como tu y como tu padre claro y, al igual que vos, fue pastor de cabras.
  • ¿murió?
  • Hace muchos años... pero esa es otra historia, te la contaré mañana, ¿si?.
  • ¿Era pastor y escribía libros?
  • Tu también puedes, ¡si sabes escribir!
  • No se doña, no se... un pastor que escribe libros... no conocí nunca ninguno.
  • Bueno Miguel, mañana te cuento la historia de mi amigo, te traeré un libro y leemos juntos las poesías que escribió de pastor y a su hijito, otras que voy a traer, ¿me llevarás a la escuelita?.

Al día siguiente, mas o menos sobre la misma hora, mi nuevo amigo Miguel me estaba esperando. Tanto él, como el perro vinieron a mi encuentro; le entregué el libro prometido y me reserve el otro para los niños que leeríamos en un aulita entorno a un desierto, entre volcanes y dunas de arena preciosas recordando que el mar es eje de la isla marcando gota a gota sus vidas. Visualicé mentalmente estas imágenes el miércoles 28 al levantarme, éste diálogo ocurrió el año pasado, una visita que hice a la isla Majorera desde Lanzarote, isla conejera, donde trabajé una semana entre gente y entorno inolvidables.

Miguel Hernández cumplió este marzo (2012), 70 años de aquél fatídico día que materializó otro de los miles de crímenes imperdonables de los años de la dictadura. Afortunadamente para la historia del antifascismo Miguel sigue entre nosotros, a través de buena parte de su obra, no ha muerto, es de los que nunca mueren, vive en cada pedacito de su extensa obra, sus sentimientos vuelan hacia nosotros con su misma fuerza, empeño, constancia, desvelo, responsabilidad, creatividad, sensibilidad, amistad, solidaridad, amor y conciencia que coronan su obra. Sus ojos hermosos quedaron abiertos para siempre. Ojos de vida inquietos, de esperanza en el futuro, de fuerza y lucha contra el terror, la opresión, contra la muerte anunciada. Miguel luchó en la cárcel hasta que se quedó sin aliento. Antes de morir, enfermo, pudo escribir y hacer salir clandestinamente en 1.941 un poema retratando al cura de Ocaña, dicho cura era el que daba a los que sacaban de la cárcel para fusilar el tiro de gracia. “El cura verdugo de Ocaña”:

Muy de mañana, aún de noche, antes de tocar diana, como presagio funesto. Cruzó el patio la sotana. 

¡Más negro, más, que la noche menos negro que su alma.


El cura verdugo de Ocaña! 

Llegó al pabellón de celdas, allí oímos sus pisadas y los cerrojos lanzaron agudos gritos de alarma:

“¡Valor, hijos míos, que así Dios lo manda!”


Cobarde y cínico al tiempo. Tras los civiles se guarda, ¡más negro, más, que la noche, menos negro que su alma. El cura verdugo de Ocaña! 

Los civiles temblorosos, les ataron por la espalda, para no ver aquellos ojos. Que mordían, que abrasaban. Camino de Yepes van, gigantes de un pueblo heroico, camino de Yepes van... El cura marcha detrás, ensuciando la mañana. 

¡Más negro, más, que la noche, menos negro que su alma 

El cura verdugo de Ocaña!. 

Diecisiete disparos, taladraron la mañana, y fueron en nuestros pechos. 

Otras tantas puñaladas. Los pájaros lugareños, que sus plumas alisaban, se escondieron en los nidos, suspendiendo su alborada.


La Luna lo veía y se tapaba por no fijar su mirada. 

En el libro, en la cruz y en la “star” ya descargada, menos negro que su alma. El cura verdugo de Ocaña.>>



“… Cuando estuve en el penal de Ocaña nos sacaban al patio todos los días para oír misa. 
¿Sabes lo que nos decía el padre Rodríguez? Un cura que luego estuvo en Toledo, un cura que llevaba un pistolon debajo de la sotana y que se le notaba el bulto. Nos decía:

vosotros rojos, ¿sabéis a lo que tenéis derecho? ¡De la tierra que pisáis hacia el cielo no tenéis derecho a nada! ¡De la tierra que pisáis hacia abajo tenéis derecho a unos centímetros donde enterraros!. Luego este cura Rodríguez cuando tocaba fusilar a una “saca”, la noche antes te confesaba y por la mañana iba al fusilamiento y se encargaba de dar el tiro de gracia. ¿Qué te parece el pájaro? ¡Eso el cura!”

(Entrevista a Victorino F., de 91 años, en Villacañas, Toledo.)

Fue en el Frente Sur donde apareció publicado por primera vez el poema “Aceituneros”: escalofriante manifiesto a forma de himno dedicado a los jornaleros andaluces de Jaén. Poema que encarna toda la idiosincrasia de un militante de mira solidaria cargada de principios de futuro; consciente que dicha obra literaria nunca morirá mientras quede un jornalero altivo, la lengua castellana no se la coma el gringo anglosajón como ésta se comió otras y la memoria no se robotice. No nos abandonará nunca la fuerza de su llamamiento a la respuesta, porque encierra una carga tremenda, sensible, noble y profunda. Un llamamiento a cerrar filas, a asumir con entereza la conciencia de los desposeídos, ese vacío eterno que pertenece a la experiencia de tantísimos millones de personas arrojadas a los corrales de la Historia. Poesía, teatro, crónicas que emergen de una experiencia extrema como la propia explotación: la experiencia de la injusticia.

La obra de Miguelito forma parte de su conciencia, como algo intrínsico con alas solidarias de aventura; palabras llenas de vida, fuerza, dignidad escritas con el sudor de su frente: un trabajador del verso y obrero no abandona nunca a los de su clase. Gracias al poder de la conciencia sobre el verso, al poder del embrujo de su canto sobre la palabra que su obra maestra se remonta a la memoria colectiva como un universo de pequeños fuegos; millares de estrellitas, alumbrando como ojos que ya nunca podrán cerrar, carcelero!.

A los nuevos ricos de la izquierda parlamentaria 'democrática' que al viejo régimen rezuman y afloran como dioses del nazismo; olvidar nunca: Miguel, te mataron porque había que matar... Había que matar al poeta, para dejar al pueblo sin referencia, mudo, sordo, sin vista... tenía un objetivo, dejar al pueblo desposeído de la verdad. También a las “17 Rosas andaluzas de Gerena (Sevilla), había que matar; encontrados sus restos recientemente en una fosa común con mas de cincuenta casquillos de bala. En ese mismo informe del porque había que matar, tres grandes poetas del siglo XX fueron llevados a la muerte: Antonio Machado, al exilio lejos de su tierra, de su gente, muerto de odio y pena en una tierra hostil a la República. Federico G. Lorca, fusilado por sus paisanos de cráneos de charol. A Miguel Hernández lo encarcelaron sus mismos vecinos, por odio y ser además de culto, libremente comunista. Por la libertad sangró, luchó, pervive entre nosotros... por ella, sus ojos como dos lunas llenas, sus manos como manantiales, árbol carnal generoso y cautivo, dio a los cirujanos, a su pueblo a su independencia más allá que sinónimo de República: LIBERTAD, no es una palabra mansa para el carcelero, nunca podrán borrarla ni matarla.

Dicen, que cuando dejó de respirar, (que no de mirar el espanto de la muerte galopando) con esos ojos de estrella manantial de fueguitos, sus compañeros de cárcel fueron a verle, que alguno hizo unos dibujos de como lo dejó la muerte en unas tierras donde bullía la sangre de la vida arrebatada. Lo sacaron a hombros de la celda, algunos lloraron de rabia e impotencia, dicen, tantas cosas Miguel que nunca abarcarán lo mucho que se te quiso como se te quiere. Miguel quiso a mucha gente en su corta vida y, admiró enormemente a Federico García Lorca, la compañía “La Barraca”, su teatro de acción social era ejemplo para él, ansiaba ganarse la vida a través de la literatura poder seguir viviendo, luchando y soñando, creando.
Durante la II República, la Unión Soviética fue para intelectuales y artistas una atracción, espejo donde mirarse llegando a ser considerada como “patria espiritual de los trabajadores del mundo”. Un cambio radical se operó en Miguel, ideológico y artístico, reflejado en un artículo en el diario alicantino «Nuestra Bandera» a su regreso de la URSS, viaje que realizó con motivo del V Festival de Teatro Soviético en Moscú, representando a la delegación de la II República.

Miguel, saboreó el triunfo del Frente Popular colaborando con otros intelectuales en Misiones Pedagógicas, un movimiento de carácter social y cultural. En 1936 se alistó como voluntario en el ejército republicano y, el 1 de Julio de 1937 viaja a Valencia, ante el II Congreso Internacional de Escritores en Defensa de la Cultura, donde se firmó la "Ponencia colectiva", que acogió a numerosos intelectuales internacionales. Octavio Paz, en la revista “Letras de México”, 1942, destacó de aquél encuentro algo sobre Miguelito: ...llevaba la cabeza casi rapada y usaba pantalones de pana y alpargatas.

¿Qué poeta del mundo podría igualar tal dimensión, profundidad humana, naturalidad y hermosura acorde al ser que representaba su obra?

A dicho Congreso asistieron otros escritores como Pablo Neruda, Nicolás Guillén, Ernest Hemingway, César Vallejo, Vicente Huidobro, Raúl González Tuñón, Andrés Malraux, Luis Aragón, Jean Causso...

21 de agosto de 1937, Miguel recibió un Homenaje, fue en el Ateneo de Alicante, presentado por el músico José Juan Pérez y, como testigo de excepción Vicente Ramos. Días después saldría hacia Rusia junto a cinco compañeros; expedición cultural, en la que Miguel Hernández acudía como dramaturgo y no tanto como poeta:

“Al pisar tierra de la URSS, volví a sentir sobre mi rostro el viento humano respirado por los hombres... En los trenes, en las calles, en los caminos, donde menos se esperaba, el pueblo soviético venía hacia nosotros con los brazos tendidos de sus niños, sus mujeres, sus trabajadores.”

A su vuelta, en París, Alejo Carpentier le graba la voz en uno de sus poemas “Canción del esposo soldado”. Dejó testimonio escrito tras la impresión causada dentro de los diferentes géneros literarios, en poesía, teatro, cartas y artículos de éste viaje a la URSS con escalas.

NOTAS:
 Nota, 1º
(fragmentos del escrito de M. Ruiz Amezcua en la casa donde vivió Miguel Hernández y, en el Palacio municipal de Cultura en Jaén, 8 de octubre de 2010):

“En este país, en la historia de este país el que cuenta la verdad lo paga caro (...) O te vendes o te matas. O te callas o te matan, directamente o por otros muchos procedimientos (…) Lo de Miguel Hernández es una cuenta más en un rosario siniestro. A Miguel le ofrecieron la libertad a cambio del arrepentimiento. Y él les dijo que no (...) Y ésa fue su condena, murió comido por la enfermedad y los piojos (…) A Miguel Hernández, después de condenarlo a la muerte, quisieron condenarlo al olvido. Los grandes historiadores nos enseñaron que todos los países arrastran infiernos en su memoria (…) ¿Dónde está el poema que nos escribió (...) ¿En qué plaza, en qué jardín?. Me refiero a ese poema que circula por el mundo y que nos ha hecho universales, el que se ha convertido en el verdadero himno de estas tierras, ése que no aparece aquí por ningún sitio. ¿Dónde está la estatua que recuerde a Miguel Hernández? Dónde está la Avenida Miguel Hernández? ¿Dónde está laAvenida andaluces de Jaén? ¿Dónde está el Nuevo Teatro Miguel Hernández? Los unos le pusieron otro nombre, el de alguien que, según ellos, ya antes de nacer había hecho mucho por España. Los otros callaron y otorgaron. Y el olvido siguió vivo, creciendo y creciendo (…) ¿Qué pensaría Miguel Hernández en los últimos días de su vida, en las últimas horas, en los últimos momentos?. ¿Se acordaría de aquellos versos suyos?:Amar… Pero, ¿quién ama? Volar… Pero, ¿quién vuela?.”

...Y te quedarás desnudo dentro de tus sentimientos, sin ropa, para sentirla del todo contra tu pecho.

Nota, 2ª

“Ángeles" guardianes de la historia denunciaron a , Ángel Salas Larrazábal, alias el “carnicero de Otxandio”.

(estas denuncias tipo alarma, han venido sucediéndose en los años de la “transición democrática” sin resultado alguno)contaron que...

El susodicho llamado popularmente “carnicero de Otxandiano” por sus métodos de descuartizador -de que como tantos otros- había muerto así como si nada al igual que su líder, el dictador caudillo Francisco Franco. Estas palabras vienen a decir, que murió sin ser juzgado por los crímenes que ejerció libremente contra la población y, sus palabras una vez más, las de los verdaderos “ángeles” quiero decir, partidarios de una verdadera justicia popular, denunciaron una vez más entre miles de denuncias -que acumula el fascismo criminal en manos de “demócratas”- el que éstos descabellados sigan ejerciendo en las instituciones o mueran en la cama tranquilamente cuando les llega su hora y todo: “gracias a su democracia ejemplar.”

El asesino en cuestión, 22 de julio de 1936

Bombardeó la localidad Bizkaitarra de Otxandio: 61 muertos.

Fue Felicitado por su “brava acción” por el no menos fascista, golpista, similares ambos en cuanto a sanguinarios del régimen, general Mola.

55 años después en 1991

El heredero político de la dictadura franquista, Juan Carlos I (Rey): reconoció militar, política e ideológicamente al asesino, Ángel Salas Larrazábal, con el grado de Capitán General. 



Ángel Salas Larrazábal


(Orduña, 1 de octubre de 1906 – Madrid, 19 de julio de 1994):

contaba en su a ver (que se sepa) 618 servicios, 49 combates en el aire con 1215 horas de vuelo, fue abatido cuatro veces y recibió en el avión 117 impactos, con 17 victorias conseguidas en la Guerra Civil y 8 en la II Guerra Mundial con la Escuadrilla Azul.

22 de julio de 1936, junto a José Muñoz Jiménez

Bombardean la desarmada localidad Bizkaitarra de Otxandio, causando 61 muertos civiles.



Se le concedió entre otras ensaltaciones:


La Medalla Militar, la Medalla Aérea, la Cruz de Oro Alemana y Cruz de Hierro de 1ª y 2ª clase. Primer y único Capitán General del Ejército del Aire (1991, en “atención” a los méritos personales excepcionales.)

Miembro del Consejo del Reino franquista, en representación de las Fuerzas Armadas (1974-1976), miembro del Consejo de Regencia que asumió durante dos días la Jefatura del Estado, encargado de la transmisión de poderes al Rey Juan Carlos I (1976), Senador por designación real en las Cortes Constituyentes (1977-1979).

El País”, tras su muerte, dijo:

“Ángel Salas Larrazábal, teniente general del Ejército del Aire, falleció ayer en Madrid a los 88 años de edad. Natural de Orduña (Vizcaya), ingresó en la Academia de Artillería a los 15 años de edad.

En 1930 obtiene el título de piloto militar y es enviado a Marruecos.

Como integrante de la Escuadra número 1 del Ejército del Aire tomando parte en la represión de la Revolución de Asturias en 1934.

El 18 de julio de 1936, tras conocerse la sublevación militar, voló desde Madrid al mando de tres aviones para unirse a las fuerzas franquistas.

En 1941 combatió, al lado del Ejército alemán del régimen nazi, en la campaña de Rusia.

Con posterioridad fue agregado militar en Berlín, Budapest, Helsinki, París y Lisboa.

Fue jefe de la Zona Aérea de Canarias y África Occidental.

En 1974, como teniente general más antiguo, fue nombrado miembro del Consejo del Reino, cargo que ocupó hasta octubre de 1976, cuando pasó a la reserva”.

Nota, 3ª

El proceso de canonización de Leocadio Galán -se inició en la Casa de Misericordia de Alcuéscar- en su libro “Alcuéscar esta es tu Historia”, dice el CANONIZADO, dirigiéndose a jóvenes de Acción Católica: 

Al estallar el Movimiento, elementos del pueblo 'rojo' todavía ignorantes de que en Cáceres habían fracasado nos insultaron atrozmente a un grupo de jóvenes de Acción católica y a mí, lanzando horrendas blasfemias.

Me enfrenté a aquellos desalmados y recuerdo que les advertí que un día podrían salir del pueblo para no volver. Efectivamente, aquella misma noche saldrían para nunca más volver. Recuerdo que antes me había pasado otro episodio análogo:

cuando pasé por la plaza unos mozos se burlaron de mí, rebuznando y soltando palabrotas. Les hice cara diciéndoles:

os advierto que debajo de esta sotana hay unos pantalones y debajo de estos pantalones hay un hombre. Fui capellán de un batallón de ametralladoras de vigilancia que se encontraba cerca de Alcuéscar:

Adelante, Cruzados, a luchar y a vencer 
Sed valientes soldados de Jesucristo Rey 
¿Tu ideal? combatir 
¿Tu victoria? morir ¡por tu Dios y su ley! 
Hermano Cruzado no mancilles tu Cruz 
Hermano Cruzado... Por la Cruz a la luz 
¿Podréis contra ellos? - ¡Sí ! 
¿Y los cobardes? -¡Atrás! 
¿Y los aliados del enemigo? -¡Atrás, atrás !


*Otro ensalzado, ¿también lo canonizaran?, lo leí en Insurgente, hace apenitas cuatro meses (2011), un sábado 26 de noviembre:

El arzobispo de Granada Javier Martínez, dijo que si la mujer aborta, el varón puede abusar de ella. Alegando en una homilía que los crímenes nazis no eran tan "repugnantes" como los que permite cometer la ley de aborto:

"Matar a un niño indefenso, y que lo haga su propia madre, da a los varones la licencia absoluta, sin límites, de abusar del cuerpo de la mujer...”

PD.
Huelga indefinida contra el capitalismo cruel, días de lucha contra el fascismo galopante, hasta enterrarlos en el mar!!! Y, retoñen aladas de savia sin otoño, reliquias de mi cuerpo que pierdo en cada herida. Porque soy como el árbol talado, que retoño: porque aún tengo la vida... Aunque bajo tierra mi amante cuerpo esté, escríbeme a la tierra, que yo te escribiré.

Maité Campillo (actriz)