La crisis del euro, una modesta proposición, el Waterloo de la socialdemocracia y la amenaza del fascismo. Entrevista

Yanis Varoufakis
Sin Permiso

Junto a los profesores Galbraith y Holland, ha puesto usted al día su “Modesta Proposición” en la que indicaba cuatro programas de absoluto sentido común que podrían ayudar a que Europa encuentre una salida al actual desplome. Programas, no obstante, que los países europeos del norte no tienen intención alguna de poner en práctica. Con el actual estado de cosas, ¿no cree usted que la mejor solución para los países europeos del sur sería salir de la moneda única? 


Si pudiéramos volver atrás en el tiempo, la mejor opción habría sido que los países meridionales, además de Irlanda, hubiesen quedado fuera de la eurozona. Indudablemente, el comportamiento de los poderes fácticos, tanto en el norte como en el sur de Europa, ha disipado bien de veras la fantasía, que vimos en torno al 2000, de que la eurozona evolucionaría hacia una entidad federal, posiblemente después de que una crisis existencial amenazara su integridad. Dicho sin rodeos, nuestras élites cometieron un pecado capital metiendo a nuestras naciones periféricas en una versión europea del patrón oro que, como el patrón oro original, primero, dio ocasión a entradas masivas de capital en las regiones de déficit que hincharon gigantescas burbujas y, segundo,  provocó una depresión permanente en los mismos países de déficit una vez que reventaron las burbujas tras el 1929 de nuestra generación (es decir, 2008).

Dicho todo esto, salir de nuestra horrorosa unión monetaria no nos devolverá, ni siquiera a largo plazo, adonde habríamos estado si en principio nos hubiéramos quedado fuera. Una vez dentro, puede que la huida empuje a nuestras tambaleantes economías por un escarpado acantilado. Sobre todo si se hace descoordinadamente, país por país. La razón de ello es de lo más sencilla. A diferencia de Argentina en 2002 o Gran Bretaña en 1931, salir de la eurozona no es sólo cuestión de romper el ajuste entre nuestra propia moneda y otra extranjera. No tenemos una moneda con la que desacoplarnos. Dicho de otro modo, tendríamos que crear una moneda (una tarea que lleva como mínimo de 8 a 10 meses completar) con el fin de desacoplarla o devaluarla. Ese retraso de 8 a 10 meses entre el anuncio de una devaluación y su efectivo cumplimiento bastarían para devolver nuestras economías a la Edad de Piedra.   

Por supuesto, nada de esto significa que la periferia europea deba sufrir en silencio los daños causados por una eurozona insostenible y misántropa. Nuestros gobiernos pueden ejercer sus poderes de veto legales en la próxima cumbre de la Unión Europea o en las reuniones del Eurogrupo. Y exigir que medidas políticas como las que hemos propuesto en nuestra Modesta Proposición, se discutan en serio y tengan la oportunidad de reconfigurar la eurozona de manera que la hagan sostenible.

El Wall Street Journal publicó esta semana las informaciones (hasta ahora) no divulgadas de las declaraciones de los miembros de la junta durante la reunión del 10 de mayo de 2010, que dio paso al rescate de Grecia. Muchos habían predicho su insostenibilidad, que habría permitido únicamente a bancos y acreedores privados recuperar sus inversiones y empeorado la situación socioeconómica del país, sin mejorar, por ende, la tendencia del ratio deuda/PIB. Desde luego, todas las previsiones acertaron. A la luz de estas revelaciones, ¿qué opinión tiene del comportamiento de la troika en su país después de tres años de trabajo?   

Pasará a la historia como la infame Alianza Impía de la Irracionalidad y la Crueldad. Representantes de organizaciones que sabían perfectamente bien que las medidas políticas que estaban imponiendo fracasarían de acuerdo con los criterios que ellos mismos habían establecido llevaron a cabo sus “órdenes” sin escrúpulos, sin orden ni concierto y de un modo que recuerda la banalidad del mal de Hannah Arendt. Su motivo ulterior, que se esconde tras una retórica de ‘salvar’ a nuestros países, no era otra que desplazar las pérdidas de los libros de contabilidad del Deutsche Bank et al sobre los hombros de los contribuyentes más débiles de Europa (incluyendo a quienes en Alemania están sufriendo una severa limitación del valor real de sus salarios).

Como en varios países de Europa, incluso en Grecia somos testigos de la unión de los partidos socialistas y conservadores en la defensa de un modelo económico que llevó a la sociedad al colapso. ¿Cómo juzga la actuación del PASOK de Venizelos y qué responsabilidad les atribuiría en la actual crisis?

Los partidos socialdemócratas se decantaron por una opción fundamental a mediados de los años 90: unir su suerte a la financiarización; asociarse al capital financiero. En aquel momento, tenía para ellos sentido. Nunca había sido fácil para los socialdemócratas extraer valor de los industriales, de los comerciantes, de los hombres de negocios, de los terratenientes con el propósito de financiar el Estado del Bienestar con el que se habían, sin duda, comprometido. Era mucho más fácil, en cambio, cerrar los ojos a las opacas diabluras de los banqueros en la década de 1990 y del 2000 (que, en todo caso, nunca entendieron del todo) y, a cambio, recoger un pequeño porcentaje de las montañas de rentas financieras que consiguieron los banqueros como resultado de ello, rentas que utilizaron para financiar programas sociales (algunos de los cuales valían mucho la pena).

Lo trágico es que en 2008 los bancos se derrumbaron y las montañas de plusvalías financieras se convirtieron en profundos agujeros de pérdidas. En ese punto, los banqueros exigieron que el Estado rellenara esos inmensos agujeros con cantidades que habían pedido prestadas los contribuyentes. Los socialdemócratas se vieron desconcertados. Habían perdido hacía mucho tanto la autoridad moral como la capacidad teórica de oponerse a los banqueros y a sus argumentaciones. Tanto como organizaciones como en su calidad de ciudadanos particulares, habían vendido su alma a un diablo que estaba ahora herido y exigía en términos que no dejaban dudas que ellos, los socialdemócratas, abandonasen todas sus prioridades y acudieran en auxilio de la mano que les había alimentado a ellos y a su querido Estado del Bienestar durante una década. Así que fueron condescendientes con los banqueros y se plegaron a su voluntad. En lugar de exigir una suspensión de pagos de la deuda pública en Grecia y una suspensión de la deuda privada principal en Irlanda, los socialdemócratas se unieron a los conservadores para alinearse junto a los banqueros. Para confabulares con el fin de retrasar cualquier suspensión de pagos hasta que la mayoría de las pérdidas se trasladaran a los hombros de los contribuyentes más débiles.

A lo largo de ese proceso, los miembros más leales de los partidos socialdemócratas se sintieron abandonados. Se habían afiliado y habían luchado durante años para llevar a cabo un cierto grado de distribución de la renta de los que tienen a los que no. De pronto, se encontraron con que sus respectivos partidos socialdemócratas formaban parte de una terrible alianza que, en nombre de ‘salvar al país de la bancarrota’, llevaba a efecto la redistribución más brutal de la renta para beneficiar a aquellos cuyas absurdas acciones habían ocasionado el crac. No pasó mucho tiempo antes de que los socialdemócratas bienintencionados y de verdad abandonaran sus partidos socialdemócratas y quedaran éstos en las sucias manos de logreros y oportunistas que convirtieron estos orgullosos partidos en feudos personales. Justamente el caso del PASOK con Venizelos.

Syriza es hoy el partido de oposición más creíble que se haya enfrentado a la administración de los comisionados de la troika en Grecia. ¿Cree usted que llegará algún día al gobierno? ¿Y qué piensa de la “Agenda Europea” que Tsipras anunció recientemente en el Foro Kreisky de Viena?  

Mi miedo es que la victoria de Syriza llegue demasiado tarde. Que llegue después de que los banqueros, conchabados con el actual gobierno, hayan erigido una Nueva Cleptocracia que, para cuando Tsipras sea primer ministro, se haya convertido en un Estado dentro del Estado. Por lo que respecta a su Agenda Europea recientemente anunciada, me parece que es un faro en la actual obscuridad que representa el paisaje político europeo.

El último punto de su Modesta Proposición 2.0 apela al establecimiento de un programa de solidaridad social para garantizar los necesidades existenciales mínimas de todos los ciudadanos e impedir que la actual crisis se convierta en pretexto para el ascenso del totalitarismo. ¿Cree usted posible que se repita lo que sucedió en los años 30? ¿Cree usted que la situación de Grecia es realmente diferente de la de otros países del sur de Europa?

Sí, hemos repetido los errores de los años 30 y no deberíamos, por tanto, sorprendernos de que hagamos aparecer el mismo tipo de demonios. Puede que Portugal y España no hayan visto aún el ascenso de un partido nazi (afortunadamente). Pero, una vez más, de nuevo, Portugal y España no han asistido a la pérdida de un 30% de la renta nacional, por lo menos todavía no. Si el deterioro llegara a tanto, no me cabe duda de que el extremismo nacionalista asomaría su fea cabeza también allí. Mientras tanto, crecen los partidos de extrema derecha e inclinaciones nazis en Dinamarca, en Holanda, en Austria, en Escandinavia, en Hungría. Europa está jugando con algunos fantasmas muy desagradables que alimenta y refuerza con cada acto de negación de la naturaleza de esta crisis.

(La entrevista la realizó Alessandro Bianchi)

Yanis Varoufakis es un reconocido economista greco-australiano de reputación científica internacional. Es profesor de política económica en la Universidad de Atenas y consejero del programa económico del partido griego de la izquierda, Syriza. Actualmente enseña en los EEUU, en la Universidad de Texas. Su último libro, El Minotauro Global, para muchos críticos la mejor explicación teórico-económica de la evolución del capitalismo en las últimas 6 décadas, acaba de ser publicado en castellano por la editorial española Capitán Swing, a partir de la 2ª edición inglesa revisada. Una extensa y profunda reseña delMinotauro, en SinPermiso Nº 11, Verano-Otoño 2012.