Señales y mensajes del orden mundial para el desarrollo argentino

Por Aldo Ferrer*

En una nota anterior (BAE 15.12.11) destaqué que el antiguo conflicto campo industria reflejaba las malas respuestas a los desafíos del orden mundial. En efecto, entre el inicio del modelo primario exportador, a mediados del siglo XIX, hasta el colapso del Estado neoliberal a fines del XX, la globalización planteó desafíos y oportunidades. En el largo plazo, las políticas prevalecientes la mayor parte del tiempo sucumbieron a los primeros y no aprovecharon las segundas. ¿Cuáles son, actualmente, las señales del orden mundial y , consecuentemente, las políticas que permitan desplegar el potencial del país, profundizar la cohesión social y consolidar el desarrollo integrado del campo y la industria?
Desde la perspectiva de los intereses argentinos, las señales y los mensajes más importantes son los siguientes:
- Predominio y crisis de la financiarización. Las antiguas potencias industriales del Atlántico Norte, que Prebisch llamaba el “centro”, están atrapadas en el sistema que crearon a partir de los desequilibrios de sus pagos internacionales, el crecimiento de la liquidez y la desregulación de los mercados financieros. El aumento de la actividad financiera, en magnitud desproporcionada con las demandas de financiamiento de la economía real, vale decir, de la producción, la inversión y el comercio, promovió la aparición de intermediarios (la “banca en la sombra”) concentrados en la especulación con infinidad de instrumentos (ej.: derivados y seguros de default). La banca tradicional desvió gran parte de su actividad hacia el mismo terreno. La revolución informática y las transacciones procesadas por computadoras aceleraron la velocidad de las operaciones, constituyendo, en tiempo real, un gigantesco casino global operando prácticamente 24 horas diarias 7 días a la semana.
El derrame de los nuevos instrumentos en el sistema financiero globalizado generó el peligro de contagio. A su vez, la existencia de entidades “muy grandes para quebrar” convirtió sus problemas en un riesgo sistémico. La crisis iniciada a fines del 2007 amenazó con el colapso general y provocó la intervención masiva de los Estados y los bancos centrales para rescatar al sistema. La subordinación de los gobiernos a las expectativas de los mercados y a los dictámenes de las agencias evaluadoras de riesgo, ha paralizado las políticas públicas, empeñadas en reducir el déficit y la deuda pública, acrecentados por las operaciones de salvamento. Los países con crisis de deuda que recurren a los prestamistas de última instancia (FMI y Banco Central Europeo) soportan las condicionalidades del ajuste ortodoxo.
¿Cuál es el mensaje de la financiarización? La experiencia argentina y la actual situación internacional confirman que las políticas neoliberales, que promueven el endeudamiento excesivo, culminan con la pérdida de la gobernabilidad y la soberanía y profundas crisis económico sociales.
- Países emergentes y nuevos mercados. La incorporación al mercado mundial de centenares de millones de trabajadores y la industrialización de China y otros países emergentes provocan el crecimiento de la demanda de los productos primarios y de sus precios. Esta tendencia impactó positivamente en las exportaciones de países como los de América Latina, con amplios recursos naturales y capacidad exportadora de alimentos, materias primas y energía. Al mismo tiempo puede generar la ilusión que existe una nueva frontera de desarrollo, fundada en la especialización en tales exportaciones, postergando la industrialización y la transformación productiva. Es decir que el desarrollo y el bienestar son posibles, “reprimarizando” el sistema económico. Es un grave error porque la incorporación de la ciencia y la tecnología, como elementos impulsores del desarrollo, es imposible sin la existencia de estructuras productivas integradas y complejas, que incluyan a las actividades portadoras del conocimiento. La experiencia histórica es concluyente: ningún país subindustrializado y especializado en las exportaciones primarias, por ejemplo petróleo, cobre o soja, ha alcanzado, antes ni ahora, un nivel avanzado de desarrollo.
Los nuevos centros dinámicos de la economía mundial, China en primer lugar, generan la demanda de productos primarios y, al mismo tiempo, son proveedores de manufacturas y capitales. Por esta vía, vuelve a tomar impulso el modelo centro periferia, instalado en tiempos de la Primera Revolución Industrial, en la segunda mitad del siglo, bajo la hegemonía británica.
¿Cuál es el mensaje? Los países en desarrollo, como los de América latina, deben aprovechar las nuevas oportunidades abiertas en el mercado mundial de productos primarios sin postergar su transformación productiva e industrialización.
- Estrategia de desarrollo. La emergencia de nuevos centros dinámicos en la economía mundial, recién señalada, obedece a sus estrategias de desarrollo. Éstas incluyen la rápida industrialización, transformación de la estructura productiva e inclusión de las actividades de frontera, como la microelectrónica y la producción de bienes de capital. Esto les ha permitido el cambio de sus relaciones internacionales y generar una relación simétrica no subordinada con el resto del mundo. Es decir, han escapado a la subordinación inherente al modelo centro periferia.
Para tales fines, esos países han fortalecido su densidad nacional a través de la generación de empleo e inclusión social, impulsado a los emprendedores y liderazgos nacionales, captando inversiones extranjeras, preservando el dominio de los recursos y del mercado interno, consolidando las bases institucionales del desarrollo, rechazando el pensamiento hegemónico promovido por los centros dominantes del sistema y abordando la realidad desde las propias visiones e intereses.
Ninguno de los países exitosos de Asia, vale decir, Japón desde la Restauración Meiji de fines del siglo XIX, hasta, en la segunda mitad del XX y la actualidad, Corea y los otros “tigres asiáticos” y China, se sometieron al “pensamiento céntrico”. Estos países han crecido preservando su capacidad decisoria frente a las centros de poder mundial, vale decir, las grandes potencias y sus reglas del juego de regulación del comercio, las finanzas y el acceso al conocimiento.
¿Cuál es el mensaje? El desarrollo económico es posible a nivel de cada país, si cuenta con los recursos materiales y humanos suficientes y, sobre estas bases, fortalece su densidad nacional y el Estado no se somete a los intereses privados y los mercados especulativos (como sucede bajo el Estado neoliberal). Entonces puede diseñar políticas de despliegue del potencial productivo e inclusión social.
En resumen, éstas son las señales que transmiten las tendencias actuales del orden mundial. Debemos interpretarlas bien y no repetir los errores del pasado, para impulsar el pleno desarrollo del país y la expansión integrada del campo y la industria, erradicando, definitivamente, las viejas y frustrantes antinomias del pasado.

*Economista-Embajador Argentino en Francia