Las políticas necesarias frente al actual contexto

Por Aldo Ferrer*

En notas anteriores destaqué como, en el pasado, las respuestas dadas a las tendencias del orden mundial influyeron en las relaciones campo industria y las señales y mensajes actuales del contexto externo, frente a los cuales, no deberíamos repetir los errores del pasado. En definitiva, cada país construye su lugar y su camino a través de su capacidad de responder con lucidez y eficacia a los desafíos y oportunidades que plantea su contexto externo. En otros términos, cada país tiene la globalización que se merece en virtud de la fortaleza de su densidad nacional y, en consecuencia, la calidad de sus políticas frente al resto del mundo.
En la actualidad, las incertidumbres y los riesgos que plantean la financiarización y la emergencia de nuevos actores en el escenario mundial, sumados a las evidencias acerca de las fuentes del desarrollo en los países emergentes, sugieren que las políticas necesarias en la Argentina deben atender tres campos principales. A saber:
- Gobernabilidad y soberanía. La autonomía de las políticas del Estado nacional es indispensable para navegar en las turbulentas aguas del mundo contemporáeno. Para tales fines es indispensable la gobernabilidad de la macroeconomía y descansar en los recursos propios. Es, en efecto, preciso operar con suficientes excedentes primarios en el presupuesto y superavit en el balance comercial y la cuenta corriente del balance de pagos. El ahorro interno y los recursos propios como fuente fundamental de la acumulación, son necesarios para evitar niveles de gasto apalancados con crédito externo, que culminan en niveles de deuda insostenible y la renuncia inevitable al ejercicio de la soberanía. Todos los países excesivamente endeudados, como lo vemos ahora en varios de la Unión Europea y sucedió en la Argentina hasta la crisis del 2001, están sujetos a los criterios de los mercados y las condicionalidades de los prestamistas de última instancia. Sin soberanía no es posible el desarrollo. Los recursos exterrnos son útiles cuando son complementarios y fatales si son indispensables.
- Estructura productiva y acumulación. La acumulación incesante de capital, tecnología y capacidad de gestión, como fuente fundamental del desarrollo de largo plazo, requiere la transformación productiva, la industrialización inclusiva de las actividades en la frontera del conocimiento y la sosfisticación tecnológica de la producción primaria. Es decir una estructura industrial integrada y abierta, respaldada por una amplia base de recursos naturales y humanos, el mercado interno y el desarrollo equilibrado del territorio nacional.
Esto incluye un modus vivendi con la inversión extranjera que amplíe el acceso a la tecnología y a nuevos mercados, preservando el rol protagónico de las empresas privadas nacionales y las politicas públicas. Una de las mayores enseñanzas que ofrece la experiencia de China y otras naciones emergentes de Asia, es la regulación de la entrada de inversiones estranjeras, para compatibilizarlas con los objetivos del desarrollo nacional. Según un estudio reciente de la OECD, China y Corea figuran entre los países con normas más estrictas para la incorporación de inversiones extranjeras y, al mismo tiempo, son los países con mayor influjo de tales inversiones. Argentina, según el mismo estudio, tiene uno de los regímenes mas liberales del mundo en la materia. El resultado fue el notable grado de extranjerización de la economía nacional, en la cual, de las 500 mayores empresas no financieras, la mayor parte son filiales de corporaciones transnacionales y generan más del 80% del valor agregado del conjunto. Al mismo tiempo, en el período de la hegemonia neoliberal, 1976-2001, se produjo un deterioro económico y social sin precedentes. En conclusión, no es la liberalización indiscriminada sino las politicas lúcidas del Estado nacional, las que permiten atraer recursos complementarios y preservar la soberanía.
- Relaciones internacionales. El desarrollo requiere una relación simétrica no subordinada en la división internacional del trabajo. Esto implica la diversificación de las exportaciones para incluir bienes y servicios de creciente valor agregado y contenido tecnológico y cerrar la brecha que actualmente existe en los mismos, dentro de nuestro comercio internacional. Para tales fines la transformación productiva y la acumulación, destacados en el apartado anterior, son las condiciones necesarias para una relación simétrica, no subordinada, con los ceentros avanzados del mercado mundial. Esto implica no solo erradicar la historica vinculación centro periferia, con las antiguas economías industriales del Atlántico Norte sino, además, construir con los nuevos actores emergentes, con China en primer lugar, una relación madura. Es decir, un intercambio tambien equilibrado en su contenido tecnológico, inversiones privadas directas que preserven el predominio de los actores nacionales y, respecto, del financiamiento, lo dicho anteriormente.
Este esquema de análisis contribuye a entender los avances que ha logrado la Argentina desde la salida de la crisis del 2001 e, incluso, en tiempos recientes, la comprensión más clara de las relaciones campo industria dentro del proceso de desarrollo. En efecto, en la primera de las cuestiones, es decir, gobernabilidad y soberanía, el país ha registrado un avance notable. Transitó desde el Estado neoliberal y la subordinación a la especulación financiera, que predominaron en la mayor parte del período 1976-2001, hacia el Estado nacional y la recuperación de la soberanía. Los equilibrios fsicales, monetarios y de pagos internacionales, fueron fundamentales. Esto incluye la reestructuración de la deuda externa y la reforma del sistema previsional. Parado en sus propios recursos, sin pedirle nada a nadie, el país está en condiciones de determinar sus politicas sin sujetarse a los criterios de los mercados ni las condicionalidades del FMI. La consolidacion de estos logros contribuirá a erradicar la dolarización de activos, para que la totalidad de la elevada tasa de ahorro interno, alrededor del 30% PBI, se refleje en una tasa de inversión comparable.
Respecto de la segunda cuestion, estructura productiva y acumulación, el avance probablemente más notable radica en la renovada prioridad de la ciencia y la tecnología, reflejada en la creación del Ministerio del ramo, los logros del INVAP, la conclusión de Atucha II y los mayores recursos para la investigación y el desarrollo. La recuperación de la actividad indusrtrial y el dinamismo del sector agropecuario, apuntan en el mismo sentido, como asimsimo, la elevada tasa de crecimiento del PBI y el aumento de la tasa de inversión. Queda aún un largo camino a recorrer en estas materias. Por último, la recuperación de la gobernabilidad y la soberania nos ubica en el mundo como un país responsable capaz de administrarse. La experiencia argentina post crisis del 2001, es observada con interes en el resto del mundo.
En resumen, los avances logrados desde la salida de la crisis, reflejan una mejora sustantiva en la calidad de las politicas del país frente a los desafíos y oportunidades de la globalización. La misma refleja, a su vez, el fortalecimiento de la densidad nacional. Vale decir, el enfasis en la equidad y la inclusión social, la renovada impronta nacional de los liderazgos, la capacidad de la democracia argentina de procesar en paz los conflictos inherentes a una sociedad en transformación y la vigencia de las corrientes del pensamiento nacional.
Una última palabra de advertencia. La historia argentina revela que el proceso de desarrollo puede ser interrumpido por acontecimientos traumáticos, como sucedió, por ejemplo, con la demolición del desarrrollo industrial por las políticas del Estado neoliberal. Todo lo logrado en los últimos años está en construcción. Su fortalecimiento requiere ampliar y produndizar los avances en aquellos tres campos en los cuales se resuelve la inserción internacional del país, su desarrollo y la relación campo industria.

*Embajador Argentino en Francia
Fuente: Diario BAE