Eurocrisis

>Por Javier Lewkowicz
 
La crisis económica mundial tendrá un nuevo capítulo en 2012, con Europa en recesión y muchas dudas sobre la capacidad de recuperación de Estados Unidos, que sufre el debilitamiento del modo de acumulación dominado por el sector financiero. En este contexto, la Argentina crecería menos que en los últimos años, aunque por encima del desempeño de las economías del centro. Sectores del gobierno especulan con un segundo semestre especialmente complejo, a raíz de un desplome de la demanda mundial. Tres prestigiosos investigadores de diversa formación académica conversaron con Cash acerca de la génesis, las contradicciones actuales y las perspectivas de la actual crisis sistémica mundial.
Enrique Arceo, de Flacso, describe a la crisis como el resultado de la expansión de Estados Unidos basada en las finanzas, que en Europa tuvo su correlato en el “proyecto alemán” de hacer del Viejo Continente una gran plataforma de exportación, para lo cual requiere el debilitamiento de los estados de bienestar y la consolidación del euro como disciplinador social.
Roberto Frenkel, del Cedes, se enfoca sobre el rol que debiera cumplir el Banco Central Europeo y explica que una salida de Grecia del euro es muy riesgosa y difícil de realizar en el marco de la democracia.
Marshall Auerback, del Levy Institute, critica las medidas tomadas en Estados Unidos y sostiene que el euro se desintegrará si no se aplica un rotundo viraje de la política económica europea.

>Roberto Frenkel, de Cedes

“En 2012 está pronosticada una recesión”

¿Por qué afirma que los países de Europa están sufriendo los problemas de deuda típicos de economías emergentes?
–Porque una vez que estalló la crisis, la solución era que el Banco Central Europeo (BCE) le pusiera un piso al precio de los bonos, como hace la Reserva Federal de Estados Unidos, el Banco Central de Inglaterra y el de Japón, es decir, actuar como prestamista de última instancia también de los gobiernos, porque está descontado que un país que emite en su propia moneda no puede defoltear. Pero de repente el mercado empezó a descubrir que el BCE no era prestamista de última instancia de Grecia. En realidad la entidad compró deuda griega, pero lo hizo de forma autodestructiva, diciendo que estaba en contra de hacerlo, dosificando la intervención y además fue obsesivamente monetarista, porque esterilizó las compras. Los países emergentes siempre emitieron deuda en moneda que no manejan, y ése es el riesgo de default, por iliquidez de un país en moneda internacional. Eso pareciera ser un atributo de los países emergentes. Pero empezó a pasar en Grecia y luego en otros países hasta llegar a España e Italia, por la política que lleva a cabo el BCE. Entonces los países del euro de algún modo se convirtieron en economías de mercado emergente, porque emiten deuda, pero no tienen banco central que los respalde.
–¿Qué efecto puede tener la fuerte provisión de liquidez del BCE a los bancos que se anunció recientemente?
–El BCE va a dar toda la liquidez al 1 por ciento por tres años, contra bonos de los países que están complicados. Entonces los bancos están comprando deuda española e italiana y se la venden al BCE, que les da euros. Se genera demanda para bonos europeos, que terminan en el BCE, igual que si la entidad monetaria los comprara. Eso es un parche, porque tiene un límite, que es el capital de los bancos.
–¿La situación de Grecia es comparable con la Argentina en 2001?
–La diferencia fundamental es que Grecia no tiene moneda propia. Se pueden crear dracmas, pero alguien los tiene que demandar. Sería tremendamente destructivo reformular todos los contratos, todo el sistema de pagos pasaría por un colapso y nada asegura que no haya hiperinflación en dracmas, que la gente no los quiera. Es una salida muy dura, políticamente imposible, de tipo posguerra, difícil de aplicar en democracia.
–Más allá de que ocurra o no una corrida especulativa masiva, ¿cuál es el panorama de Europa en términos de crecimiento económico?
–El crecimiento es esencial para resolver el problema financiero a mediano plazo porque, si no, la relación de la deuda con la actividad económica va a seguir creciendo. Se quiere hacer una devaluación interna, que es depresiva, políticamente complicada y de hecho no se efectiviza casi en ningún lado. Es un mecanismo muy lento y extraordinariamente penoso. Pero es lo único que hay, porque los gobiernos de Europa no tienen instrumentos de política, por eso ponen economistas en los distintos cargos, para dar señales al mercado, como hizo la Argentina en el fin de la convertibilidad. Una posibilidad sería que Alemania haga política fiscal y monetaria expansiva y tenga una inflación superior a los demás países, pero los alemanes no quieren saber nada de eso. Por lo pronto, en 2012 está pronosticada una recesión

>Marshall Auerback, del Levy Institute

“La salida es una ruptura ordenada de la unión”

¿Está la Eurozona en riesgo por una corrida contra los bonos de los países más débiles o los bancos privados?
–Europa está en riesgo en 2012 porque hay un problema de solvencia de los países, que sólo el Banco Central (BCE) puede resolver, y por la deficiente demanda agregada, que requiere una política fiscal más fuerte para compensar la inversión y el consumo privado. En definitiva, el BCE es el único que puede salvar a Europa de una profunda recesión, porque ahora los países no pueden gastar sin obtener ese ingreso a través de impuestos, porque son usuarios, pero no emisores, del euro. Ese es el resultado de un sistema monetario neoliberal. Como único emisor, el BCE puede respaldar a las naciones y evitar que sigan pagando tasas usurarias, pero sólo avanza en ese sentido exigiendo medidas de austeridad, que redundan en una menor actividad económica y mayor déficit público. A menos que el BCE se mueva hacia una dirección más pro-crecimiento, Europa tendrá años de alto desempleo. Lamentablemente, el BCE piensa, al igual que Alemania, que la crisis ha sido causada por excesos fiscales, en lugar de verla como un problema institucional del euro en sí mismo.
¿Pueden Grecia, Irlanda y Portugal recuperar el crecimiento sin salir del euro?
–Una posibilidad es que se cree una autoridad fiscal federal en serio, integrada con el BCE, que desarrolle políticas de gasto y recaudación a ese nivel y que se emitan bonos europeos. Pero dado que eso no va a ocurrir, la única salida es una ruptura ordenada de la unión, que cada país reponga su moneda. Esta última opción no será tomada a voluntad, pero su aplicación se verá forzada a medida que el tiempo pase. Creará enormes de-sequilibrios en Grecia, Portugal e Irlanda, pero de no aplicarse se vienen muchos años de depresión, algo políticamente insostenible.
Sin embargo, los gobiernos parecen apostar por la reducción de salarios, del gasto público y con ello realizar una “devaluación interna”.
–Eso va a acelerar la carrera hacia el pozo y destruirá cualquier vestigio de poder de compra, una política muy contraproducente. Se basan en los casos de Letonia y Estonia, que experimentaron devaluaciones internas masivas y el desempleo continúa en el 20 por ciento. En 2012, la recesión europea se va a intensificar.
Pareciera que la expansión monetaria y fiscal no es suficiente en Estados Unidos para recuperar el crecimiento.
–El déficit fiscal está en el 8 por ciento y no se está aplicando la austeridad europea, por eso Estados Unidos crece, aunque muy poco. Sin embargo, hubo paquetes de estímulo inadecuados porque no fueron suficientemente grandes en términos de inyección de demanda y no estuvieron enfocados a crear empleo. Además, la creencia de que la política monetaria estimulará la demanda fue siempre equivocada, y refleja la promoción que el mainstream hace de esa herramienta. Reniegan de la política fiscal, necesaria por el enorme monto de la deuda privada que tenemos en Estados Unidos.
¿Por qué dice que, si bien existen similitudes con la situación de Argentina en 2001, la débil situación económica de algunos países de Europa es diferente de nuestra crisis?
–Argentina nunca abandonó el peso. La convertibilidad tuvo el efecto, como el euro, de reducir la libertad para aplicar política fiscal expansiva. Cuando la abandonaron, tuvieron ciertas ventajas que los países del euro no tienen: fue en un momento de alza del comercio global y suba en la demanda de commodities, y ahora hay una importante recesión. De todas formas, creo que Argentina demostró que las amenazas de la comunidad financiera internacional de que nunca más iban a recuperar la confianza de los mercados no tenían sentido. El Gobierno hizo una oferta a los mercados del tipo “tómalo o déjalo” y desafió al FMI. Esa es una lección que todos los países deberían tomar. El capitalismo no toma decisiones “políticas”, sólo persigue la ganancia. Los gobiernos soberanos no son necesariamente rehenes de los mercados financieros globales que, creo, no causarían estragos en una economía griega que podría volverse muy competitiva si se restaurara la flotación de la moneda

Enrique Arceo, de Flacso

“La construcción europea es neoliberal”

¿La respuesta neoliberal de Europa frente a la crisis es reflejo de la hegemonía del sector financiero?
–En realidad Estados Unidos es el que tiene un bloque dominante absolutamente cohesionado por el sector financiero. La contrapartida de su crecimiento asentado en las finanzas, en un contexto de caída de la inversión y aumento de los beneficios, fue el consumo de los hogares a través del endeudamiento. El creciente déficit externo creó oportunidades en países excedentarios como China, el Sudeste Asiático, Japón y Alemania. Es decir que la demanda en Alemania no vino de los instrumentos creados por el capital financiero (como en el caso estadounidense), sino desde el sector externo. Alemania trasladó la parte intensiva de sus industrias al este de Europa, con lo cual controló los salarios, aumentó su competitividad y se articuló con China y Estados Unidos. Mientras, los bancos alemanes y franceses financiaron al resto de Europa, que en general tiene una creciente desventaja competitiva respecto de Alemania. En esos países sí se generó un fenómeno parecido al norteamericano, porque su crecimiento productivo está bloqueado y recurren a modelos de expansión financiera, con creciente déficit externo. Sucede que Estados Unidos tiene la Reserva Federal y el Tesoro. En cambio, la construcción europea es neoliberal, ya que el Banco Central Europeo (BCE) no tiene otra función que controlar precios y tiene prohibido financiar a los Estados.
Entonces en Alemania, que hegemoniza Europa, no domina el capital financiero.
–El sector financiero está muy preocupado con esta situación, porque un default lo funde. Pero el eje de acumulación alemán no es el capital financiero. Las finanzas dominan a nivel mundial a partir de la hegemonía norteamericana, pero eso no se da con el mismo peso en todos los países.
¿Qué salidas tiene esta crisis?
–Como dice Paul Krugman, la inflación en Alemania equilibraría la economía europea, o el BCE podría garantizar las deudas de los países en crisis. Ambas salidas chocan con el proyecto alemán, que es disciplinar a la clase obrera europea, desarmar los Estados de Bienestar y crear una gran plataforma de exportación. Eso explica por qué Alemania rechaza toda salida que no esté íntimamente ligada a un ajuste cada vez mayor. Alemania necesita el ajuste, y creo que ese proyecto se devela crecientemente incompatible con la democracia. Por eso la conservación del euro representa el éxito del ajuste alemán. Si les sale bien, habrá dentro de diez años una Europa mucha más desigual, orientada hacia la exportación, y más desligada de Estados Unidos, con el cual va a entrar en competencia.
La guerra de monedas y la exacerbación de la competencia internacional no pareciera ser un fenómeno coyuntural.
–Estados Unidos no tiene otro remedio que incrementar sus exportaciones para enfrentar a China, mientras que Europa también tiene ese proyecto, en un contexto de caída de la demanda mundial. Además, hace crisis el sistema político. Los descontentos se van a la derecha, algo que en la anterior crisis terminó en el fascismo. Creo que se abre una nueva fase de la economía mundial, donde el avance de China presiona sobre los salarios en el centro. No es casual que allí el crecimiento sea 4 veces menor que en la periferia y que en Estados Unidos la mediana de los salarios sea más baja que en 1974. Esto es difícil de sostener en el largo plazo.
¿Cómo evalúa la respuesta a la crisis de parte de Estados Unidos?
–Cuando estalló la crisis todos se volvieron keynesianos, porque frente al riesgo de la caída en un pozo de la economía mundial recurrieron al único elemento que tenían a mano. Pero fue un keynesianismo centrado en la ayuda al sector financiero. En 2010, las finanzas retomaron su ofensiva diciendo que la expansión podría llevar a un incremento de la inflación. Hay un mito que dice que la inflación golpea a los sectores populares y en realidad afecta al capital financiero, porque su capital es dinero. La hegemonía de las finanzas se ha traducido en una política de control de la inflación, por eso el keynesianismo es un enemigo

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