«En Israel no puedes cuestionar los mitos básicos del sionismo»

Koldo Alzola    Ilan Pappe
Gara
27/12/2012
El Movimiento BDS de Boicot, Desinversines y Sanciones contra el régimen de Apartheid en Israel ha celebrado recientemente en Barcelona su conferencia estatal. Un equipo de Uhintifada (programa de solidaridad con Palestina en Hala Bedi y Tas-Tas Irratia) tuvo la oportunidad de entrevistar a Illan Pape, una de las mayores autoridades en la materia y cuya condición de israelí realza su mensaje.
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El autor de «La limpieza étnica en Palestina (2006)» nació en Haifa, ciudad costera de la actual Israel, en cuya universidad fue catedrático de historia hasta el año de su publicación, en el que tras amenazas de muerte a causa de sus opiniones y de su actividad profesional, tuvo que exiliarse a Inglaterra donde imparte clases en la universidad de Exerter, al suroeste del país.
Es autor de multitud de obras en las que revisa desde un punto de vista riguroso la historia oficial de Israel, y además de académico se considera activista. A día de hoy, es uno de los grandes referentes del movimiento mundial contra el régimen de Apartheid Israelí.

Critica la narrativa oficial de la historia de Israel, y la utilización que el estado sionista hace de ella para justificar su existencia. ¿Cuáles son, a su juicio, sus principales «errores»?
El más importante es la aseveración israelí de que los palestinos se convirtieron en refugiados porque ellos mismos eligieron salir, y que salieron porque eso es lo que les pidieron los líderes árabes y sus propios líderes para crear un espacio necesario para que los ejércitos árabes invadieran y destruyeran el estado judío, y que los israelíes hicieron grandes esfuerzos para convencer a los palestinos para que se quedasen, pero que aquellos se negaron a quedarse.
Por contra, he descubierto que los israelíes planificaron la expulsión, y eso es limpieza étnica. Tampoco encontré ningún llamamiento por parte del mundo árabe a los palestinos para que dejasen Palestina. Es una mentira y tampoco encontré esfuerzos por parte de los judíos de convencer a los palestinos para que se quedasen.
Otro tema menor pero aun así importante es que en los libros de historia israelíes Israel es un pequeño David que luchó contra todos los ejércitos árabes que vinieron a destruirle, y esto fundó el mito de que la creación de Israel fue un milagro porque no hay ninguna otra forma de explicar que un ejército tan pequeño fuese capaz de derrotar a un ejército tan grande. Pero en realidad los palestinos no tenían un ejército y el mundo árabe envió un pequeño contingente de soldados, menor que el que tenían los judíos. Además, los ejércitos árabes entraron en Palestina no para destruir el estado judío sino porque la mitad de la población palestina ya se había convertido en refugiada y la opinión pública árabe exigía algún tipo de acción.
El tercer mito que queremos desmontar es que Israel, justo después de la guerra (del 48), buscaba la paz, que es una nación amante de la paz. Los documentos muestran con claridad que los israelíes no tenían interés alguno en llegar a un acuerdo, mientras los palestinos, y el mundo árabe en general, estaban dispuestos a negociar el retorno de los refugiados y algún tipo de reconocimiento de la presencia judía en Palestina.
Con todo, lo más importante es la actitud hacia la sociedad palestina, no solamente la expulsión, también las masacres que la acompañaron, en fin, la limpieza étnica, que tiene una definición bien clara.
En 1948 la legislación internacional no había acuñado todavía el término «limpieza étnica». ¿Es rigurosamente correcta la utilización de dicho término para referirnos a la expulsión de la población palestina??
No estoy diciendo que los israelíes dijeran «mañana empezamos con una operación de limpieza étnica». Pero sí que es interesante, por cierto, que a algunas de sus operaciones, como la de Haifa, las llamaron «limpieza» en hebreo, y querían utilizar el término con ese sentido. utilizaron ese término en hebreo antes de que se convirtiese en término de uso común.
Si utilizas el término «limpieza étnica» no te estás limitando simplemente a describir un evento histórico sino haciendo referencia a un término legal. La limpieza étnica es un crimen, así que los que lo cometen son criminales, y la gente afectada por la limpieza étnica son víctimas de un crimen, y eso es lo que quería decir con que aquellos a quienes los israelíes consideran héroes cometieron un crimen, al menos según el derecho internacional.
Hoy en día en cambio hablamos de estrategia de apartheid. ¿El apartheid israelí es una nueva estrategia o es una consecuencia de la anterior?
La limpieza étnica esta conectada con el apartheid. Una cosa alimenta la otra. El apartheid quiere decir que quieres estar completamente aparte del otro pueblo. Y puedes conseguir esa separación o a través de la limpieza étnica o por la construcción de bantustanes, guetos, cárceles para contener a la gente, o puedes separar por asesinato aplicando el genocidio. Así que la limpieza étnica es una forma para conseguir una realidad de apartheid.
Creo que los israelíes tenían la esperanza de que cuando los expulsaron, los palestinos se integrarían en el resto del mundo árabe y toda la población árabe desaparecería, y así adiós al problema. Y luego vieron que Cisjordania y Gaza siguieron siendo palestinos y ni siquiera lograron expulsar a todos los palestinos de Israel. No fue una limpieza étnica muy exitosa; por eso tuvieron que recurrir a otros métodos: guetos, bantustanes... para asegurar que seguirían siendo el pueblo exclusivo en el territorio.
¿Cómo eligió este campo de investigación? ¿Por qué tomó la decisión de salir de Israel?, ¿Fue como consecuencia de su trabajo profesional que se vio obligado a abandonar Israel?
Fue en parte curiosidad como historiador pero también porque una vez que ví lo que ví eso cambió mi punto de vista. No dije simplemente «OK, soy sionista todavía, lo que he encontrado me hace sentir mal pero seguiré siendo sionista y seguiré escribiendo sobre el precio terrible del sionismo». Probablemente para mí fue un proceso paralelo, por un lado, ver en los documentos una verdad que me había sido negada, una verdad de la que yo no había sido consciente y, por el otro, mi desarrollo personal como activista. Nunca se sabe qué viene primero, pero seguro que el hecho de que supiera cuáles eran los hechos fue muy importante para el desarrollo de mis convicciones y creo que era por eso que me echaron las autoridades universitarias israelíes.
No me echaron por ser mal historiador sino por decir que no podía seguir enseñando la historia de 1948 igual que ellos. Les dije: «Por lo menos déjenme enseñarlo de otra manera, solo un curso, no tienen que cambiar todo». Pero eso no lo podían aceptar. Sentían que era peligroso, que los estudiantes acabarían convencidos.
Así que era la investigación junto con mi propio desarrollo político. Y sabes que la limpieza étnica del 1948 no se ha acabado y que escribía sobre algo que pasó anteriormente pero seguía pasando en el momento en que yo escribía el libro. Es diferente cuando escribes sobre algo que es historia. Si un alemán escribiera sobre el holocausto hoy no se puede decir que el holocausto continúa. Un historiador alemán no va a decir: «Oh, dios mío, estamos todavía masacrando a los judíos». Así que probablemente lo consideraría como su trabajo profesional pero no tendría que ver con sus opiniones sobre Angela Merkel o la Union Europea.
Pero nosotros no podemos hacer eso. Cuando tú escribes sobre el sionismo y los palestinos en 1948, las mismas características de la acción sionista de entonces están todavía aquí con nosotros en 2012, y estaban allí seguro cuando empecé a investigar estos temas en los años 80. 1982 fue el primer ataque israelí a Líbano, 1986 fue la primera Intifada, así que no fue solamente historia, porque la gente involucrada estaba viva todavía. Algunos de los que cometieron atrocidades en 1948 estaban todavía vivos. Rabin, Peres, Dayan estaba vivo todavía en 1982, Alon... quiero decir que esta gente estaba todavía por allí.
¿Encontró pruebas de que ellos estaban involucrados?
Claro que sí. Estaba todo documentado. No lo escondieron, no les daba vergüenza. Tienes que entender que ellos creían que estaban haciendo lo correcto. Por aquel entonces fue una lógica de autodefensa. «Si no los expulsamos nosotros ellos nos van a expulsar». No fue simplemente por odio a los árabes por ser árabes, o querer matar árabes. Dijeron que solamente había sitio para un pueblo, ese era su proyecto.
Todas estas conclusiones fueron las que le llevaron a tener que abandonar tu puesto en la universidad y el país. ¿Podemos concluir que no hay libertad de cátedra en Israel?
Evidentemente no. Puedes enseñar muchas cosas en Israel pero no puedes cuestionar las verdades básicas del sionismo.
¿Y los estudiantes palestinos?
Para ellos es peor. Los profesores y estudiantes judíos todavía pueden hablar con más libertad que los estudiantes árabes. Si un profesor árabe en Haifa hubiera dicho lo que dije yo, no habría perdido solamente su puesto de trabajo, habría acabado en la cárcel. Hay una diferencia. Yo perdí mi trabajo pero, hasta la fecha, no se han atrevido a encarcelar a un judío por expresar sus opiniones.
Pero eso podría cambiar porque Israel esta cambiando a peor. Mi apoyo al boicot fue uno de los motivos para mi expulsión de la universidad, pero nadie podía procesarme. Pero en 2010 aprobaron una ley por la que ya no solo pierdes tu trabajo por apoyar el boicot, sino que puedes pasar tres años en la cárcel. Todavía no lo han implementado, estamos esperando ansiosos para ver quien será la primera persona imputada.
«Es muy difícil ir contra tu propio pueblo»
¿Cómo se lleva la implicación personal en una acción política contra el sionismo?
Es muy difícil ir en contra de tu propio pueblo, de tu tribu. Escupes sobre aquello que fue sagrado para ti, y que todavía lo es para tu familia... No es solo que la estés ofendiendo, o una cuestión ideológica, es mucho más profundo, es que los has avergonzado...Como les recuerdo insistentemente a mis amigos israelíes, que no se atreven (a oponerse al Estado)... por miedo a las consecuencias, «os preguntáis siempre cómo pudieron ser tan pasivos los alemanes cuando estaban asesinando a los judíos. Y eso que en la Alemania nazi, si te oponías, lo mejor que te podía pasar era que te fusilaran... y aún así hubo alemanes que se opusieron... En nuestro caso, sí, es desagradable... pero, de alguna manera no es tan siquiera peligroso; ¿entonces por qué no lo hacéis? Cuantos más seamos, será más fácil».
¿Cree posible un cambio dentro de la sociedad israelí o tendrá que ser impulsado por la presión internacional?
Creo que ambos, porque nos enfrentamos a peligros urgentes y no podemos esperar a los cambios internos. Se requiere la presión externa, pero np basta con la presión; hay que reeducar a la gente, cosa que lleva más tiempo. Pero pienso que se retroalimentan. La presión externa convencerá a aquellos israelíes dispuestos a enfrentarse a la perspectiva hegemónica israelí de que no están solos, y que lo que están diciendo tiene sentido... porque lo menos que te dicen en Israel es que estás loco, y lo peor, que eres un traidor. No quiero decir con esto que tienes que cambiar la mentalidad de cada sionista israelí. Sudáfrica pasó al post-apartheid y no creo que cada uno de los blancos en Sudáfrica dejó de ser racista. Muchos siguieron siendo racistas mientras se elegía a Mandela; pero cambiaron los suficientes como para permitir el proceso de cambio.
Se habla de tres frentes para combatir el apartheid: Palestina, la sociedad israelí, y el frente internacional...
Todos tenemos un papel que jugar. Los judíos israelíes progresistas en la sociedad para cambiar las opiniones; los palestinos tienen sobre el terreno un papel que jugar y sus propios problemas que resolver como la representación... En el movimiento de solidaridad internacional, la Campaña del BDS ha llegado a ser muy importante porque no es solo hacer que algo sea más efectivo, sino que ofrece a la gente una línea de acción más clara, y eso está bien...
No obstante, creo que la misión principal de la comunidad internacional debería ser convencer a los principales medios de comunicación y a las élites políticas para que hagan algo, porque no se puede hacer todo desde la sociedad civil. En el caso de Sudáfrica, lo más importante fue cuando la campaña de boicot pasó a ser una campaña de sanciones. Hay que convencer a los gobernantes, no ideológicamente, sino convencerles de que no es bueno para ellos hacer lo contrario. K.A.