Rafaela. Los hermanos Fasoli y la historia del frigorífico

Por Blanca M. Stoffel
Diario La Opinión (Rafaela-Sta. Fe)
Publicado el 25 de marzo de 2012

Uno de los grandes engranajes que movieron la sostenida expansión de Rafaela, fueron sus industrias y, entre estas, el Frigorífico Fasoli, como se lo llamaba en los comienzos, desempeñó un papel importantísimo.

De ahí el mérito de sus iniciadores. Ellos fueron los hermanos Luis y Bautista Fasoli que, oriundos de Italia (nacidos en Mandello del Lario, provincia de Como), llegaron al país en 1912. Luis Fasoli había nacido en 1893 y murió en Rafaela el 1º de octubre de 1956 (1).

De Buenos Aires se trasladaron a Aurelia, porque aquellos inmigrantes tenían más fe en las poblaciones recién nacidas, que en la gran capital. Allí empezaron a fabricar embutidos radicándose en Rafaela al año siguiente, instalándose precariamente en las afueras de la ciudad, al norte de Rafaela, sobre el camino de tierra que años después sería la Ruta 34, en donde en un galpón de chapas comenzaron a fabricar chacinados. 

En 1916 los hermanos Fasoli adquirieron un amplio terreno e iniciaron la instalación del que es hoy uno de los más importantes frigoríficos del país.

Durante muchos años, esta industria que tuvo un vertiginoso crecimiento, se constituyó en una fuente de trabajo importante por la cantidad de obreros y empleados, unos 1.500, que requería la elaboración de enorme cantidad de fiambres, desde el comienzo de la tarea, es decir, el faenamiento, hasta la clasificación y elaboración de numerosos embutidos que poco después empezaron a enviarse al exterior.

Giró muchos años con la sola firma de don Luis Fasoli y luego se transformó en Sociedad Anónima; posteriormente cambió su nombre por el de Frigorífico Rafaela.

No sabemos qué destino tuvo su hermano Bautista, pues de él no nos hablan las crónicas periodísticas a partir del momento en que adquirieron el terreno para la fábrica de chacinados- 

Junto a su notable actividad, don Luis Fasoli fue generoso con la ciudad, efectuando importantísimas donaciones que el pueblo recordará siempre con simpatía. Por esa razón la Municipalidad de Rafaela, por Decreto Nº 2047 del 5 de diciembre de 1957 designó con su nombre a la calle que desemboca en la puerta de entrada al Frigorífico.

Pero, remontándonos en el tiempo, buscaremos a don Luis Fasoli y a su hermano alrededor de los años 1914, 1915 o 1916. ¿Qué hacían entonces? Ambos recorrían los campos cercanos para comprar caballos y vacas fuera de servicio, es decir, secas o viejas. Se movilizaban en un carro de dos ruedas (Tumbero) tirado por un caballo viejo y un poco flaco venido a menos. Compraban los animales y los faenaban en el mismo campo y en tarros de 20 litros (los clásicos tarros de kerosene de esa época), que estaban fuertemente atados detrás del tumbero, distribuían los distintos tipos de carne, huesos, grasa, sangre, cuero y el resto sobre la chata del carro. No desperdiciaban nada. Por las chacras los denominaban “El Húngaro” o “El Croto”, llamados así por su aspecto desaliñado y desprolijo. Pero, a simple vista se notaba en ellos una férrea voluntad, amor al trabajo y el deseo de progresar, además de viveza comercial lo que lo llevó por lo menos a Don Luis a ser, años después, un poderoso industrial.

Alguien dijo que a Fasoli sólo se le perdía el grito de los animales.,

Llevaba todo a Rafaela y allí en un pequeño galpón de zinc, a la vera de lo que es hoy la Ruta 34 elaboraba sus productos.

Muy cerca de la chacra de mis padres estaba el galpón -que era muy pequeño -a la vera de la ruta . Mi padre solía decir que cuando pasaba con los caballos cerca del galpón estos emprendían un apresurado galope.

Este galpón se conservó durante muchos años dentro de la fábrica y sólo desapareció más tarde con nuevas ampliaciones. Hoy en ese lugar hay cámaras y salas de máquinas (2). 

El rápido crecimiento de la empresa se demostró de inmediato ya que en el año 1927 era capaz de procesar 5.000 kilos diarios de chacinados cifra que en el año 1932 se había duplicado.

Don Luis estuvo siempre al frente de la empresa, e incorporó a muchas mujeres como obreras del frigorífico así como empleados de zonas vecinas, gente de las poblaciones cercanas que encontraron en el Frigorífico su primer trabajo. Impuso a sus productos la marca LARIO en homenaje a su pueblo natal y la patria de sus padres y abuelos.

Rafaela tiene muy buen recuerdo de don Luis que supo estar presente con valiosas donaciones a instituciones de la ciudad: al Hospital Regional, a la Asociación para la Lucha contra la Parálidis Infantil, a la Iglesia Católica, al Sindicato de la Carne, y a todos aquellos que por alguna necesidad recurrían a su generosidad.

Su sencillo y modesto origen no le impidió, a través de los años, llegar a ser un poderoso industrial al que Rafaela le debe gran parte de su desarrollo y crecimiento industrial.

Notas:

(1) Santillán, Diego A. de  Gran Enciclopedia de la Provincia de Sta.Fe.   Tomo I. Buenos Aires,Ediar1967 
(2) Datos recogidos por Alcira Y.de Chianalino por relatos de su madre Melanía Inwinkelried de Yacob cuando vivían en Bella Italia y que conoció personalmente a don Luis Fasoli en esa época.