El Estatuto del Peón

El 8 de octubre se celebra el Día del Trabajador Rural. Esta conmemoración está relacionada con la fecha de sanción del Estatuto del Peón Rural, el 8 de octubre de 1944. El 15 de octubre, sin embargo, Juan Domingo Perón firmó el Estatuto en la Secretaría de Trabajo y Previsión.

Desde su lugar en el gobierno, Perón buscó defender al pueblo argentino. En los conflictos laborales, siempre favoreció a los trabajadores por sobre los empresarios. Así, Perón logró el reconocimiento de un pueblo que no hace mucho había crecido ingentemente en el número de trabajadores.
En este contexto, se entiende que los beneficios y garantías laborales se quisieran extender a los trabajadores rurales. Defendiendo el salario del peón y la estabilidad laboral, Perón bregó por lograr que los salarios no pudiesen ser embargados, que se les pagara en la moneda nacional y que se incluyera a los peones en los convenios de trabajo nacionales. De esta manera, se establecieron salarios mínimos, descansos obligatorios, alojamientos dignos, provisión de alimento y ropa de trabajo, asistencia social y vacaciones pagas.
Parece insólito creer que en Argentina, hace no tanto tiempo, había gente que trabajaba en estas increíbles condiciones. Desde la perspectiva de Perón, como secretario de Trabajo y Previsión, la tierra no podía ser sólo un bien con valor de renta: la tierra debía ser un bien de trabajo.
Así lo expresó el propio Perón: “Este estatuto tiende a solucionar posiblemente uno de los problemas más fundamentales de la política social argentina (…) no es menor la esclavitud de un hombre que, en el año ‘44, trabajaba para ganar 12, 15 o 30 pesos por mes. Y esa es la situación del peón. Se encuentra en una situación peor que la del esclavo, porque a éste el amo tenía la obligación de guardarlo cuando viejo, hasta que se muriera. En cambio al peón, cuando está viejo e inservible, le da un chirlo como al mancarrón para que se muera en el campo o en el camino. Es una cuestión que ningún hombre que tenga sentimientos puede aceptar”.
La puesta en práctica del Estatuto del Peón mejoraría significativamente la vida de los trabajadores del campo. Así sería hasta 1980, cuando durante el último gobierno militar se implementara un régimen de trabajo autónomo rural que, entre otras cosas, no fijaba una jornada de trabajo limitada (permitiéndose las jornadas laborales de “sol a sol”).
La ley de Trabajo Agrario instaurada por Videla y Martínez de Hoz se derogaría recién en 2011, cuando la presidenta Cristina Kirchner elevó al Congreso un nuevo proyecto de Estatuto del Peón Rural que fue aprobado por 68 a 1. Esta nueva norma redujo la edad jubilatoria a 57 años y agregó una licencia por paternidad de 30 días. Además, mantuvo las remuneraciones mínimas (no pueden ser menores al salario mínimo vital y móvil) y fijó en ocho horas la jornada laboral. De ahí en más se reconocería el pago de horas extras, el descanso semanal y se impusieron condiciones adecuadas de higiene y seguridad.
La historia nos exime de esgrimir mayores argumentos. Los gobiernos peronistas siempre han puesto al trabajador como el eje del movimiento económico nacional, imponiendo mejores condiciones para el trabajo de todos y todas. En contraste, la futura ley de flexibilidad laboral que se está pregonando desde las esferas del gobierno actual demuestra la antipatía ideológica que debería alertar al pueblo de su implementación.