Trump en Caracas

Por Maciek Wisniewski*
para La Jornada (México)
publicado el 8 y el 22 de marzo de 2019

Parte I

La estrategia de cambio de régimen sigue firme (bit.ly/2tSDtuh); también la tendencia de menospreciar la fuerza del chavismo e ignorar los meandros de la situación en Venezuela (bit.ly/2TiKFPD).
Pero ahora que ya bajó el show –y el polvo de la incendiada por la misma oposición ayuda humanitaria ( a.k.a. el material para las guarimbas)– y la actual asonada golpista y el afán de liberar a Venezuela –digo, recolonizarla– se ven estancados, algunas cosas empiezan a aparecer con más claridad.
Por ejemplo intenciones y motivos de Trump & su pandilla.
1). Para que no haya duda: el magnate estuvo obsesionado con invadir a Venezuela desde el principio (bit.ly/2u6z2M9).
Una y otra vez levantaba el tema con sus asesores; a mitades de 2017, en un gabinete de seguridad quería saber ¿por qué EU no está en guerra con ella, si tiene todo este petróleo y está en nuestro patio trasero? (bit.ly/2NmJaty).
Ante las respuestas insatisfactorias –grosso modo: sería complicado– delegó el tema por encima de los canales habituales a los hardliners (nbcnews.to/2FVHDsB ): M. Rubio (senador de Florida) y J. Bolton (asesor de Seguridad).
Una de las últimas misiones de R. Tillerson –el anterior secretario de Estado– a cargo de la militarización del petróleo en su gabinete, era reclutar oficiales renegados de las FANB... (sin éxito).
2). El ungimiento exprés de J. Guaidó –el autoproclamado presidente legítimo/interino– seguía este guión y estuvo teledirigido desde Washington: primero una llamada de Pompeo (el sucesor de Tillerson), otra del vicepresidente Pence –junto con su televisado llamado a derrocar al tirano Maduro– y finalmente el tuit-reconocimiento de Trump seguido por el de los países convencidospor Washington que su caída era inminente....
Al parecer como la de Fidel... (¿se acuerdan este refrán de uno de los tomos E. Galeano?).
3). Trump, Pompeo, Bolton, Rubio –todo parece aquella película cuyo contenido se explica con puro elenco...– y finalmente E. Abrams –el enviado especial a Venezuela (bit.ly/2EA2FdU).
Hoy encargado –entre otros– de imponer nuevas sanciones a Venezuela... y ayer de promover y tapar masacres a lo largo de Centroamérica, coordinar la contra nicaragüense armándola –¡sí!– bajo el disfraz de ayuda humanitaria (siendo condenado luego en escándalo Irán- contras y absuelto por el Bush-padre), dirigir el golpe a Chávez (2002) y finalmente –igual que Bolton– organizar la invasión de Irak (2003).
O sea...
4). Tanto Pence, Bolton como Tillerson –previo a su defenestración (bit.ly/2XLXiRY)– desempolvaron y relegitimaron con Trump de modo inequívoco la vieja Doctrina Monroe (1823) que hoy sobre todo significa impedir que otros avancen sobre los recursos naturales del hemisferio occidental que pertenece a los EU.
Pence (abandonando el aparente e inicial isolacionismotrumpista): “En la región el presidente está listo a intervenir ‘por las razones correctas’”.
O sea: los recursos.
5). “Los que hablan con ‘lenguaje humanitario’ –bien remarca R. Iturriza (bit.ly/2Tw4J02)– más que advertir de lo que viene (o tiene lugar), anticipan la realidad que ellos mismos desean que se materialice”.
Así Venezuela es hoy un caso clínico del capitalismo del desastre(N. Klein), que va abriendo nuevos mercados y creando oportunidades de negocio, bajo el cobijo de la existente, pero orquestada, crisis y/o emergencia humanitaria.
La Asamblea Nacional opositora (¡Guaidó!) habla de un colapsocausado por Maduro (a su vez no sin culpas en su gestión y manejo de la situación...) y su –supuesto– modelo totalitario de la economía y la política (bit.ly/2FY4FA0).
Nada, claro, sobre herramientas externas de maquinación de esta crisis: sanciones de Estados Unidos que literalmente matan a los venezolanos (bit.ly/2H2ZpvB) y el imperialismo financiero que asfixia a la economía (bit.ly/2tQiGHO).
6). “La ‘humanitarización’ del discurso es sólo la nueva expresión del viejo afán de deshumanizar al chavismo” (R. Iturriza Ibídem).
Las muchas veces absurdas y contradictorias comparaciones del gobierno y la situación en Venezuela –de Chávez a Hitler y Stalin, de Maduro a Saddam o Gadafi, de funcionarios chavistas a Eichmann, de Venezuela que sufre un Holodmor (hambruna estalinista en Ucrania), o es como Francia, Holanda y Bélgica bajo la ocupación nazi y de allí la necesidad de un D-Day (bit.ly/2Ttps4R), un lema reusado hoy por Guaidó– siempre cumplían la misma función.
En fin. La historia no deja de cautivar. Cuando en 2017 Trump –no necesariamente un polihistor– insistía en invadir a Venezuela invocó, con elocuencia imperial, la invasión de Panamá (1989) de Bush-padre como modelo.
Maduro sería aquí por supuesto un otro Noriega.
El efecto transformativo de Panamá para la ley internacional abrió el camino para la invasión de Irak en 2003 de Bush-hijo (bit.ly/2H0kA10) que también –y mientras tanto– apostó a llegar a Caracas mediante a Carmona el breve.
Pero el golpe fue un fracaso y toda la operación una vergüenza para Washington.
Trump apostó a hacer lo mismo mediante Guaidó “sin tierra/sin ejército/sin –o con poca– gente”. Pero el golpe fracasa (bit.ly/2HfLD7X) y la invasión –según el propio Abrams– parece distante (ind.pn/2EQxw7o). ¿Y la vergüenza?

***
Parte II

Curioso cómo para algunos Trump –entre otros un estafador y un mentiroso compulsivo (wapo.st/2n4QayF)– puede resultar cuestionable en muchos aspectos, pero en cuanto a Venezuela de repente dice pura verdad y sus intenciones son más limpias que el agua (véase: parte I, bit.ly/2EOyQGI).


Curioso cómo para los mismos, la crisis en Venezuela que no tiene nada que ver con llevar y/o restaurar la democracia en este país(bit.ly/2tP0uyg), de repente tiene que ver todo con esto (basta leer y escuchar los medios mainstream).
Les pasa a los liberales (sujetos con una intrínseca doble personalidad).
Les pasa a una parte de la izquierda (sobre todo la estadunidense).
Veamos.
1). ¿Se acuerdan por ejemplo de esto? 59 Tomahawks –y una MOAB–, gastados en el primer ataque de las fuerzas estadunidenses ordenado por Trump en Siria y Afganistán –que antes se decía aislacionista, algo que lo descalificaba para la Casa Blanca (sic)–, fue el precio para que la comentocracia liberal dejara de compararlo con Hitler y reconociera que llegó a ser el presidente(bit.ly/2VIlXVs).
De igual modo rutinariamente tachado de totalitarioautoritariola más oscura amenaza a la democracia –y en algún momento comparado con Chávez (bit.ly/28OJqgW), una paralela curiosamente diseñada también para seguir denigrando al... líder bolivariano–, desde que le subió el fuego a Venezuela se volvió su más grande defensor.
2). Allí están los demócratas, al lado de los trumpistas, usando – grosso modo– el mismo lenguaje que legitima la trama golpista: Maduro es un dictador que no merece nuestro apoyo y debe aceptar la ayuda humanitaria (bit.ly/2NLTdbI).
Así opina su cúpula; así parece opinar incluso –con matices– Bernie Sanders, también conocido como la última esperanza del progresismo(bit.ly/2JgN9t4); así piensa la mayoría de los opinólogos liberales que amaron y abrazaron incluso a Abrams, el criminal de guerra –Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Irak– hoy a cargo de Venezuela (bit.ly/2C5B7Nd).
No por nada fue Barack Obama quien en 2015 declaró una emergencia nacional por motivo de Venezuela –una amenaza inusual y extraordinaria a la seguridad nacional y la política exterior de EU– emitiendo las primeras sanciones.
3). El tema de Venezuela –de modo dialéctico– une las dos alas en el Capitolio y a la vez marca una línea divisoria en la política estadunidense. La “arenga ‘antisocialista’” de Trump es un buen caso: por un lado Venezuela –un viejo y preferido motivo ideológico de los comentaristas liberales-conservadores (bit.ly/2W6ywtQ)– le sirve como un argumento en contra de la creciente popularidad de las ideas tachadas de socialistas (bit.ly/2Tzwlyk); por otro, los mismos blancos de sus ataques (Sanders et al) al rehuir solidarizarse con las luchas antimperialistas reales acaban cerrando las filas con él (bit.ly/2XKHi2G).
4). Así instrumentalizando a Venezuela –bien subraya Greg Grandin– Trump no hace más que Bush-padre o Reagan en sus tiempos aprovechando sus guerras para reordenar lo interno: “pero si la ala ‘izquierda’ de los demócratas no quiere sólo ‘reaccionar’, sino imponer su agenda, también tiene que empujar una nueva narrativa en la política exterior” (bit.ly/2SeWkOh).
5). Lo más curioso sin embargo es cómo los liberales para quienes “las fake news son la más grande amenaza a la democracia de nuestros tiempos” siguiendo a Trump (...¡el rey de las fake news!) al abrazar y legitimar a Guaidó un presidente paralelo/2.0 (bit.ly/2t0onCy) pasan por alto que: a) él mismo es un fake news: la base constitucional de su autoproclamación fue inexistente (bit.ly/2tc1vA2); b) es alguien que gobierna principalmente por medio de ellos: ayuda humanitariadeserciones masivas de las FANB (bit.ly/2tHxkRO), apagón (orígenes/consecuencias), etcétera; c) es una construcción ad hoc de Washington (bit.ly/2RSIbqx), inflada en una potente operación comunicacional.
6). Y finalmente esto: Caracas dice que se trata de petróleo; Washington dice que se trata de petróleo: allí está Bolton: Sería una gran diferencia económica si nuestras compañías gestionarían e invertirían en el petróleo venezolano (fxn.ws/2B4IJz5); allí está el deal –que tal vez en términos similares ya fue presentado a Guaidó que busca reapertura de industria energética (reut.rs/2u9ro48)– que Trump pensó que había que ofrecerles a los rebeldes libios (2011): 50 por ciento del crudo por la intervención (bit.ly/2Bc6XaR); y sin embargo... allí están los liberales: ¡Esto no se trata de petróleo!
En fin. Confieso que encuentro las comparaciones de Guaidó a un nuevo Obama –el héroe liberal– fabricadas con un clic de las apps de los medios –al igual que aquellos posters de L. López, su padrino, con la plantilla de Hope– muy atinadas.
Pero sólo en la medida en que nos remiten al legado golpista de éste en Honduras (2009), que hoy –también como consecuencia– tiene un presidente realmente ilegítimo, a diferencia de –si uno lo quiere o no– Maduro (bit.ly/2U2c04J).
Para los que no se acuerdan: Juan Orlando López robó las elecciones de 2017 (bit.ly/2tU4LRb).
¿Había dicho Trump algo de esto?
¿Trump en Tegucigalpa?
¡Bah! Al final Zelaya tenía que pedirle el petróleo a Chávez y era sólo su títere. Así decían.
Periodista polaco

Fuentes:  Parte I  y Parte II