EEUU: fiera disputa por el acuerdo nuclear con Irán

Ángel Guerra Cabrera
La Jornada [x]

Treinta y seis generales y almirantes retirados de Estados Unidos han publicado una carta apoyando vigorosamente el acuerdo sobre el programa nuclear iraní alcanzado tras largas y arduas negociaciones con Teherán del grupo 5 más 1. Dicho grupo está compuesto por China, Estados Unidos, Francia, Reino Unido y Rusia (los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU) más Alemania.

La carta afirma que no hay mejor opción para prevenir que Irán se haga con el arma nuclear, que la acción militar sería menos efectiva que el acuerdo y que si éste es rechazado por Washington, Irán podría disponer del arma nuclear dentro de un año. Un rabino y ex capellán naval, el almirante Harold L. Robinson, que firma la misiva, ha sentenciado: Como sionista de toda la vida, devoto de Israel, como alto oficial retirado y como rabino durante más de 40 años y operando sin estorbos institucionales tengo esta única perspectiva. Quienes amamos a Israel en Estados Unidos no tenemos un solo pensamiento y una sola voz sobre este asunto. Pensé que era importante que representara algo de la diversidad de la comunidad judía estadunidense.

La carta de los jefes militares retirados sigue a otra enviada al presidente Obama el pasado fin de semana por 29 de los más relevantes científicos estadunidenses, quienes calificaron el acuerdo nuclear como técnicamente sólido, riguroso e innovador.

Las cartas son un importante apoyo a la batalla que libra cuesta arriba Obama para conseguir que un sustantivo número de legisladores demócratas voten en contra de la resolución de desaprobación del acuerdo nuclear, que se discutirá en el Congreso el mes que viene. Si pasara dicha resolución la Casa Blanca no podría levantar las sanciones a Irán y, por supuesto, Estados Unidos se vería enfrentado a sus más cercanos aliados, urgidos de hacer negocios con Irán y que no ven razón alguna para echar abajo un trato que costó tantos esfuerzos de sus diplomáticos. Como ha dicho el secretario de Estado John Kerry –que mañana, por cierto, inaugura su embajada en La Habana– los aliados se reirían de nosotros y el dólar dejará de ser la moneda de reserva internacional si este acuerdo es rechazado por Washington.

Obama ha ido más lejos al expresar que la opción es entre la diplomacia y alguna forma de guerra(con Irán).

El acuerdo ha recibido el apoyo de la gran mayoría de los gobiernos del mundo, incluyendo los de América Latina y el Caribe, la Unión Europea, Asia, África y, por supuesto, del Consejo de Seguridad de la ONU. De la misma manera, de todas las organizaciones y voces progresistas y democráticas que abogan por la paz y la desnuclearización del planeta e incluso por una corriente de opinión representada en Israel por el importante periódico Haaretz, que llamó en su editorial del 14 de julio de este año a dar una oportunidad a la diplomacia y ponderó varios aspectos positivos que según su análisis tiene el acuerdo para Tel Aviv.

Más aún, encuestas muestran que 60 por ciento de los judíos residentes en Estados Unidos respaldan el acuerdo, superior al 55 por ciento de estadounidenses que mantienen igual postura. Los judíos estadunidenses a favor consideran que las posiciones ultranacionalistas del gobierno del primer ministro Benjamin Netanyahu son cortas de miras y a la postre operan contra los intereses de Israel a largo plazo.

Y es que sólo el gobierno neofascista de Netanyahu y las fuerzas más derechistas y reaccionarias del mundo, como los principales candidatos del Partido Republicano a las elecciones de 2016, casi la totalidad de legisladores de ese partido y una apreciable cantidad de sus colegas demócratas, se oponen al acuerdo.

Ni qué decir la febril actividad que desarrolla contra el arreglo alcanzado el famoso Comité Estadounidense Israelí para Asuntos Públicos(AIPAC), considerado el segundo lobby en importancia en Washington luego de la nefasta Asociación Nacional del Rifle. El AIPAC gastará entre 25 y 150 millones de dólares para persuadir a congresistas demócratas de votar contra el acuerdo cuando sea discutido en el Congreso y promover buena prensa a favor de su causa. La organización sionista está creando una coalición en colaboración con el impresentable Netanyahu para lograr una mayoría suficiente de votos capaz de impedir el veto de Obama a una resolución no aprobatoria del Congreso. Por ejemplo Chuck Schumer, segundo de a bordo de los demócratas en el Senado, ha desertado al bando contrario al acuerdo.