Una “convergencia estratégica” entre Egipto e Israel

Alian Gresh

¿Cómo interpretar la decisión de los Estados Unidos de suspender una parte de su ayuda a Egipto?
Si los medios de comunicación egipcios atacan estas medidas y creen encontrar en ellas la confirmación de que el ministro de defensa y dueño verdadero de Egipto, el general Abdelfatah al-Sissi es un nuevo Násser el diseño de Chappatte en el International Herald Tribune (11 de octubre de 2013) parece más próximo de la realidad: donde se ve al presidente Baraka Obama como si fuera un policía que pone una multa por exceso de velocidad a un vehículo militar que dispara a la muchedumbre y aplasta a los partidarios del expresidente Muhamed Morsi.

Los oficiales americanos -no menos de cinco pero protegidos por el anonimato- se encargaron de explicar a al prensa esta decisión y de precisar que la administración no había aún decidido si el derrocamiento del presidente Mohamed Morsi era un golpe de estado o no. También precisaron que las conversaciones entre el secretario de la defensa Chuck Hagel y el general Al-Sissi habían sido un éxito y que los dos hombres habían hablado una veintena de veces durante los últimos meses (Jim Lobe, http://www.atimes.com/atimes/Middle_East/MID-01-111013.html, 11 de octubre Asiatimes.com).
Según uno de estos oficiales (citado por Bob Dreyfuss, http://www.thenation.com/blog/176588/flailing-egyptThe Nation 10 de octubre) la administración no quier e ir demasiado lejos:
Nosotros vamos a mantener igualmente las ideas que contribuyen a asegurar nuestros objetivos vitales de seguridad, como la lucha contra el terrorismo, contra su proliferación y por garantizar la seguridad en el Sinaí. Vamos a seguir apoyando la formación militar y la educación. Vamos a seguir proporcionando piezas de recambio, piezas sueltas y servicios relacionados con el equipamiento militar que nosotros abastecemos”.
Antes de añadir que la congelación de la ayuda sería suspendida si hubiera progresos en la transición democrática en el país del Nilo: una determinación bastante vaga que permite a Washington si la tensión rebrota un poco en Egipto, retomar la cooperación que había durante el régimen de Hosni Mubarak.
Según el escrito de Hanan Allah de la oficina de Washington (http://www.mcclatchydc.com/2013/10/09/204920/us-cuts-in-egypt-military-aid.html 9 de octubre)
Los especialistas que siguen las relaciones americano-egipcias afirman que esta decisión [de suspender la ayuda] es esencialmente simbólica y deja intactos los elementos clave de una alianza a prueba de bomba que comenzó después de que Egipto se convirtiera en el primer país árabe que hacía las paces con Israel durante los años setenta del siglo XX (…) Las relaciones americano-egipcias son muy fuertes y mutuamente beneficiosas para las dos partes para que se rompan. Los Estados Unidos necesitan que Egipto respete el tratado de paz de Camp David con Israel, vigilar las fronteras con los países vecinos y combatir la presencia creciente de los extremistas en el Sinaí. El ejército egipcio quedaría casi paralizado sin los equipamientos, la logística y el apoyo proporcionado por los Estados Unidos...”
Adel Iskander de la Universidad de Georgetown citado en el artículo, resume lo anterior de la siguiente forma: “Esta medida (la congelación de la ayuda) está destinada para cuidar las apariencias del gobierno americano cuando las fuerzas egipcias de seguridad se comporten de forma horrorosa. Esto no es ni siquiera un apretón de manos, es un simple guiño.
Sin embargo este “guiño” ha despertado una gran inquietud en Israel, según informa la corresponsal del New York Times en Jerusalén, Isabel Kershner (http://www.nytimes.com/2013/10/10/world/middleeast/israel-us-egypt.html 9 de octubre) un alto responsable israelí que se mantiene en el anonimato “se ha puesto en guardia contra las consecuencias de un golpe punitivo a la ayuda egipcia que podría tener consecuencias más allá de las relaciones egipcio-israelíes. Los Estados Unidos están jugando con fuego ha dicho (…) Ha señalado que la ayuda militar no se limita solamente a las donaciones de carros de combate, sino que son también un signo de presencia y un compromiso, y ha añadido: Si se ve que América da la espalda a Egipto, un viejo aliado, qué se va a pensar ahora de ella en la región? La gente va a pensar que los Estados Unidos deja caer a un amigo”.
De hecho, Israel ha puesto en marcha un lobby activo durante los días que precedieron al anuncio americano para disuadir a los americanos de su decisión (Jonathan Lis http://www.haaretz.com/news/diplomacy-defense/1.551666Haaretz 10 de octubre 2013)
Este activismo israelí se explica por el espectacular acercamiento entre Tel Aviv y el Cairo desde el golpe de Estado que ha supuesto el derrocamiento de Morsi http://www.monde-diplomatique.fr/2013/09/GRESH/49634. Este último había mantenido el tratado de paz con Israel y había dado todas las garantías a los Estados Unidos de que no lo iba a poner en entredicho. Porque la inquietud de Tel Aviv era real, su hostilidad hacia los Hermanos Musulmanes era muy fuerte. Los dirigentes israelíes han recibido con alivio la llegada del general Al-Sissi, como lo señala Amos Harel en el diario Haaretz (http://www.haaretz.com/news/diplomacy-defense/.premium-1.545682 8 de septiembre 2003) El periodista señala incluso que la cooperación entre los dos países no es solamente táctica, sino que ella se basa en “una convergencia de intereses estratégicos”. Desde que el gobierno israelí defiende al general Al-Sissi del lado de Washington, el ejército egipcio ha llevado a cabo operaciones en Gaza y en el Sinaí, conformes a las voces israelíes, acusando incluso a Hamas de mantener relaciones con las organizaciones terroristas en el Sinaí (aunque ni siquiera de esto los israelíes están convencidos). Y en el Cairo se lleva a cabo una campaña en los medios de comunicación para acusar a los palestinos y también a los sirios de todos los males que padece Egipto.