La crisis coheteril de Octubre de 1962

GRANMA.CU-La derrota sufrida en Playa Girón no llamó al presidente John F. Kennedy a la cordura sino a la revancha. La Comisión Taylor, designada por el mandatario para analizar el citado fracaso, recomendó "emprender nuevas medidas político-militares, económicas y propagandísticas contra Castro", lo que sirvió de base para la preparación y puesta en marcha de un nuevo plan de operaciones encubiertas, la llamada Operación Mangosta, que a partir de noviembre de 1961 desencadenaría miles de actos terroristas, sabotajes, planes de asesinatos de dirigentes y agresiones armadas.

Unos meses más tarde, el general Maxwell D. Taylor, en aquel momento presidente de la Junta de Jefes de Estado Mayor, aseguraba al Presidente que no creía posible el derrocamiento del Gobierno cubano sin la intervención directa de Estados Unidos, por lo cual recomendaba "un curso más agresivo de la Operación Mangosta", cuya ejecución, autorizada por Kennedy, debía escalar sus medidas hasta crear el escenario propicio para asestar un golpe aéreo masivo sorpresivo y/o realizar la invasión.
El 7 de marzo de 1962, la Junta de Jefes de Estado Mayor propuso "fabricar una provocación que justificara una acción militar norteamericana" y solo dos días después, la oficina del Secretario de Defensa sometió a la consideración de la Junta de Jefes de Estado Mayor un paquete de medidas que podían servir de pretexto para justificar la intervención militar en Cuba.
En medio de la creciente escalada norteamericana, el 29 de mayo de 1962 llegó a Cuba una delegación soviética presidida por un miembro del Presidium del Comité Central del Partido Comunista de la URSS, que traía la encomienda de proponer a Cuba la instalación en la Isla de cohetes con carga nuclear a fin de garantizar que los norteamericanos no invadieran la Isla y fortalecer las posiciones del Socialismo en el mundo.

Acuerdos

La Dirección de la Revolución y el gobierno de la URSS firmaron un acuerdo entre ambos sobre la colaboración militar en la defensa del territorio nacional de Cuba. A pesar de que el acuerdo era totalmente legal y su concertación estaba dentro de las prerrogativas de los dos gobiernos soberanos, la dirección soviética no aceptó la propuesta de la parte cubana de hacer público aquellas decisiones, y esto le sirvió de pretexto a Kennedy para desencadenar la crisis.
El 20 de junio de 1962, el Estado Mayor General de la URSS aprobó la jefatura y composición de la Agrupación de Tropas Soviéticas que participaría en la Operación Anadyr. El comandante Raúl Castro viajó a Moscú del 3 al 16 de julio y, entre otras cosas, reiteró el criterio del Comandante en Jefe Fidel Castro, de hacer público el acuerdo militar cubano–soviético como acto soberano entre dos estados. No obstante, la parte soviética insistió en mantener la operación en secreto, algo imposible de lograr debido a su envergadura y al sobrevuelo sistemático de la aviación de exploración norteamericana sobre Cuba.
Las unidades de la Agrupación de Tropas Soviéticas comenzaron a llegar a Cuba a principios de agosto. Por esos días ya la inteligencia de EE.UU. había determinado la presencia en Cuba de cohetes antiaéreos y aviones Mig-21, construcciones no identificadas y la existencia de especialistas militares soviéticos. Para el 16 de octubre los U–2 confirmaron la presencia de emplazamientos coheteriles nucleares en San Cristóbal, Pinar del Río y ese mismo día, sobre las 11:00 horas Kennedy citó a un grupo de funcionarios que posteriormente conformarían el Comité Ejecutivo del Consejo de Seguridad Nacional y estos, después de estudiar durante cinco días las variantes propuestas, decidieron, el 20 de octubre, aplicar el "Bloqueo Naval" a Cuba, para lo que fueron creadas cinco fuerzas de tarea.
Desde el 21 de octubre, las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos pasaron de las condiciones de tiempo de paz (DEFCON–5) a la de alta alerta (DEFCON–3) y fue ordenado reubicar los medios de Defensa Antiaérea para estar en mejores condiciones de combate; reforzar la base naval de Guantánamo, así como evacuar a los familiares y civiles de aquel enclave, aumentar la vigilancia y desplegar las fuerzas que impondrían el bloqueo.

La crisis

El 22 de octubre, al decretarse el bloqueo naval contra Cuba y crearse todas las condiciones para bombardear e invadir la Isla, se desencadenaba la llamada Crisis de Octubre. Kennedy demandó la retirada de las armas estratégicas soviéticas basificadas en Cuba, y declaró el bloqueo naval, ante lo cual, las FAR respondieron con la Alarma de Combate para todas sus unidades y la movilización popular para hacerle frente a la posibilidad de una agresión de proporciones gigantescas que podía desencadenar un holocausto nuclear.
La aviación de exploración táctica norteamericana incrementó sus vuelos rasantes, al punto que el Comandante en Jefe ordenó el 26 de octubre que a partir del día siguiente se abriera fuego contra los aviones enemigos en vuelo a baja altura. Dada la insolencia del gobierno norteamericano, el 27 fue derribado un avión U–2 sobre el norte de Oriente por un cohete antiaéreo, hecho que marcó uno de los momentos más dramáticos de la crisis.
Entre el 26 y el 31 hubo un intercambio de mensajes entre Nikita S. Jruschov y Fidel. En los firmados por el dirigente soviético se evidencia la unilateralidad de su actuación y la subestimación con que trataba al pequeño país; mientras que los del líder cubano alertaban sobre los peligros y se apegaban con firmeza a los principios revolucionarios.
El domingo 28 de octubre, El Kremlin comunicó a Washington que se habían impartido órdenes para interrumpir la construcción de las instalaciones, desmantelar las existentes y retornar las armas nucleares desplegadas a la URSS y Estados Unidos impuso la condición de inspeccionar esa operación. En la tarde de ese día, Cuba rechazó la inspección de su territorio que habían acordado las dos potencias y dio a conocer su posición con "Los Cinco Puntos".
Los Estados Unidos y la URSS se pusieron de acuerdo sobre la base de la propuesta de Jruschov del día 26 de octubre y Estados Unidos inspeccionaría las armas en los barcos fuera de las aguas territoriales cubanas, lo que para ambas superpotencias marcó el fin de la Crisis. El 30 y el 31 de octubre fue suspendido el bloqueo por la visita a Cuba de U. Thant, entonces secretario general de la ONU; reanudado el 1 de noviembre. El 20 de noviembre a las 18:45 horas, Kennedy ordenó levantar el bloqueo y el 22 el Gobierno Revolucionario declaraba la vuelta a la n ormalidad en la Isla, luego de permanecer en pie de guerra desde el 22 de octubre.


¡Si los Estados Unidos lo que pretende es humillar a nuestro país, no lo conseguirá!
Durante los días 30 y 31 de octubre de 1962, Fidel y otros dirigentes de la Revolución sostuvieron conversaciones con una delegación de las Naciones Unidas encabezada por el birmano U Thang, entonces secretario general de la ONU, para conversar sobre la solución a la amenaza de la paz mundial creada por el bloqueo naval de Estados Unidos y los intentos de agresión contra Cuba. El 1ro. de noviembre, el Comandante en Jefe compareció ante la televisión y radio cubanas para explicar al pueblo los resultados de esas conversaciones y las posiciones cubanas en torno a lo que se ha conocido como la Crisis Coheteril de Octubre. Granma reproduce en esta edición algunos fragmentos de aquella memorable intervención hace 50 años



Precisamente nosotros no comprendemos por qué se nos pide eso, porque nosotros no hemos violado ningún derecho, no hemos llevado a cabo agresión absolutamente contra nadie. Todos nuestros actos han estado basados en el Derecho Internacional. No hemos hecho absolutamente nada fuera de las normas del Derecho Internacional. En cambio, nosotros hemos sido víctimas, en primer lugar, de un bloqueo, que es un acto ilegal; en segundo lugar, la pretensión de determinar desde otro país, qué tenemos nosotros derecho a hacer o a no hacer dentro de nuestra frontera.
Nosotros entendemos que Cuba es un Estado soberano, ni más ni menos que cualquier otro de los Estados miembros de las Naciones Unidas, y con todos los atributos que son inherentes a cualquiera de estos Estados.
Además los Estados Unidos han estado violando reiteradamente nuestro espacio aéreo sin ningún derecho, cometiendo un acto de agresión intolerable contra nuestro país. Han pretendido justificarlo con un acuerdo de la OEA, pero este acuerdo no tiene para nosotros ninguna validez. Nosotros fuimos, incluso, expulsados de la OEA.
Nosotros podemos aceptar cualquier cosa que se ajuste a derecho, que no implique merma en nuestra condición de Estado soberano. Los derechos violados por Estados Unidos no han sido restablecidos, y por medio de la fuerza no aceptamos ninguna imposición.
Entiendo que esto de la inspección es un intento más de humillar a nuestro país. Por lo tanto, no lo aceptamos.
Esa demanda de inspección es para convalidar su pretensión de violar el derecho nuestro de actuar dentro de nuestras fronteras con entera libertad, a decidir lo que podemos o no podemos hacer dentro de nuestras fronteras. Esta línea nuestra no es una línea de ahora. Es un punto de vista que hemos mantenido invariablemente y siempre.
En la respuesta del Gobierno Revolucionario a la resolución conjunta del Gobierno de los Estados Unidos, nosotros dijimos textualmente:
"Es absurda la amenaza de lanzar un ataque armado directo si Cuba se fortaleciera militarmente hasta un grado que Estados Unidos se toma la libertad de determinar. No tenemos la menor intención de rendir cuentas o de consultar al Senado o a la Cámara de Estados Unidos acerca de las armas que estimamos conveniente adquirir y las medidas a tomar para defender de modo cabal nuestro país. ¿No nos asisten, acaso, los derechos que las normas, las leyes y principios internacionales reconocen a todo Estado soberano de cualquier parte del mundo?"
Nosotros no hemos adjudicado ni pensamos adjudicar a favor del Congreso de Estados Unidos ninguna prerrogativa soberana.
[... ] Nosotros podemos negociar con toda sinceridad y con toda honradez. No seríamos honrados si aceptáramos negociar un derecho soberano de nuestro país. Por esos derechos estamos dispuestos a pagar el precio que sea necesario, y no es una mera fórmula de palabras, sino una actitud muy sentida de nuestro pueblo. No podemos aceptar inspección por varias razones. Primero, porque nosotros no tenemos ningún deseo de sacrificar un principio soberano de nuestro país.
Han sido violados una serie de derechos. La libertad de los mares ha sido violada por los Estados Unidos. Pretenden los Estados Unidos inmiscuirse en las cosas que nosotros tenemos derecho a hacer o no hacer dentro de nuestras fronteras. Los Estados Unidos, de manera abierta, han estado realizando violaciones del espacio aéreo de nuestro país.
¿Cómo, frente a todos esos hechos de agresión y de violación, frente a esos actos de fuerza, vamos a aceptar la inspección a nuestro país? La inspección precisamente para convalidar la pretensión de Estados Unidos de decidir qué tipo de armas tenemos o no tenemos derecho a poseer.
Nosotros no hemos renunciado al derecho de poseer las armas que consideremos convenientes, en uso de una atribución soberana de nuestro país; y nosotros no hemos renunciado a ese derecho. ¿Cómo vamos a autorizar una inspección para venir a convalidar esa pretensión de un país extranjero? Por lo tanto, no lo aceptamos.
En segundo lugar, se trata de una exigencia desde una posición de fuerza de los Estados Unidos y nosotros no cederemos jamás ante posiciones de fuerza. (APLAUSOS).
[... ] No es poco lo que defiende Cuba al mantener su posición: defiende un derecho soberano de los pueblos y, además, defiende la paz. Porque nuestra posición frente a las posiciones de fuerza que exigen estas cosas, de firmeza frente a las exigencias de los agresores, de los que gustan de practicar esa política, es una posición que alentará a los agresores.
Los agresores pueden ser agresores. Es decir, puede el mundo encontrarse con la desgracia de que haya agresores. Pero los agresores encontrarán resistencia en nuestro país, los agresores encontrarán resistencia a todo tipo de agresión, bien sea agresión física, bien sea agresión moral —como este tipo de agresión que se quiere hacer—, o la agresión a un derecho. Y no habrán de sentirse alentados con la actitud de Cuba.
Nosotros estamos absolutamente dentro del derecho, y ese derecho estamos absolutamente decididos a defenderlo. Sobre todo, cuando está claro en la explicación misma que le brindamos al secretario general de las Naciones Unidas que más que nada es un intento de humillarnos.
Por lo tanto, la posición de Cuba fue y es no aceptar inspección.
Nosotros hemos señalado las condiciones que hacen falta, y al secretario general de las Naciones Unidas le recalcamos —en la segunda entrevista—, que el punto de vista de Cuba es que si se quiere encontrar una solución verdadera a las tensiones y a los problemas existentes en el Caribe —vale decir en el Continente—, y que afectan además a todo el mundo, es necesario que las garantías que Cuba demanda sean concedidas.
Esas garantías tienen toda la fuerza de ser demandas absolutamente justas, y todas absolutamente se fundan en derechos que son indiscutiblemente de nuestro país: el cese del bloqueo económico y de todas las medidas de presión comercial y económica que ejercen los Estados Unidos en todas partes del mundo contra nuestro país, actos agresivos que fueron parte de los ingredientes que agravaron la situación hasta el extremo que llegó esta vez. Actos agresivos que continúan cometiendo en estos momentos.
[...] Yo entiendo que si esa solución a corto plazo de que habla el señor Secretario no se lograra, sería sencillamente porque los Estados Unidos no la quieren, y se empeñarán en exigir la inspección, como un acto de humillación a Cuba. Porque a los fines de esa seguridad unilateral que ellos requieren, debiera haberles bastado con la decisión del Gobierno soviético de retirar las armas de tipo estratégico que habían traído para la defensa de la Revolución de Cuba.
El Gobierno cubano no ha obstaculizado la retirada de esas armas. Y la decisión del Gobierno soviético entraña en sí misma una decisión de tipo público; y el mero hecho de adoptarse de esa forma ante toda la opinión, ha tenido repercusión en la opinión mundial. Los Estados Unidos saben que esa decisión fue adoptada en serio por la Unión Soviética, y que efectivamente, las armas estratégicas están siendo retiradas.
¡Si los Estados Unidos lo que pretende, además de eso, es humillar a nuestro país, no lo conseguirá!
Nosotros no hemos vacilado un solo minuto en la decisión de defender nuestros derechos. No podemos aceptar imposiciones que sólo pueden hacer a un país vencido. Nosotros no hemos desistido de nuestra decisión de defendernos, y en un grado tal que nunca podrán imponernos condiciones, porque antes tendrán que destruirnos y aniquilarnos y en todo caso no hallarán aquí a quien imponerle condiciones humillantes. (APLAUSOS).

¡Un pueblo así es un pueblo invencible!

Fragmento final de la comparecencia de Fidel
Hay una cuestión que quiero recalcar hoy, una apreciación que quiero manifestar, y es en lo que se refiere al pueblo, a la conducta que ha tenido el pueblo en estos días. Debo decir que la actitud del pueblo, en cuanto a decisión, valor y disciplina, ha superado todo lo que los más optimistas pudieran haberse imaginado nunca.


Hay que decir que miles de hombres que no eran milicianos, que en estos cuatro años de Revolución no lo han sido, se han hecho milicianos durante esta crisis. Hay que decir que miles de personas que no pertenecían a organizaciones de masas, ni a los Comités de Defensa de la Revolución, han ido a inscribirse en las organizaciones de masas en estos días. Hay que decir que el enemigo no ha podido contar en el interior de nuestra patria con aliados de ninguna clase. Hay que decir que en estos días de extrema crisis no ha sido necesario arrestar a nadie. Que, inclusive, hombres y mujeres que hacían críticas a la Revolución, en esta hora decisiva salió a relucir en ellos el fondo patriótico y revolucionario y han ido a enrolarse. Y han ido a enrolarse para una lucha que, según todas las perspectivas, puede ser una lucha seria, tremenda, una lucha que puede realizarse con armas convencionales o con armas atómicas.
El señor presidente de los Estados Unidos trató de intimidar a nuestro pueblo. A este pueblo que llamó pueblo "cautivo" cuando le habló de que podíamos ser blanco de ataques atómicos, y el resultado fue que hubo más milicianos que nunca, más militantes revolucionarios que nunca.
Hay que decir que las mujeres fueron al trabajo, los jubilados fueron al trabajo a sustituir a los hombres que están en las trincheras. Y hay que decir que a pesar de haber sido esta la mayor movilización de todas fue la que menos afectó la producción. ¡Nunca bajo una movilización, había marchado la producción como ahora!
Era verdaderamente impresionante la disciplina del pueblo, el ardor del pueblo, el valor del pueblo. Impresionante la organización adquirida por nuestro pueblo y, sobre todo, por nuestras Fuerzas Armadas Revolucionarias, la eficacia con que funcionaron los mandos. Y que demostró cómo la Revolución ha ido creando una disciplina, ha ido haciendo un pueblo.
El enemigo a fuerza de hostigarnos nos ha hecho disciplinados, nos ha hecho organizados, nos ha hecho aguerridos. El resultado de estos cuatro años de hostigamiento es un pueblo heroico, un pueblo más que espartano porque se dice que en Esparta las madres despedían a los hijos y les decían: "con el escudo o sobre el escudo". Aquí todo el pueblo —mujeres, niños, jóvenes y viejos— se dijo a sí mismo: ¡con el escudo o sobre el escudo!
¡Un pueblo así es un pueblo invencible! Un pueblo así, que de tal manera y tan serenamente, tan admirablemente afronta situaciones tan difíciles, es un pueblo que tiene derecho a conquistar lo que anhela, que es la paz, el respeto, la dignidad y el prestigio. ¡Poseemos proyectiles morales de largo alcance que no se pueden desmantelar y no serán desmantelados jamás! Esa es nuestra más poderosa arma estratégica, de defensa estratégica, de ofensiva estratégica. Por eso quiero hacer aquí, dejar constancia, hoy más que nunca, de nuestra admiración hacia nuestro pueblo. Todos los revolucionarios debemos sentirnos doblemente obligados, a partir de esta experiencia, a luchar por nuestro pueblo, a trabajar incansablemente por nuestro pueblo. Y desde lo más hondo de mi corazón, para terminar, quiero decir: ¡que hoy, más que nunca, me siento orgulloso de ser hijo de este pueblo!
¡PATRIA O MUERTE!
¡VENCEREMOS!

Que empiece Estados Unidos dando pruebas de su buena fe, no con una promesa. ¡Hechos y no palabras!

Nosotros no seremos obstáculos nunca a una verdadera solución de paz. Y condiciones indispensables para una verdadera solución de paz son las garantías de los Cinco Puntos establecidos por el gobierno de Cuba.
Que empiece Estados Unidos dando pruebas de su buena fe, no con una promesa. ¡Hechos y no palabras! Un hecho realmente convincente sería que Estados Unidos nos devolviera el territorio que ocupa en la Base Naval de Guantánamo. Ese sería un hecho mucho más convincente que cualquier palabra, que cualquier promesa de los Estados Unidos.
¿No se accede a esas garantías que pide Cuba? Entonces no habrá verdadera solución de paz, y tendremos que seguir viviendo todos en medio de esta tensión en que hemos vivido hasta ahora. Nosotros queremos soluciones de paz, pero soluciones con dignidad. Además, sin dignidad no habría paz, porque a los pueblos que no tienen dignidad no los respetan.
Nosotros tenemos derecho a la paz. A una paz, o a otra. A la paz esta —que no es paz ni guerra—, sencillamente porque hemos sabido resistir, porque hemos sabido tener dignidad. Tenemos derecho a una paz, a una verdadera solución de paz, y más temprano o más tarde, la obtendremos porque nos hemos ganado ese derecho por el espíritu de nuestro pueblo, por su resistencia, por su dignidad.
Y nuestra causa, nuestro derecho a la paz se irá abriendo paso en todo el mundo. Porque todo el mundo sabe, además, quiénes son los culpables de todos estos problemas, quiénes son los culpables de todas estas tensiones. Y los pueblos del mundo irán apoyando, cada vez más nuestros Cinco Puntos, que son condiciones indispensables para la paz.
Nuestro pueblo se ha ganado, y se irá ganando cada vez más, el derecho a una paz digna y a una paz justa.
¡Que se nos deje trabajar en paz! Más que las armas, preferimos emplear los instrumentos de trabajo. No queremos matar y destruir, sino crear. A nuestro pueblo no lo dejan crear, y constantemente lo obligan a movilizarse, a ponerse en pie de guerra, a defenderse, a prepararse. Porque lo obligan, no porque nosotros deseamos esa política. Es una política impuesta por los agresores contra nuestro país. Y lo que quiere nuestro país es trabajar, lo que quiere es desarrollar sus recursos, desarrollar su pueblo, llevar adelante su trabajo pacífico.

Discrepancias con los soviéticos

[... ] Hay algunas de estas cuestiones que son de índole militar, que es necesario tratar con sumo cuidado. De todas maneras, voy a explicar, por ejemplo, algo: las armas estratégicas para nuestra defensa, no eran propiedad de Cuba. No es el caso de los tanques y de toda una serie de armas que sí son propiedad nuestra. Las armas estratégicas no eran propiedad nuestra.
En los acuerdos, en virtud de los cuales fueron enviadas a nuestro país para fortalecer nuestras defensas, frente a las amenazas del ataque, se convino que esas armas estratégicas, que son muy complejas y que requieren de un personal muy especializado, continuaran bajo la dirección de personal soviético y continuasen siendo propiedad del Estado Soviético. Por eso, cuando el gobierno soviético decidió retirar esas armas, que son suyas, nosotros respetamos esa decisión. Explico esto para que se comprenda por qué la retirada fue decidida por el gobierno soviético.
[... ] Hay que decir que en el curso de esta crisis, durante el desarrollo de la crisis, surgieron algunas discrepancias entre el gobierno soviético y el gobierno cubano, pero quiero decirles una cosa a todos los cubanos: no es aquí donde debemos discutir esos problemas; no aquí donde pudiera ser más útil a nuestros enemigos, que tendrían provecho de las discusiones. Nosotros tenemos que discutir eso con los soviéticos, a nivel de Gobierno y a nivel de Partido, tenemos que sentarnos a discutir con ellos todo lo que sea necesario, a la luz de la razón y a la luz de los principios.
Los Cinco Puntos

COMUNICADO:
(Publicado en Revolución, el lunes 29 de octubre de 1962)
El Primer Ministro Fidel Castro, dio a la publicidad la siguiente declaración:
En relación con el pronunciamiento formulado por el Presidente de los Estados Unidos, John F. Kennedy, en carta enviada al Primer Ministro de la Unión Soviética, Nikita Jruschov, en el sentido de que los Estados Unidos aceptarían, después de establecerse adecuados arreglos a través de las Naciones Unidas, eliminar las medidas de bloqueo en vigor y dar garantías contra una invasión a Cuba; y en relación con la decisión anunciada por el Primer Ministro, Nikita Jruschov, de retirar del territorio cubano las instalaciones de armas de defensa estratégica, el Gobierno Revolucionario de Cuba, declara que:
No existirán las garantías de que habla el Presidente Kennedy contra una agresión a Cuba, si, además de la eliminación del bloqueo naval que promete no se adoptan, entre otras, las siguientes medidas:
PRIMERO: Cese del bloqueo económico y de todas las medidas de presión comercial y económica que ejercen los Estados Unidos en todas partes del mundo contra nuestro país.
SEGUNDO: Cese de todas las actividades subversivas, lanzamiento y desembarco de armas y explosivos por aire y mar, organización de invasiones mercenarias, filtración de espías y saboteadores, acciones todas que se llevan a cabo desde el territorio de los Estados Unidos y de algunos países cómplices.
TERCERO: Cese de los ataques piratas que se llevan a cabo desde bases existentes en los Estados Unidos y en Puerto Rico.
CUARTO: Cese de todas las violaciones de nuestro espacio aéreo y naval por aviones y navíos de guerra norteamericanos.
QUINTO: Retirada de la Base Naval de Guantánamo y devolución del territorio cubano ocupado por los Estados Unidos.
Fidel Castro Ruz
Primer Ministro del Gobierno Revolucionario de Cuba
¡PATRIA O MUERTE!
¡VENCEREMOS!