Laclau, paredón y despues

María Angélica Escayola


Cuando se dice que el post-kirchnerismo ya empezó en realidad se quiere anticipar su declive como se intentó otras veces. Se juega a una pérdida de la memoria colectiva que nos dice que ni nació de la nada en el 2003 ni tiene fecha de vencimiento en el 2015. Por lo que el pensamiento de Laclau nos viene justo, cuando dice que no hay ni victorias ni derrotas finales. Que estamos en una guerra de posiciones y que Cristina puede seguir pesando en política, como Lula en Brasil o Perón desde el exilio.

Nos recordó que la derecha argentina sabe muy bien que no tiene candidatos propios, por lo que busca en cada coyuntura desde el 2003 quién puede ser el punto de reagrupamiento de las diversas derechas políticas, para terminar con esta institucionalidad populista. Y sabe que para eso necesita los votos del peronismo. 




Massa y Reuteman se han juntado con la Mesa de Enlace para ver cómo el campo y la industria coordinan sus intereses. ¿Sabrán que esto se discute desde el 49 – lo recordó Laclau – y con las distintas respuestas se empezó a dividir al peronismo? Al alterarse los términos del intercambio externo, bajó la renta agraria con la que se financiaba la industrialización mediante el IAPI y las alternativas eran avanzar en la apropiación de aquella renta o hacer las paces con la oligarquía y financiar la industria con inversiones extranjeras. Esta es la disyuntiva que dividió al peronismo casi desde sus orígenes y terminó resolviendo la fusiladora, ingresando entonces el país al FMI. 

Y ésa sí que es una historia presente, plena de guerras de posiciones. Contaba en un reunión posterior a su charla en el Angel Bustelo que Eric Hosbawm le preguntaba en Londres si Cristina iba a poder con el “Ku–Klux-Klan argentino” después de la muerte de Néstor. Y estamos hablando de dos grandes pensadores e historiadores de la modernidad mundial con sus ojos puestos en la Argentina. 

Hablar de populismo es hablar de un líder. Perón vuelve. Evita vive. Néstor vive. Cristina VIVE. En realidad Laclau nos recuerda que estamos en medio de la larga lucha de los pueblos por su liberación, si las demandas sociales son receptadas o no por la hegemonía que representa el aparato institucional y sus condicionantes del poder real, está y seguirá estando en permanente tensión. Al fin, si el peronismo es el hecho maldito del país burgués y de eso se trata, es lógica la tensión. Es lógico que la derecha siga su búsqueda y las mujeres y hombres del proyecto nacional, la nuestra. Y ésa es la lucha. Eso es nuestra militancia.




La lucha por la vida misma, donde está todo. Lo vimos a Laclau filosofando y repitiendo para nosotros la historia, una teoría de la historia donde está la esencia de lo popular, la presencia de lo popular, por eso no nos extrañamos al escucharlo recitar un poema de Julián Centella y cantando tangos. Cantando juntos Sur , Anclao en París y algún otro retazo tanguero parecía una fantasía, un sueño. Toda la argentinidad al palo, ahí de golpe, para decirnos ¡eh! ¡no hay derrotas ni triunfos! hay una lucha con avances y retrocesos que durará mientras haya nuevas necesidades y nuevos derechos, lo que al fin, es la esencia misma del desarrollo de nuestra condición humana.