El caballo de Tigre

Carlos Aletto



La imagen del Caballo de Troya es sumamente conocida y se utiliza muchas veces como metáfora de aquello que nos parece a primera vista un gran regalo pero que al poseerlo contiene varios peligros.

Los pormenores de su historia es un poco menos popular: En la “Odisea” se cuenta que Troya había sido asediada infructuosamente durante diez años por los griegos; Odiseo, el más estrategas de los helénicos, percibió que con el poder militar no podría invadir la ciudad, por eso ingenió un inmenso caballo de madera que le regala a los troyanos. Estos sienten que el inmenso obsequio es un signo de su victoria y lo introducen dentro de las invencibles murallas. Es entonces que desde el interior del regalo emergen soldados que abren las puertas de la ciudad y dejan ingresar al resto del ejército invasor y así vencen al pueblo con absoluta crueldad.

Está historia tiene algunas similitudes de índole simbólica (y en algunos casos no tanto) con los últimos diez años de asedio del cruel conservadurismo liberal en la Argentina. Desde el 2003 hasta la fecha una serie de conocidos peligros intentaron avasallar al gobierno democrático que fue imponiendo de a poco un modelo de inclusión social y redistribución en la Argentina: dos millones y medios de jubilados, casi cuatro millones de asignaciones universales, agua y cloaca en barrios periféricos instaladas por cooperativas conformadas por vecinos desocupados, generó cinco millones de puestos de trabajo, dos paritarias anuales, juicio y castigo a los miliares genocidas, leyes inclusivas (matrimonio igualitario, fertilización asistida, identidad de género, entre las más importantes).

Aquella minoría liberal que gobernó (casi sin interrupciones) el país hasta el 2003 advirtiendo estas políticas de inclusión y redistribución comenzó con el asedio contra el gobierno.

Primero fue el poder militar que resistió su juzgamiento por crímenes atroces cometidos durante el genocidio argentino amparado por los actuales dueños de los Medios Hegemónicos, luego fue el intento del poder del conservadurismo agro exportador, más tarde se visibilizó el ataque permanente del poder secreto y oscuro de los Medios y no hace mucho el anacrónico y antidemocrático imperio judicial.

Luego de diez años de contrarrestar este inmenso poder articulado que asedia por un interés mezquino al país inventaron un Caballo de Troya que oculta dentro de su vientre a los enemigos más peligrosos del Pueblo argentino.

Este nuevo Caballo de Troya tiene el rostro y la cabeza de Sergio Massa, un joven intendente cercano y traidor del kirchnerismo, que supo gestionar con buena publicidad los beneficios que el estado nacional le brinda a los sectores vulnerables de la sociedad argentina. Un Odiseo con cierto ingenio y pensamiento maquiavélico que supo cargar en el vientre de su lista de candidatos a diputados nacionales a un rejunte de enemigos del pueblo.

Las listas suelen tener estas trampas y para algunos electores que no pertenecen al núcleo duro de la derecha argentina, el Caballo de Tigre les puede parecer “un buen regalo”. Sin embargo, estos deberían recordar (o saber) que Massa fue el vocero que trasmitió sin avergonzarse información secreta y maliciosa a la Embajada de EEUU, además de nunca haber renunciado a su origen en la Ucedé, joven del menemismo, de Duhalde y que dentro del kirchnerismo operó siempre como un ala derecha tratando de impedir el avance de leyes que beneficiaban a las mayorías (así sucedió con la estatización de las AFJP en mano de los dueños de los Medios, medida que habilitó leyes fundamentales para la inclusión como la Asignación Universal por hijos)…

Lo peor de este Caballo de Tigre es lo que lleva de forma visible e invisiblemente en el vientre de su lista.

El segundo es Giustozzi, otro intendente (como tantos de los cientos o miles en el país) beneficiado por gestiones del gobierno nacional. Misteriosamente en la bestia (y antes que uno de los representantes de los noventas, el ex gobernador Felipe Solá) se encuentra (en tercer lugar) Héctor Magnetto, dueño del diario colaboracionista Clarín, representado por su empleada Mirta Tundís. Y más preocupante aún para el modelo de inclusión es que luego del industrial José Ignacio De Mendiguren (funcionario de Duhalde) el Caballo de Tigre contiene a tres representantes de Mauricio Macri (la derecha conservadora más expuesta o visible de la Argentina): Soledad Martínez en el sexto lugar, Gladys González en el decimosegundo y Christian Gribaudo decimotercero.

Bajo el nombre tramposo de “renovador” aparecen los fieles representantes de los años más oscuros y sus voceros, entre quienes (sin pensarlo dos veces) quitaran lo que hoy le pertenece al pueblo para entregar nuevamente a las corporaciones que representan: el fútbol para todos, se volverá al estancamiento y al recorte para docentes, jubilados, para achicar hasta hacer desaparecer los que ellos llaman “gasto” y es beneficio e inyección de dinero a las capas bajas.

El Caballo de Tigre es el peor de los regalos para las clases populares de la Argentina. Lamentablemente muchos ven sólo una mascarada, una carcasa y desconocen lo que contiene en su vientre. Aceptar ese “regalo” traerá muchos apremios, dolores a los argentinos y sólo una minoría disfrutará del ingenio antipopular; y ya “será tarde para lágrimas” como dijeron los troyanos al ser engañado por Odiseo, el Magnetto de los griegos.