Michael Löwy: En Argentina, “Bergoglio no emitió jamás ninguna crítica contra la dictadura”.

Hélène Sallon
Europe solidaire sans frontières

Presentado como portavoz de los desheredados, el papa Francisco es originario del continente sudamericano, que vio nacer la teología de la liberación. Esta corriente cristiana de pensamiento teológico, que se combinó con un movimiento sociopolítico de inspiración marxista, apareció en los años sesenta como respuesta a la pobreza. Teorizada por Gustavo Gutiérrez en una obra publicada en 1972, la teología de la liberación plantea la liberación de los pueblos y pretende en particular devolver la dignidad y la esperanza a los pobres y a los excluidos y liberarles de condiciones de vida intolerables. Los partidarios de esta corriente de pensamiento se implicaron en la lucha contra las dictaduras militares conservadoras que existían en numerosos países de América Latina.



Las relaciones del cardenal argentino Jorge Mario Bergoglio, primer papa originario de las Américas, con la teoría de la liberación, son objeto de debate. Bergoglio no ha dejado de denunciar el neoliberalismo, la corrupción, el clientelismo político y la pobreza. Él mismo se dice muy influenciado por el arzobispo de San Salvador Oscar Romero, asesinado el 24 de marzo de 1980 por sus tomas de postura contra el ejército salvadoreño y en favor de los derechos humanos. Sin embargo, sus concepciones sociales y su ausencia de compromiso contra la dictadura militar argentina (1976-1983) le sitúan fuera de esa corriente.

Michael Löwy, sociólogo y buen conocedor de América Latina, analiza las relaciones del papa Francisco con la teología de la liberación.

Hélène Sallon. Al papa Francisco se le reconoce un compromiso profundo hacia los pobres y a favor de un papel social de la Iglesia. Sin embargo, ¿en qué divergen sus concepciones sociales de la teología de la liberación?

Michael Löwy.- La posición de Jorge Mario Bergoglio es la tradicional de la Iglesia: los pobres son considerados como un objeto de atención, de compasión y de caridad. La concepción católica tradicional del pobre se traduce en actos de caridad, la asistencia social y ayudas diversas a los más desfavorecidos. Esto puede llegar incluso a una crítica de las condiciones económicas responsables de la pobreza. Ese tipo de críticas se encuentran en Juan Pablo II y también en el cardenal Bergoglio.

Para la teoría de la liberación, los pobres deben ser los sujetos de su propia liberación, los actores de su propia historia. La diferencia con la concepción tradicional de la Iglesia es evidente. Para la teología de la liberación, se trata de participar, a través de las comunidades de base y a través de las pastorales populares (pastoral de la tierra, pastoral obrera…) en las luchas y en la autoorganización de los pobres (obreros, parados, campesinos sin tierra, indígenas…) para su liberación. La emancipación de los pobres implica un cambio radical de sociedad. Por tanto, la teología de la liberación también implica la denuncia de las violaciones de los derechos humanos y de las dictaduras militares, pudiendo llegar hasta apoyar y ayudar a quienes las combaten, como ocurrió en América Latina durante los años 1970 y 1980.

A diferencia de este compromiso político profundo de la teología de la liberación, el clero conservador puede, como mucho, intervenir en privado ante los dictadores para demandar clemencia. Jorge Mario Bergoglio pretende así haber demandado y obtenido de la dictadura militar en Argentina la liberación de dos jesuitas encarcelados y torturados.

Crece la controversia sobre el papel jugado por Jorge Mario Bergoglio durante la dictadura argentina. Para muchos, es culpable de haber cerrado los ojos, igual que la Iglesia argentina, sobre los crímenes de la dictadura: algunos llegan a decir, incluso, que estuvo implicado en la represión. ¿Qué piensas sobre esto?

En la época de la dictadura militar en Argentina, que provocó de 1976 a 1983 decenas de miles de muertos y desaparecidos (diez veces más que bajo la dictadura militar de Augusto Pinochet en Chile), Jorge Mario Bergoglio se distinguió por una gran discreción. No emitió ninguna condena ni siquiera ninguna crítica de la dictadura. Peor, Jorge Mario Bergoglio era el superior de la orden de los jesuitas y, en mayo de 1978, retiró la licencia religiosa a dos jesuitas que habían tomado posiciones muy comprometidas con los derechos de los pobres. Poco después, esos dos jesuitas, al haber perdido la protección de la Iglesia, fueron detenidos y torturados en la siniestra escuela militar ESMA. Se acusó a Bergoglio de haber denunciado a sus dos antiguos colaboradores a los militares, pero ha rechazado siempre esa acusación. Lo que queda claro es que retirando el apoyo de la Iglesia, permitió intervenir a los militares.

Para algunos, esta neutralidad proclamada obedece a su voluntad de conservar la unidad de los jesuitas, influidos por la teología de la liberación. Tenía así por consigna “mantener la no politización de la Compañía de Jesús”. ¿Es comprensible esta posición?

Se supone, no solo de los jesuitas sino de todo el clero, que no toman posiciones políticas. Por supuesto, esto no ha impedido jamás a la Iglesia y a los jesuitas tomar posiciones conservadoras, apoyar regímenes monárquicos, dictaduras, etc. La novedad fue la aparición de la teología de la liberación, con religiosos, religiosas, jesuitas o curas (y a veces hasta obispos) que se posicionaron a favor de las luchas sociales, de los sindicatos obreros o campesinos o, incluso, a favor de movimientos revolucionarios.

Del mismo modo, la pertenencia a la Compañía de Jesús no ha impedido a numerosos jesuitas comprometerse con la emancipación de los pobres, a favor de los derechos humanos o contra las dictaduras. Ignacio Ellacuria, el gran teólogo jesuita (1930-1989) tomó posición por la paz en El Salvador en los años 1980 y fue asesinado por el régimen militar de ese país.

El mismo Jorge Mario Bergoglio no dudó en emprender una batalla política contra el gobierno argentino de izquierdas de Cristina Kirchner, en oposición a una ley que autoriza el matrimonio de los homosexuales. Esta posición frontal del cardenal Bergoglio al gobierno de Cristina Kirchner sobre cuestiones del aborto o el matrimonio gay es también política.
14/03/2013