Garibaldi en la Argentina

 Giuseppe Garibaldi prisionero en Gualeguay

 mediados de 1837 se produjo el arribo a Gualeguay, por vía fluvial de José Garibaldi. Hasta que se recibieran las órdenes del Gobernador, Garibaldi tendría "el pueblo por cárcel", entablando numerosas amistades entre la población local.

A mediados de 1837 se produjo el arribo a Gualeguay, por vía fluvial de José Garibaldi. El revolucionario italiano había abandonado la península a raíz del fracaso de un movimiento contra los austríacos, dominadores de su patria. Imbuido de ideas

liberales ofreció sus servicios a la República de Río Grande, separada del imperio del Brasil y en guerra contra éste. El presidente de la efímera República le otorga patente de corso, entonces se dirige con destino al Río de la Plata pensando que aquí tendría apoyo. Hace escala en la costa oeste de Uruguay. El gobierno de Montevideo por el contrario manda dos lanchas  a interceptarlo sobre el mismo río, trabando combate. Garibaldi logra escapar, pues lo creen muerto -con una herida en la garganta- y con su nave muy destrozada.

Cerca de Ibicuy los encuentra la goleta que hacía el servicio Buenos Aires - Gualeguay con sus tripulantes heridos y la nave muy averiada. Uno de los pasajeros, el acaudalado vecino Jacinto Andreu, reconoce en Garibaldi a un compañero de cofradía.

Andreu pide al capitán que los recoja, ofreciéndoles asistencia médica y traslado a Gualeguay. Recalan en Puerto Ruiz y de allí van a la ciudad de Gualeguay.

Al llegar al puerto, se tomaron de inmediato medidas para el traslado de los heridos a la villa por vía terrestre. D.Antonio Cuyás y Sampere, vecino entonces de Gualeguay, quien poseía un establecimiento de campo en el Clé, nos informa de la siguiente manera acerca de la llegada del llamado “Héroe de dos Mundos”. Apenas habían llegado cuando el resguardo se incautó del buque y el Jefe del Departamento (Comandante Millán) ordenó el arresto de Garibaldi y sus compañeros hasta recibir órdenes del gobernador de la provincia. Este mandó se les diese el pueblo por cárcel, con obligación de presentarse todos los días al Jefe del Departamento citado.

El médico particular del gobernador, Dr. Ramón del Arca, le extrajo con todo esmero la bala alojada en el cuello, con lo que le salvó la vida. Fue albergado en el mismo centro de la villa, en la casa de don Jacinto Andreu de quien se haría muy amigo, según reconoce el mismo Garibaldi en sus memorias, “habité yo en la casa de D. Jacinto Andreu los seis meses de mi estancia en Gualeguay y debí muchísimo cuidados a la familia toda de aquel hombre generoso”. También entabló amistad con Antonio Cuyás y Sampere, a pesar de discrepar éste con las ideas liberales del futuro héroe.

Aquí aprendió a cabalgar desplazándose por las cercanías del pueblo, hizo muchas amistades, concurría a tertulias, pero no era libre. Cuyás y Sampere expresa que resolvió escapar, pues le persuadieron de que la situación en que se hallaba, si n que nada se resolviese sobre su persona, duraría mucho tiempo. Lo ayudan ss amigos, pero es capturado en la huída, por traición del baquiano que debía conducirlo a Ibicuy. Desatada la ira del Comandante Millán, quien se siente desairado de la confianza que había dado al cautivo, lo hace torturar por no querer revelar el nombre de aquellos que lo habían ayudado a huir.

Garibaldi fue castigado con un rebenque de cuatro colas, colgado dos veces de la cumbrera del rancho de la policía, atado de una mano hasta quedar casi inconsciente, luego puesto en el cepo. La población se conmovió vivamente y algunos vecinos acudieron a interceder en su favor. En especial fue una mujer quien lo socorrió: la Sra. Rosa Sanabria de Alemán por cuyo mérito tuvo asistencia médica y todo lo necesario en alimentos, ropa y lo indispensable para el reposo. También fue detenido D. Jacinto Andreu, indudablemente a raíz de su participación en la fracasada fuga.

Es evidente que más de un vecino intercedió por el prisionero ante el mandatario entrerriano. Sabemos que lo hizo el catalán Cuyás y Sampere, pues él nos dice: “Escribí al gobernador Echagüe dándole cuenta especificada de cuánto había sucedido”.

De tal manera Garibaldi fue conducido a Paraná, libre de ataduras y con una pequeña escolta. Dos meses después el Gobernador Echagüe lo dejó en libertad. Vuelve a Brasil y algún tiempo después a Montevideo a luchar junto a los emigrados argentinos contra Rosas.

Humberto P. Vico. Historia de de Gualeguay. Edit. Colmegna, Santa Fe, 1972

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José Garibaldi saquea Gualeguaychú

El 20 de septiembre de 1845 se produce en Gualeguaychú el asalto y saqueo de José Garibaldi al mando de una escuadra que respondía a flota anglofrancesa que bloqueaba los puertos rioplantenses.

Durante la Campaña Oriental, Urquiza brindaba apoyo a Oribe que sostenía el sitio de Montevideo, la flota naval combinada en Francia e Inglaterra que intervenía en defensa de la ciudad rebelde se apropió de la escuadra de Guillermo Brown y la entregó al aventurero italiano José Garibaldi.

El italiano tomó la isla Martín García y remontó el Uruguay, atacó y saqueó Gualeguaychú, intentó apoderarse de Paysandú y atacó Concordia y Salto, en defensa de una abstracta “libertad”.

Una crónica relata el saqueo de Gualeguaychú. “(...) El 20 de septiembre de 1845 se produce en Gualeguaychú el asalto y saqueo de Garibaldi. En la azotea de Haedo los soldados invasores emplazaron un pequeño cañón en dirección al oeste, lugar donde estaba ubicada la casa del Comandante Militar Don Eduardo Villagra, que había sido sorprendido y tomado prisionero en su domicilio.

“La permanencia del Condotiero sembró el terror en Gualeguaychú, que era en ese entonces de cuatro mil habitantes. (A cien Años del Asalto y Saqueo de Garibaldi - El Censor 7/9/1945).

“Según una anécdota que refirió el último habitante de la casa, Señor Rafael Haedo a quien esto escribe: recordaba haber oído a sus tías Mercedes y Victoriana Haedo que en el pueblo se tenía conocimiento que varios buques comandados por José Garibaldí, podrían remontar el Uruguay aguas arriba.

“A tal efecto fue enviado un ‘tape de confianza’ conocedor de la zona para que cuando avistara al enemigo desde las cuchillas, los precediera en acelerada fuga.

“El vecindario continuó su vida apacible, sin tomar ninguna actitud de defensa, debido al silencio del emisario.

“En el atardecer del 23 de septiembre llegó el jinete sudoroso y cansado, y con aspecto de profunda pena refirió que había visto avanzar al enemigo desde la boca del Gualeguaychú por el río, y que no avisó porque le dijeron que comunicara cuando pasaran por las cuchillas, y como lo habían efectuado por el río, estuvo tres días escondido entre los pajonales (...)”

José Garibaldi

Este singular personaje fue un aventurero italiano que actuó junto a la flota anglofrancesa desde su refugio en Montevideo. Su fuerza estaba compuestas por italianos y mercenarios de diverso origen. Garibaldi también estuvo combatiendo a favor de la Revolución de los Farrapos en el sur del Brasil, en China y Estados Unidos. De vuelta a Italia en 1860, combatió en la lucha por la unidad italiana que culminó con la ocupación de Roma. 

Bibliografía:

- Bourlot, Rubén, Historia elemental de Entre Ríos, MC Ediciones, Paraná, 1991.

- Sameghini, Andrea, "El solar de los Haedo", folleto.