San Martín y Rosas visto por Perón

El 2 de febrero de 1970, Perón recordó la obra del destacado político Juan Manuel de Rosas mientras estaba en su residencia de Puerta de Hierro en Madrid y contestaba la carta que le había enviado el Dr. Manuel de Anchorena desde Buenos Aires, informándole sobre la “Campaña Pro-Repatriación de los restos del Brigadier Gral. Don Juan Manuel de Rosas”.

A ROSAS

“La llanura engendró en sus soledades
El alma de este hijo del desierto.
Enigmático y grande, las edades,
Dirán si ha muerto vienen donde ha muerto.
Hermosamente trágico,
un centauro Galopando en un campo de amapolas,
Su casco huella el extranjero lauro
Mientras retumba por las pampas solas,
Enigmático y grande. Su figura
Se erguirá en la granítica futura
¡Justa apoteosis que en los tiempos flota!
Cuando el rebato de los odios viejos
Toque a silencio y se destaque, lejos,
Su apostura de gaucho y de patriota.”

(Soneto de Horacio Oyhanarte, secretario de Hipólito Irigoyen)

Patriotas, vende patrias y en el medio la grieta

Después de liberar medio continente sudamericano San Martín deseaba volver a Buenos Aires.

Bernardino Rivadavia, por entonces Ministro de Gobierno, le aconsejó que no lo hiciera porque no podía garantizar su seguridad. Lo acusaron de conspirador y los unitarios querían someterlo a juicio.

En el mismo año 1824 en que Rivadavia inició el endeudamiento externo argentino pidiendo prestado un millón de libras esterlinas a la Baring Brothers, San Martín fue empujado al exilio.

Tiempo después, siendo gobernador don Juan Manuel de Rosas, los unitarios refugiados en Montevideo alentaron el bloqueo francés al Río de la Plata.

El 5 de agosto de 1838, desde su exilio en Europa, San Martín le envió una carta a Rosas poniéndose a su disposición para regresar y defender a la patria de la agresión extranjera.

Al año siguiente, en otra carta le dijo: “…lo que no puedo concebir es el que haya americanos que por un indigno espíritu de partido se unan al extranjero para humillar a su patria y reducirla a una condición peor que la que sufríamos en tiempos de la dominación española. Una tal felonía ni el sepulcro la puede hacer desaparecer”.

Aquel primer bloqueo en el que Francia exigía -entre otras cosas- el tratamiento de nación más favorecida, afectó la recaudación aduanera y el presupuesto provincial.

El gobierno de Rosas suspendió el pago de la deuda externa contraída por Rivadavia.

Los comerciantes británicos denunciaron la irresponsabilidad de la política financiera de Rosas exigiéndole que corrija el déficit fiscal y adecúe el valor de la moneda local para que sus negocios no se vean afectados.

Un unitario como Florencio Varela viajó en misión confidencial a Londres y París para solicitar que esas potencias extranjeras les ayuden a sacar del medio a Rosas.

La firmeza patriótica del Restaurador de las leyes frustró el nuevo y prolongado intento de Francia y Gran Bretaña de suprimir nuestra soberanía en bien de sus negocios.

El 2 de noviembre de 1948, San Martín escribió su última carta a Rosas:

“…así es que he tenido una verdadera satisfacción al saber el levantamiento del injusto bloqueo con que nos hostilizaban las dos primeras naciones de Europa… A pesar de la distancia que me separa de la patria, usted me hará justicia de creer que sus triunfos son un gran consuelo para mi achacosa vejez”.

Pleno de felicidad hubiera partido de este mundo San Martín si hubiera sabido que cien años después vendría un Juan Perón.

Desandando el camino de entrega de Rivadavia, Perón desendeudó al país y al igual que San Martín fue forzado a un involuntario exilio.

Héctor Amichetti- 
Secretario General de la Federación Gráfica Bonaerense / Corriente Federal de Trabajadores

Texto completo: 

"Don Juan Manuel, no sólo ha tenido la gloria de su grandeza, sino que también ha merecido el honor que le han rendido la infamia y la calumnia de los hombres pequeños. La calumnia, la diatriba y el insulto, son siempre homenajes que se rinden a un mérito, a una virtud o a un valor. Pocos han sido más indecentemente calumniados, ello sería ya mérito suficiente como para considerar sin más entre los grandes...”


“Desde niño ha repugnado a mi espíritu cuanto se ha escrito sobre Rosas en las ‘historias fabricadas por los escribas de la ignominia y el rencor’. Hace muchos años, en oportunidad de realizar investigaciones históricas en el Archivo General de la Nación, se me ocurrió echar una ojeada a los archivos documentales de la época de la Santa Federación y me fue dado comprobar que la documentación existente me era totalmente desconocida y yacía bajo una capa de polvo que evidenciaba lo poco que había sido consultada hasta entonces. Esa ‘historia’ había sido escrita ‘de oído’, como la música barata, por ‘historiadores’ de ocasión y por encargo. Ha sido necesario esperar la acción de los revisionistas históricos para conocer una realidad oculta bajo la oscuridad nefasta de la mentira...”

“En la lucha por la liberación, el Brigadier General Don Juan Manuel de Rosas, merece ser el arquetipo que nos inspire y que nos guíe, porque a lo largo de más de un siglo y medio de colonialismo vergonzante, ha sido uno de los pocos que supieron defender honradamente la soberanía nacional en que se debe asentar la decencia de una Patria y, no en vano San Martín, que había luchado por esa misma liberación, desde el exilio, al que lo habían condenado los enemigos de afuera y de adentro, le hizo allegar su espada y su encomio, que era como arrimarle un poco de su gloria de soldado y de su alma de ciudadano excepcional.”

Juan Domingo Perón.