Dossier. Patricio Lumumba.

Patrice Lumumba, el primer Primer Ministro del Congo que fue ejecutado en un pelotón de fusilamiento y su cuerpo fue disuelto en ácido sulfúrico por aliados de Bélgica y EE. UU. porque trató de proteger los recursos minerales de su país.  
Poco antes de la ejecución, sus últimas palabras fueron:

“Ni la brutalidad, ni la crueldad, ni la tortura me llevarán jamás a pedir clemencia, pues prefiero morir con la frente en alto, la fe inquebrantable y la mayor confianza en el destino de mi patria, que vivir en la esclavitud y el desprecio de los sagrados principios."

Patricio Lumumba lideró las luchas por la independencia del Congo belga

Por Néstor Rivero
para Correo del Orinico

El 2 de julio de 1925 nació en Onalua, en el entonces llamado Congo Belga, el líder anticolonial Patricio Lumumba, quien sería el primer hombre de su país en ejercer, desde el 30 de junio de 1960 -tras la independencia de su país respecto de Bélgica-, el cargo de Primer Ministro. Lumumba, defensor insobornable de los derechos de su pueblo y firme denunciante de los daños ocasionados por el colonialismo belga y occidental en su nación y toda África, permaneció en el cargo apenas por tres meses, pues sería depuesto en septiembre del mismo año.
Diamantes de sangre

La presencia del Congo en el tablero colonial de las grandes potencias estaría signada desde comienzos del siglo diecinueve por las necesidades de obtención de materia prima por parte de los cetros fabriles y comerciales de Europa y luego Estados Unidos. En el Congo encuentra una cruel aplicabilidad aquel dicho que la Antigüedad espetó al rey Midas “todo lo que toca lo convierte en oro”, y allí ha radicado su drama desde que el rey Leopoldo II de Bélgica en 1885 reclamó la propiedad de dicha franja africana.

Y la voracidad de potencias occidentales llega a niveles de instigar conflictos como las recurrentes guerras civiles extremas como las que asolaron al Congo y su vecina Ruanda en los años siguientes. En los indicadores del Banco Mundial y otros organismos especializados, la antigua colonia belga aparece siempre entre los primeros lugares como reservorio mundial de uranio, diamante, oro, coltán, cobre o cobalto, entre otros minerales.

Así, la conquista de su independencia política, en el marco del proceso de descolonización del África negra entre los años ’50 y setenta del siglo XX, estuvo marcado por una lucha donde la idea de soberanía, remarcada por Lumumba en su discurso durante la ceremonia de proclamación de independencia del Congo, se cruzaba con la necesidad de programas para la inserción en la modernidad y el reconocimiento de la complejidad pluriétnica y multicultural típica del territorio africano, así como del cambio de percepciones que de África había construido la hegemonía occidental. Y sobre esta complejidad cabalgaron las potencias para provocar guerras internas, magnicidios, secesionismo y expoliación de la riquezas minera.

Libertador sin ejercito

Amílcar Cabral en Guinea, Agostinho Neto de Angola, y Patrice Lumummba -éste secundado por Laurent-Désiré Kabila- entre otros, representarán el espíritu descolonizador del llamado continente negro, enfrentados no sólo a la pretensión recolonizadora de las metrópolis occidentales, sino también a las rivalidades intestinas que conspiraban contra los procesos antiimperiales y por usufructuar posiciones de poder en sus países. En el Congo, el presidente Joseph Kasa-Vubu, Joseph Mobutu y Moise Kapenda Tshombe encarnaban esta coalición de intereses -con apoyo geopolítico externo-, la cual se sintió gravemente perjudicada por las políticas de Lumumba, a cuyo liderazgo en el seno del pueblo congoleño temían como antesala de la revolución.

Lumumba, quien afirmó su liderazgo en la calle, no logró hacerse de apoyo en el ejército, el que se parcializó con presidente Kasa-Vubo en la destitución del aquel como Premier.

Distintas versiones señalan a Kasa-Vubu como instigador de la liquidación de Lumumba. En todo caso, a los tres meses de la salida de Lumumba del cargo, Kasa-Vubu es derrocado por Mobutu. Este se había desempeñado durante algún tiempo como secretario de Lumumba en el MNC. En 1960, a propósito de las discusiones sobre la independencia del Congo, Mobuto integra la delegación que viaja a Bruselas. Allí, un informe de la embajada estadounidense le caracteriza como personaje “muy inteligente, muy joven, algo inmaduro, pero un hombre con gran potencial” (Wikipedia). Así, la conspiración de quienes en el Congo destituyen, apresan y quitarán la vida a Patrice Lumumba el 17 de enero de 1961, serán la expresión de la nueva hegemonía imperial que, en el marco de la Guerra Fría, buscará imponer al África una nueva colonización.

“Se burlaban porque éramos negros”

“Aunque esta independencia del Congo está siendo proclamada hoy en acuerdo con Bélgica, un país amistoso…ningún congolés olvidará que la independencia se ganó en lucha, en el día a día, una lucha(…) llena de lágrimas, fuego y sangre.

(…)Hemos experimentado trabajo forzoso a cambio de una paga que no nos permitía satisfacer nuestra hambre, ni vestirnos, tener alojamiento decente o criar a nuestros hijos como seres amados. Mañana, tarde y noche éramos sometidos a burlas, insultos y golpes porque éramos “Negros”. Hemos visto nuestras tierras confiscadas(…)hemos olvidado que la ley nunca fue la misma para el blanco y para el negro(…)Hemos experimentado sufrimientos atroces, hemos sido perseguidos por convicciones políticas y creencias religiosas, y exiliados de nuestra tierra natal: nuestra suerte fue peor que la muerte misma(…)un negro viajaba en el compartimento, bajo los pies de los blancos en sus cabinas de lujo.

(…) La República del Congo ha sido proclamada y el futuro de nuestro amado país está ahora en las manos de su propio pueblo(…)Le mostraremos al mundo lo que el hombre negro puede hacer cuando trabaja en libertad, y haremos del Congo el orgullo de África (…) Detendremos la persecución del libre pensamiento. Vigilaremos que todos los ciudadanos disfruten en toda su extensión las libertades básicas previstas por la Declaración de Derechos Humanos (…) podemos confiar no solo en nuestras propias enormes fuerzas y riqueza inmensa, sino también en la asistencia de los numerosos estados extranjeros, cuya cooperación aceptaremos cuando no esté encaminada a imponernos una política foránea ¡Viva la independencia y la unidad africana! ¡Viva el Congo independiente y soberano!” [Patricio Lumumba Discurso en ceremonia de proclamacion de la independencia del Congo. 30 de junio 1960

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 La lucha de Lumumba fue la misma que hoy libran los revolucionarios de América Latina
Por Atilio A. Boeón 
para Correo del Orinoco  (Venezuela)
publicado el 21 de enero de 2014

Se cumplen 53 años del asesinato de Patrice Lumumba, líder del Movimiento Nacional Congoleño (MNC), cuya determinación amenazó al régimen colonialista impuesto por Bélgica en esa región. Vista en la distancia, su lucha fue la misma que hoy se libra en Nuestra América por darle una verdadera independencia, afirmó Roso Grimaur, diputado al Parlamento Latinoamericano por el Partido Comunista de Venezuela.

“Cuando su patria aún se conocía como el Congo Belga, sometida a la mas cruel explotación por parte de un imperio colonial, Patricio Lumumba consideraba que eso debía cambiar hacia la liberación e independencia para que pudieran construirse relaciones de igualdad, amistad, cooperación y solidaridad con los demás países”, expresó.

Grimau, presidente de la Casa de Amistad con Vietnam, reiteró que el ideal de Lumumba, “viene a ser lo mismo que nosotros estamos construyendo en América Latina y el Caribe, que es la aspiración de todos los pueblos del mundo”.

Espíritu emancipador

“Al entrar en contacto con los movimientos revolucionarios exitosos de la época, en se desarrolló su gran espíritu emancipador nacionalista”, señaló Grimau. Y expuso que “con el digno ejemplo que representaban en aquellos momentos las victorias del glorioso pueblo y partido comunista vietnamitas liderados por Ho Chi Minh y el general Vo Nguyen Giap contra el colonialismo francés, Lumumba y sus compañeros, se sintieron estimulados a crear los movimientos revolucionarios para liberar a sus pueblos de los yugos colonialistas belgas, españoles, ingleses, franceses, y portugueses”.

El diputado destacó una de las ideas que figuran en los discursos de Lumumba ante las Naciones Unidas es que “otra África es Posible, una África unida en el desarrollo, en combatir la injusticia social, y en la cooperación entre países para la educación”.

“Para obtener ese objetivo, logró agrupar a la mayoría de las fuerzas progresistas del Congo en un partido panafricanista semi-legal en 1957, que fue el (MNC). Desde las filas de este primer partido congoleño, Lumumba logró superar las diferencias tribales y regionales”.

Grimau explicó que tras grandes esfuerzos en ese sentido, el gran dirigente congoleño, consolidó “una organización independentista unificada para enfrentar las ambiciones imperialistas de dividir el país en pequeñas áreas de influencia esos estados zonas de fácil control”. “Es decir, se enfrentaba a lo mimo que pretenden hacer hoy en Siria”, añadió.

Afirmó que en 1959 el Movimiento Nacional Congoleño ganó las primeras elecciones del país, y el 23 de junio de 1960 Patricio Lumumba fue nombrado Primer Ministro. El 30 de junio de 1960 se declaró la República Democrática del Congo, que significó la concreción de la gran victoria popular.

Con el apoyo de la CIA

“De inmediato se desata la conspiración desde el Gobierno Belga para mantener el control del Congo con el apoyo de la CIA y de las agencias de inteligencia europeas”, relató Grimau. El resultado fue que “a tan solo dos meses y medio después del nombramiento de Patricio Lumumba como Primer Ministro de un Congo independiente, un golpe de Estado en septiembre de 1960 por parte de los traidores proimperialistas, y el 18 de enero de 1961 lo asesinan vilmente”.

Recordar a Lumumba

“Patricio Lumumba fue un hombre recto y honesto que poseía formación universitaria; que ejerció el periodismo como fotógrafo y como autor de artículos de prensa. También fue un político, un líder popular en su país, un avanzado organizador, fundador del partido unido por la independencia del Congo: el Movimiento Nacional Congoleño”.

Subrayó que uno de los hechos mas horrendos que giran en torno al asesinato de Lumumba es que se haya utilizado ácido para desaparecer su cuerpo después de asesinarlo, “con el propósito de que ni siquiera quedaran sus huesos y borrarlo así de la memoria colectiva”.

“Eso demuestra no solo el odio, sino el interés, para que fuera olvidado en la historia como luchador por la liberación de su pueblo, para desaparecer su ejemplo como revolucionario. Formuló un llamado a no permitir que se cumpla ese objetivo de los explotadores de los pueblos y abanderados del imperialismo y del colonialismo”, añadió. .

“Debemos hacer un esfuerzo para recordarlo, porque Lumumba no solo fue un patriota, fue un héroe y un mártir por la liberación del Congo y de todo el Continente africano.

Escarmiento al luchador

Sobre el gran empeño del imperialismo en desacreditar a Lumumba, después por asesinarlo y por último para desaparecerlo y que fuera totalmente olvidado, Grimau consideró que se debió a la manera valiente como Lumumba los enfrentó:

“Fue asesinado de esa manera por la gran lucha política e ideológica que realizó para dar a conocer la unidad como instrumento y vía para el logro de la liberación por parte de los pueblos africanos, de los yugos coloniales que se mantenían en el momento en que libró su lucha y que aún se mantienen, incluyendo entre ellos al neocolonialismo naciente y al imperialismo norteamericano que ya comenzaba a meterse en los países africanos para sumarse a los saqueadores de las riquezas de ese continente”.

“Recordemos que aún siendo países muy ricos en recursos de hidrocarburos, minerales, bioenergéticos, en biodiversidad, en agua y en materiales estratégicos para las tecnologías de punta de alto valor económico, es lo que todavía mantiene en África una cantidad de conflictos creados y alimentados por estas mismas potencias europeas tratando de mantener el control sobre esos recursos que ellos ambicionan”, advirtió el diputado.

Contra el colonialismo

Patrice Lumumba “albergaba ideas de una gran unidad de todos esos pueblos y países de Africa. Son aportes ideológicos que hacen coincidir su ideal de Lumumba con las luchas de liberación nacional de los pueblos de Nuestra América contra el colonialismo europeo”, declaró Roso Grimau. Y añadió que “por eso son tan importantes las iniciativas que Venezuela realiza para mantener los contactos más estrechos posibles con los países del Continente africano”.

“El comandante eterno Hugo Chávez Frías ordenó que se hiciera un trabajo de apertura de relaciones con los pueblos de Africa, que se hallaba enmarcado dentro de los ideales Bolivarianos de unidad Latinoamericana y caribeña y amistad con los demás pueblos del mundo”, recordó.

“Eso Chávez lo ratificó en el Plan de la Patria, objetivo histórico cuarto, con los lineamientos de unirnos a otros bloques de países, del Africa y del Asia, para impulsar un nuevo orden mundial multipolar. Porque la mejor manera de rescatar esos ideales de Lumunba y de Bolívar es establecer mayores vínculos con todos los países que aun sufren el yugo colonial y la explotación capitalista e imperialista”.

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Patricio Lumumba: Rebelión y asesinato en el Congo

Por Obrero Revolucionario, No. 1113
 5 de agosto, 2001
Nota publicada el 18 de enero de 2014

El 30 de julio de 1960 fue un día lleno de esperanza para millones de personas en la lucha mundial contra el colonialismo. Los imperialistas belgas, que llevaban décadas explotando al pueblo del "Congo Belga", finalmente le dieron la independencia. En un territorio enorme y rico en recursos naturales nació la República del Congo; uno de sus líderes era Patricio Lumumba, joven y apasionado enemigo del colonialismo.

El rey belga, Balduino I, fue a Leopoldville a proclamar la independencia personalmente. Esperaba que los colonos y sus súbditos se felicitaran y forjaran una nueva relación con pocos cambios genuinos. Pero Lumumba, el nuevo primer ministro, agarró el micrófono y le habló al pueblo congoleño sobre la terrible vida colonial y las nuevas esperanzas para el futuro. El discurso escandalizó al nuevo gobierno de coalición y dejó horrorizado al rey. Lumumba dijo:

"Durante los 80 años del gobierno colonial sufrimos tanto que todavía no podemos alejar las heridas de la memoria. Nos han obligado a trabajar como esclavos por salarios que ni siquiera nos permiten comer lo suficiente para ahuyentar el hambre, o vestirnos, o encontrar vivienda, o criar a nuestros hijos como los seres queridos que son. Hemos sufrido ironías, insultos y golpes día tras día nada más porque somos negros... Las leyes de un sistema judicial que solo reconoce la ley del más fuerte nos han arrebatado las tierras. No hay igualdad; las leyes son blandos con los blancos pero crueles con los negros. Los condenados por opiniones políticas o creencias religiosas han sufrido horriblemente; exilados en su propio país, la vida ha sido peor que la muerte. En las ciudades los blancos han tenido magníficas casas y los negros destartaladas casuchas; a los negros no nos han permitido entrar al cine, los restaurantes o las tiendas para europeos; hemos tenido que viajar en las bodegas de carga o a los pies de los blancos sentados en cabinas de lujo. ¿Quién podrá olvidar las masacres de tantos de nuestros hermanos, o las celdas en que han metido a los que no se someten a la opresión y explotación? Hermanos, así ha sido nuestra vida.

"Pero nosotros, los que vamos a dirigir nuestro querido país como representantes elegidos, que hemos sufrido en cuerpo y alma la opresión colonial, declaramos en voz alta que todo esto ha terminado ya. Se ha proclamado la República del Congo y nuestro país está en manos de sus propios hijos".

Las palabras sobre el pasado dieron en el blanco, pero las palabras sobre el futuro se equivocaron.

En realidad, el país no estaba en manos de "sus propios hijos". A pesar de la declaración formal de independencia, los militares belgas todavía controlaban el ejército y la policía; las corporaciones todavía controlaban los recursos naturales y un aparato de politiqueros corruptos; y la CIA, el servicio de inteligencia belga y de otras potencias trabajaban día y noche para mantener en el poder a los congoleños leales al imperialismo.

A los 200 días de su toma de posesión, Patricio Lumumba murió asesinado por agentes imperialistas. Su muerte le partió el corazón a la gente colonizada y progresista por todo el mundo, y fue una amarga lección para millones sobre qué camino lleva a la liberación nacional auténtica y a una nueva sociedad.

Hoy, a los 40 años de su muerte, los países africanos son independientes, pero sus pueblos aún esperan la auténtica liberación. El Congo está dividido en facciones beligerantes apuntaladas por potencias imperialistas rivales. Este verano, Lumumba, una nueva película del cineasta Raoul Peck, contará la vida y muerte de Patricio Lumumba a una nueva generación.

La plantación de Leopoldo

El río Congo zigzaguea entre miles de kilómetros de bosques tropicales y sabanas de África central, donde viven unos 200 grupos, antes de llegar al océano Atlántico. En 1885, tras 300 años de caza de esclavos en la costa por las potencias europeas, el rey belga Leopoldo II se apropió de la cuenca del Congo como colonia personal. La Conferencia de Berlín de 1885, donde las potencias europeas se dieron permiso para explotar todo el continente africano, lo aprobó.

Leopoldo II se apoderó de un territorio del tamaño de Francia, Alemania, Inglaterra, España e Italia juntos, y 80 veces mayor que Bélgica. Lo bautizó "Congo Libre" y creó una red de puestos militares y campos de trabajos forzados. La brutalidad contra los africanos en esos campos fue de las más extremas y horripilantes de la historia: en un lapso de 20 años, la población disminuyó de 25 millones de personas a 15 millones. Por su parte, los capitalistas belgas y estadounidenses, como Guggenheim, Morgan y Rockefeller, se forraron los bolsillos con las enormes ganancias del caucho, madera y aceite de palma del Congo.

En 1908, ante una serie de rebeliones populares, la clase dominante belga cambió la forma de dominación de su colonia más valiosa: en vez de propiedad personal del rey pasó a ser una colonia directa, rebautizada "Congo Belga".

En las décadas siguientes, enormes cambios sacudieron la colonia. Los colonos se pusieron a explotar los ricos depósitos de cobre en la aislada provincia sureña de Katanga y los diamantes de Kasai. Durante la II Guerra Mundial (1939-45), el Congo fue la principal fuente mundial de caucho y de minerales esenciales para las máquinas bélicas imperialistas (como titanio y cobalto). El uranio para las bombas atómicas que Estados Unidos soltó sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki provino de la mina Shinkolobwe del "Congo Belga".

A raíz de esos cambios, emergió un proletariado moderno en el Congo, al lado de los millones de campesinos que formaban la mayoría de la población. En 1941, como consecuencia de la producción militar, había 500.000 trabajadores, la segunda concentración de proletarios del continente. En los 15 años siguientes, la principal ciudad, Leopoldville (ahora Kinshasa), creció 10 veces y alcanzó los 300.000 habitantes.

Tormenta de lucha

La II Guerra Mundial debilitó mucho al sistema colonial. La Alemania nazi perdió contacto con sus colonias africanas; Bélgica y Francia fueron ocupados; e Inglaterra tuvo que concentrar sus fuerzas en la guerra en Europa. Todas esas potencias imperialistas tradicionales emergieron de la guerra más débiles.

Por su parte, el pueblo chino, con la dirección de Mao Tsetung y el Partido Comunista de China, llevó a cabo una revolución antiimperialista histórica: se liberó de la ocupación japonesa y derrotó al KMT y sus padrinos yanquis, y luego se le plantó al imperialismo yanqui en Corea. Nunca antes un pueblo colonizado había derrotado así a las fuerzas imperialistas. Una enorme ola de lucha recorrió todo el mundo y botó a los colonialistas de Vietnam, Argelia, Cuba y otros países.

En 1963, el Partido Comunista de China escribió: "Después de la Segunda Guerra Mundial, en Asia, África y América Latina se ha levantado una gran tempestad revolucionaria. Más de cincuenta países de Asia y África han proclamado su independencia... Los imperialistas ya no pueden apagar las llamas del movimiento de liberación nacional. El viejo sistema colonial del imperialismo está desintegrándose con rapidez. Los traspatios del imperialismo se han convertido en frentes donde se entablan reñidas luchas antiimperialistas. En algunos países coloniales y dependientes, la dominación imperialista ha sido derribada, y en otros, ha recibido fuertes golpes y está a punto de venirse abajo".

En el Congo, el pueblo se organizó contra la dominación belga, a pesar de la represión y de una situación muy difícil. Los colonos belgas tenían todo el poder: controlaban la policía y el ejército, las minas y el gobierno. Con muy pocas excepciones, los congoleños no podían estudiar en secundarias o universidades. Antes de los años 50, solo 100 congoleños tenían educación universitaria. Los colonos aplicaban una estrategia de "dividir para conquistar", fomentando enemistades entre los varios pueblos y regiones.

El movimiento independentista del Congo no logró forjar un partido comunista revolucionario para dirigir la lucha. En vez, la mayoría de las fuerzas progresistas se unieron en 1958 en un partido panafricanista radical y semilegal, el Movimiento Nacional Congoleño (MNC), dirigido por Patricio Lumumba, un joven activista de Stanleyville (ahora Kisangani) que participaba en el movimiento independentista y en una organización de empleados gubernamentales.
Días contados

El MNC se dedicó a superar las diferencias tribales y regionales y crear un país independiente y unificado. El gobierno colonial respondió con represión, condenó a Lumumba y muchos de sus partidarios de sedición y los metió a la cárcel.

Pero en 1959, Bélgica cambió de estrategia y optó por darle la independencia al Congo lo antes posible. Se dio cuenta de que el viejo sistema colonial tenía los días contados y (siguiendo la táctica de los imperialistas franceses en África occidental y los ingleses en India) quería establecer un gobierno "independiente" leal a Bélgica antes de que el movimiento independentista se le saliera de las manos. Quería un nuevo gobierno débil, dirigido por las fuerzas más conservadoras y pro-belgas, y dependiente de los funcionarios de gobierno, militares y fondos belgas.

El plan era reemplazar el colonialismo con el neocolonialismo, o sea, con una falsa independencia que mantendría el poder en manos del capitalismo monopolista extranjero. Para llevarlo a cabo, los imperialistas belgas contaban con la ayuda de su aliado y socio mayor, el imperialismo yanqui, que emergió de la II Guerra Mundial como la potencia imperialista dominante (y que tenía sus propios planes para el Congo).

La estrategia del MNC era movilizar al pueblo para presionar a Bélgica a cumplir la promesa de independencia. Quería aprovechar las elecciones organizadas por Bélgica para apoderarse del aparato colonial, las fuerzas armadas y la policía y, una vez en el poder, acabar con la dominación belga paso por paso. Esperaba que los recursos naturales enriquecieran al pueblo y que el Congo alcanzara igualdad con los demás países.

El MNC esperaba llevar a cabo una transición pacífica del poder y no organizó fuerzas armadas propias para combatir el ejército colonial. A comienzos de 1960 Lumumba dijo: "En el pasado, se cometieron errores, pero ahora estamos listos a cooperar con las potencias que han estado aquí para crear un poderoso nuevo bloque. Si fracasamos, tendrá la culpa el Occidente".

Por la creciente fuerza del MNC, los imperialistas belgas aceleraron el plan de independencia, y el 30 de julio de 1960 un gobierno congoleño independiente tomó las riendas. El MNC recibió la mayor parte de los votos, y Lumumba fue elegido primer ministro.

Intrigas neocoloniales

Los imperialistas decidieron que un gobierno de coalición con el MNC y Lumumba los perjudicaría y se pusieron a fomentar divisiones y caos para aislar a Lumumba y deshacerse de él. Lumumba contaba con gran apoyo popular, pero el aparato de poder estatal y la estructura financiera no habían cambiado. Cuando los burócratas belgas regresaron a Bélgica, se llevaron todo (hasta los teléfonos) para sabotear el nuevo gobierno.

El nuevo ejército (rebautizado el Ejército Nacional del Congo) en realidad era el mismo ejército colonial. Pronto estallaron motines en el ejército: de los soldados negros que no aguantaban el maltrato de los oficiales blancos, y de los oficiales blancos que no querían obedecer las órdenes del nuevo gobierno.

Las agencias de espionaje de varias potencias, sobre todo la CIA, hicieron todo lo posible para desestabilizar el país y reclutar agentes del ejército y el gobierno. Uno de ellos fue Joseph-Desiré Mobutu, un ex sargento de la policía colonial que comandaba el Ejército Nacional.

Por su parte, las compañías mineras maniobraron para mantener a fuerzas leales en el poder en las regiones ricas en minerales. Un mes después de la toma de posesión del nuevo gobierno, el títere Moise Tshombe declaró la independencia de la provincia de Katanga. Ahora se sabe que Bélgica lo ayudó en secreto.

Aprovechando la "falta de estabilidad", Bélgica despachó más soldados, a pesar de las objeciones de Lumumba y las protestas de las masas.

Se vislumbraba una invasión extranjera, una guerra civil y el colapso del gobierno, pero Lumumba tenía pocas fuerzas organizadas y buscó ayuda en el extranjero. Primero pidió tropas de la ONU, pero cuando llegaron se dio cuenta de que estaban al servicio de los imperialistas (especialmente de Estados Unidos) y no del pueblo congoleño.

Luego pidió ayuda a la Unión Soviética como contrapeso a los imperialistas occidentales. En ese entonces, se pensaba (incluso las fuerzas revolucionarias) que la Unión Soviética era una potencia socialista y antiimperialista. Pero con la restauración del capitalismo en los años 50 bajo el mando de Nikita Jruschov, la nueva clase dominante soviética buscaba establecer relaciones neocoloniales con países como el Congo. Los revisionistas (falsos comunistas) de la URSS aconsejaban no hacer la revolución porque podría provocar una guerra nuclear entre la URSS y Estados Unidos. En vez, recomendaban recibir "asesores" y agentes militares soviéticos, e integrarse económicamente en la zona de influencia soviética. En septiembre de 1960, empezaron a llegar al Congo asesores y agentes militares soviéticos, y Washington se puso furioso.

Muchas fuerzas reaccionarias e imperialistas luchaban para apoderarse del país, y Lumumba se encontró más y más aislado.

Mandan asesinarlo

"Los jugadores se mueven con rapidez y en secreto. Cada jugada barre ríos, bosques, continentes y océanos, y solo la presencian los ojos de cristal extranjero y unos árboles nativos antaño poderosos que fueron talados de sus raíces... Un día de finales de 1960, un tal Allen Dulles, que estaba al frente de la CIA, envió un telegrama a su delegado en el Congo sugiriéndole que reemplazara al gobierno congoleño tan pronto como le fuera posible. El jefe de la delegación en el Congo, el señor Lawrence Davlin, recibió órdenes de emprender una acción, por osada que fuera, siempre que se pudiera mantener en secreto: un golpe de estado serviría. Habría dinero contante y sonante para pagar a los soldados destinados a ese fin. Pero el asesinato podía resultar más barato...".

"En los altos niveles del gobierno concluimos que si [Lumumba] sigue en el poder, las consecuencias serán catastróficas... para el mundo libre. Por eso, nuestra conclusión es que urge quitarlo de en medio lo antes posible".
Allen Dulles, director de la CIA, 
memorando de 1960

"Ninguna brutalidad, maltrato o tortura me ha doblegado, porque prefiero morir con la cabeza en alto, con la fe inquebrantable y una profunda confianza en el futuro de mi país, a vivir sometido y pisoteando principios sagrados. Un día la historia nos juzgará, pero no será la historia según Bruselas, París, Washington o la ONU sino la de los países emancipados del colonialismo y sus títeres".
Patricio Lumumba, carta a su esposa, 
Pauline Lumumba, enero de 1961, 
una semana antes de su asesinato


A fines de septiembre de 1960, el coronel Mobutu tomó el poder en la capital y desató una ola de represión contra las organizaciones políticas. El 10 de octubre, el ejército y la ONU arrestaron a Lumumba. Escapó el 17 de noviembre y huyó hacia su principal base de apoyo en Stanleyville.

El 2 de diciembre, el ejército volvió a capturarlo. Bajo órdenes de Nueva York de no intervenir, las tropas de la ONU hicieron la vista gorda cuando lo maltrataron.

Lo llevaron primero a Leopoldville, donde lo exhibieron ante los periodistas y diplomáticos. Durante el mes siguiente lo pasaron de un grupo reaccionario a otro para que lo golpeara y torturara. Al final lo llevaron a Katanga, donde los separatistas lo ejecutaron la mañana del 18 de enero de 1961. Más tarde se supo que se mantuvo firme durante todas las torturas y desafiante en la ejecución.

Mentiras de la CIA

Inicialmente, los imperialistas yanquis y belgas anunciaron que lo asesinaron "campesinos airados"; más tarde dijeron que lo ejecutaron "sus enemigos congoleños". Eran mentiras para reforzar el pretexto racista y neocolonial de los asesinos: que los pueblos africanos no son capaces de gobernarse.

En realidad, el gobierno de Lumumba sucumbió a una "desestabilización" sistemática de los imperialistas.

Últimamente han salido a flote más detalles del operativo conjunto de Estados Unidos y Bélgica para asesinar a Lumumba. Ahora se sabe que el presidente Dwight Eisenhower mandó asesinarlo en una reunión de seguridad nacional en la Casa Blanca en agosto de 1960, menos de dos meses después de la independencia del Congo. Uno de los agentes despachados para la tarea fue Frank Carlucci, que sería secretario de Defensa de Ronald Reagan.

El 6 de octubre, unos pocos días antes del arresto de Lumumba, el ministro de Asuntos Africanos del gobierno belga ordenó en un cablegrama a Katanga "eliminar definitivamente" a Lumumba.

Desde el momento de la captura, estuvo bajo el control de agentes imperialistas. Lo torturaron en una mansión vigilada por soldados belgas.

El 15 de enero de 1961, el ministro de Asuntos Africanos mandó al gobierno títere de Katanga recibir inmediatamente a Lumumba. A los dos días llegó en un jet DC-4 belga. A Lumumba y dos asesores, Mpolo y Okito, los asesinó un pelotón de ejecución dirigido por un capitán belga, a la vista de funcionarios del gobierno de Katanga y agentes imperialistas.

Para tapar la verdad, un equipo de policías belgas desenterró el cadáver y lo disolvió en ácido (que proporcionó una compañía minera). Los imperialistas no querían dejar ninguna huella del crimen, pero fracasaron. Ahora todo mundo sabe quiénes mataron a Lumumba y ahogaron las esperanzas del pueblo congoleño.

Una lección pagada en sangre

"Estados Unidos siempre ha tratado de controlar el Congo. Envió las fuerzas de la ONU para perpetrar toda clase de maldades. Asesinó al héroe nacional congoleño Lumumba y tumbó al gobierno legítimo. Impuso al títere Tshombe y despachó tropas mercenarias para reprimir el movimiento de liberación nacional... La meta del imperialismo yanqui es controlar el Congo y atrapar a toda África --especialmente los países africanos recién independientes-- en la telaraña del neocolonialismo".
Mao Tsetung, Declaración de apoyo al pueblo 
del Congo contra la agresión estadounidense, 
28 de noviembre de 1964


Cuando lo asesinaron, Lumumba tenía 35 años y unos pocos meses de primer ministro. Su muerte entristeció e indignó a millones de personas por todo el mundo. En el Congo, varias fuerzas se rebelaron contra el neocolonialismo, pero en la situación difícil que emergió tras la muerte de Lumumba ninguna logró iniciar una lucha armada revolucionaria prolongada. Las tropas de la ONU y los mercenarios blancos trabajaron de la mano con el ejército para aplastarlas.

Moise Tshombe tomó las riendas de un nuevo gobierno pro imperialista. Poco después lo reemplazó Mobutu, quien gobernó (y saqueó) el país sin piedad durante décadas. Los imperialistas han chupado las riquezas del Congo, y sus tramoyas y rivalidades han dejado al país, una vez más, arruinado y dividido por la guerra.

Hoy, cuando el reto de la revolución y la liberación nacional se le plantea a tantos pueblos y movimientos, la historia de Patricio Lumumba nos proporciona una clara lección sobre la crueldad del imperialismo y el neocolonialismo.