El 25 de agosto de 2018, muere en su cama el genocida estadounidense John McCain

Un muerto, McCain*, frente a 2,5 millones de muertos iraquíes

Por Nick Pemberton**
para CounterPunch (EEUU)
Publicado el 27 de agosto de 2018


Una de las cosas más repugnantes de la sociedad estadounidense es el sentimentalismo reaccionario que desborda nuestros chismosos corazones, infectados de reacciones químicas cada vez que uno de nuestros supuestos héroes de guerra pasa a un lugar más sosegado. Las declaraciones, cuidadosamente ensayadas, de figuras políticas inútiles nublan nuestras mentes mientras todos aquellos que conservan la cordura deben preguntarse colectivamente qué demonios hizo alguna vez por nosotros ese rancio saco de huesos de John McCain. Donald Trump fue una vez un recién llegado en el escenario político capaz de quemar los puentes que merecía la pena quemar. Cuando Trump dijo que McCain no era un héroe de guerra, fue el mejor de sus momentos. Tal declaración era tan necesaria que debería haberse dicho que fue el momento más genial que la Calabaza-No-Tan-Grande ha aportado al pueblo estadounidense. No hace falta decir que el día en que Trump se reúna con su perverso creador, deberá resistirse cualquier sentimentalismo políticamente correcto ante su muerte.


El machómetro de Donald Trump por un héroe de guerra podía o no pillarse. Para empezar, la frase héroe de guerra es una paradoja, por eso debemos perdonar a la Bola de Queso desteñido por su deslucida definición. Pero su instinto era acertado. John McCain no es un héroe.

John McCain fue un sionista feroz, aunque ese rasgo es tan estadounidense como el pastel de manzana. McCain, casi más que cualquier otro, hizo cuanto pudo para que se enviaran más tropas a Iraq. Cuando George W. Bush cedió y envió 20.000 soldados más a Iraq en 2007, los demócratas etiquetaron la medida como “la doctrina McCain”. Los estadounidenses que son incluso más tontos aún que Bush II han empezado a etiquetar a Bush de “razonable”. El razonable Bush habló de permanecer 50 años en Iraq, McCain aumentó la cifra a 100. McCain fue también uno de los más entusiastas defensores de la guerra en Afganistán. Y, al igual que su colega Barack del otro lado del pasillo, se sintió amenazado por el éxito de Libia bajo Muammar Gaddafi. La viril postura de McCain contra Vladimir Putin fue tan reveladora como el romance de Trump con Putin.

Todo olía a podrido cuando John McCain se situó al lado de esos buenos valores estadounidenses e invitó a su hermano del otro partido, Barack Obama, a hablar en su funeral, presumiblemente para fastidiar a Donald Trump. En la actualidad, a los políticos les gusta pretender que el club de los chicos buenos del pasado estaba libre de la virulenta misoginia de Trump. Pero si hurgan un poco en las declaraciones públicas de McCain, se encontrarán con que muchas de ellas son sexistas. Es lo que tiene Trump, que pierde poco tiempo en sentimentalismos. Él no cree en nada ni en nadie. Trump es el paso siguiente natural para una sociedad que está moralmente en bancarrota y se basa exclusivamente en un kitsch patriotero para justificar su ridiculez.

John McCain y su marca de la vieja escuela estadounidense murieron con la llegada de la bola de demolición Donald Trump. Puede que el cuerpo de McCain se haya quedado más tiempo del que queríamos, pero era solo cuestión de tiempo que se uniera a su ideología en la tumba. Ahora le toca a los demócratas tomar el mando, y lo han hecho de manera honorable. Los demócratas abogan para que las mujeres entren en liza, pero ante un partido que ya está abandonando el #MeToo y los derechos reproductivos, nos quedamos preguntándonos qué significa eso realmente. Lo que está claro es que los demócratas se han convertido en el refugio seguro de los exmilitares/candidatos de inteligencia presentables. Los demócratas son ahora el partido de McCain.

Recuerdo el día en el que Osama bin Laden fue asesinado. Resultaba difícil encontrar un estadounidense que no estuviera en estado de arrebato. Los desfiles se multiplicaron. Los políticos sedientos de sangre se relamieron. Había cierto orgullo de que hubiera sido Obama, “nuestro hombre”, quien se lo hubiera cargado. Esto fue suficiente para hacer que cualquiera se sintiera asqueado. Si a muchos estadounidenses les gustaba entonces la sangre, quién va a sorprenderse de que muchos de nosotros hayamos salivado ante el disparatado acoso de Donald Trump. La cultura estadounidense es demasiado extrema. Todo lo dividimos entre amigos y enemigos. Si nuestros amigos mueren, todos tenemos que mentir sobre ellos. Si nuestros enemigos mueren, organizamos un desfile. No estoy pretendiendo un desfile por la muerte de John McCain, sólo aportar un poco de perspectiva.

John McCain ayudó a pergeñar la devastación de varios países. Millones de muertes teñían sus manos de sangre. El mundo es más pacífico una vez que se ha ido. ¿Por qué el asesinato de 22 niños yemeníes del día anterior no propició el mismo dolor que la muerte de McCain? La guerra de Estados Unidos y Arabia Saudí contra el Yemen contaba también con el respaldo de McCain. Es posible que se recuerde a John McCain como un héroe de guerra, pero si puedo parafrasear al despiadado halcón Donald Trump: “Los héroes de verdad no van a la guerra”.

Notas: 

*John Sidney McCain III ​​ fue un político y militar estadounidense de origen zoneíta. Fue senador sénior por Arizona y candidato del Partido Republicano a presidente de los Estados Unidos en las elecciones de 2008. Wikipedia

**Nick Pemberton es estudiante del Gustavus Adolphus College. Puede contactarse con él en pemberton.nick@gmail.com  

Traducción:  Sinfo Fernández

Fuente: rebelion.org
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John McCain: de falso héroe a criminal de guerras en serie


Por Nazanín Armanian
para Público (España)
Publicado el 31 de agosto de 2018


John McCain era un héroe estadounidense, un hombre de decencia y honor y un amigo mío”. Así homenajeó el supuesto “socialista” del Partido Demócrata Bernie Sanders al senador republicano, revelando que los estadounidenses y el mundo entero tienen un serio problema si hasta el ala izquierda del Partido Demócrata es igual de belicista y embustero que el ala de extrema derecha del Partido Republicano. En realidad, la mayoría de las guerras de EEUU contra otras naciones la lanzaron los presidentes demócratas cuando los republicanos eran “aislacionista”. Eso sí, comparten la idea de que “Dios salve América” y que el resto de la humanidad, que no son más que Untermensch «subhumanos» y daños colaterales de infames intereses de las élites gobernantes.

El sentimentalismo reaccionario que ha invadido la prensa por su muerte, impide que se le reconozca a McCain como uno de los políticos más siniestros de las últimas décadas de EEUU, y eso dice mucho de él en un país con el culto a la guerra, y a cuyos presidentes se les valora por el número de sus agresiones militares contra otras naciones.
A John McCain le otorgaron el título de “héroe” en 1973 cuando fue entregado a EEUU por Vietnam en un intercambio de prisioneros. Había sido capturado en 1967 cuando su avión de combate, después de realizar 23 misiones de bombardeo, fue derribado por el ejército vietnamita, cayendo en lago de Hanoi. Fue rescatado por el señor On, un guardia de seguridad de una fábrica de bombillas. La misma gente cuyas vidas destrozó bajo sus bombas, le cuidó de sus heridas y le devolvió a su país sano y fuerte.
Durante la guerra, EEUU arrojó siete millones de toneladas de bombas, 100 000 toneladas de sustancias químicas, como el agente naranja, matando a cinco millones de vietnamitas, y dejando con graves secuelas a otros 3 con los efectos del napalm. Los héroes eran personas como On, que no un despiadado individuo que se convertirá con honores al candidato a la presidencia de EEUU.
El falso héroe

Si la superpotencia fue derrotada por aquella pequeña gran nación ¿Qué acto heroico habían hecho soldados como McCain? Si ir a matar a personas desconocidas con el riesgo de perder la vida es heroísmo, más héroes fueron Hitler o Gengis Kan por la cantidad de cadáveres que dejaron a su paso. Pero, John no era cualquier soldado, sino el hijo del almirante al mando de la Flota del Pacífico, John S. McCain, que para más inri habia sido pillado cooperando con el enemigo vietnamita deshonrando a la saga: Según el periodista estadounidenses Douglas Valentine, tres días después de su captura, yendo más allá de “cantar” informaciones, pasó secretos militares sensibles a las milicias bajo el mando de Ho Chi Minh. En 4 de junio de 1969, un cable militar concluía que “Songbird es Pilot Son of Admiral” (el pájaro cantante es el hijo piloto del Almirante”, según el diario digital Counterpunch en 2008. Como resultado EEUU tuvo que suspender algunos bombardeos. Quizás, esto fue lo único positivo que hizo este personaje en toda su vida. El redactor del New York Times y galardonado con un Pulitzer Sydney Schanberg afirmaba que John McCain y también John Kerry hicieron todo lo posible para bloquear cualquier investigación de los archivos del Pentágono sobre los prisioneros de guerra en Vietnam.

El villano de seis guerras

Pasó de ser militar a político, para desde el Congreso y luego el Senado atacar a los sectores más pobres de su país y también al resto del mundo, utilizando sus medallas de héroe de guerra.
  • Mientras recibía los mejores cuidados por el cáncer que padecía, luchó contra La Ley de Cuidado de Salud Asequible (Obamacare), privando el acceso a las mínimos atenciones sanitarias a 22 millones de sus compatriotas, y encabezó la campaña en favor de las sanciones económicas contra Siria, que incluían el suministro de medicamentos básicos a la población. Las guerras que apoyó, mataron a cientos de miles de personas y hirieron a millones, sin que pudieran recibir un analgésico.
  • Manipuló a su audiencia, con un discurso en contra de las torturas: se oponía a dichas brutalidades, decía, sólo si las realizaba la CIA, que no el ejército. En 2009, Obama aceptó la propuesta de McCain, y dio carpetazo a la demanda de enjuiciar a los oficiales de la CIA implicados en el escándalo de las torturas (como las de Abu Ghraib y Guantánamo), por haber sido realizadas de acuerdo con las leyes del régimen e Bush; se trataba del ahogamiento en el agua (submarino), el “muro” (golpes repetidas contra las paredes), privación de sueño, desnudez y encerrar en ataúd durante horas, etc. Todos sabían que un preso torturado proporciona información falsa para dejar de sufrir aunque sean unos instantes, por lo que el objetivo de las torturas eran simplemente pedagogía del terror por unos sádicos: por eso exhiben el Guantánamo, y lo mantienen abierto.
  • McCain, en defensa a los intereses de la industria militar que alberga su estado natal, Arizona, -como Boeing, Raytheon, Lockheed Martin o General Dynamics-, hizo apología de guerra cuanto pudo, y participó activamente para desestabilizar Líbano, Granada, Panamá, Nicaragua, Irak, Somalia, Bosnia, Kosovo, Afganistán, Libia, Siria, e Irán.
Algunos de sus crímenes de guerra
Imágen de las torturas en la prisión de Abu Ghraib
Encabezó una campaña en favor de las criminales sanciones contra esta nación mientras animaba a más bombardeo a las infraestructuras del país en 1991 y en 2003, que dejaron cerca de 5 millones de muertos y mutilados, y 14 millones de desplazados y refugiados. A pesar de que los soldados estadounidenses también estaban cayendo a miles, pidió a Bush el envío de más tropas a Irak: 300.000 soldados y decenas de miles de contratistas, le parecían poco. La prensa llamó la “Doctrina McCain” a la política de aumentar las tropas en Irak.
  • Libia: El 14 de agosto de 2009, McCain se reunió con Gadafi en Trípoli para venderle armas. Después de la reunión, afirmó haber pasado “una tarde interesante con un hombre interesante“. Dos años después, pidió su eliminación del poder, porque tenía “sangre estadounidense en sus manos“: no es que no se acordara que el atentado de Lockerbie sucedió en 1988, sino que veía mayores ganancias para las empresas armamentísticas en una gran guerra. En abril de 2011, entró ilegalmente en Libia, para reunirse con los veteranos “yihadistas”, organización internacional de mercenarios, fundada por la CIA. Propuso a Obama una invasión terrestre del país y reconocer un gobierno en exilio, compuesto de los mismos terroristas que mataron tanto a Gadafi como al propio embajador de EEUU, Christopher Stevens. Obama lo rechazó: un país en guerra es un negocio más rentable.

  • Ucrania: con el objetivo de provocar tensión con Rusia y sabotear cualquier política de “coexistencia pacífica” con este país – el único con la capacidad militar de enfrentarse a EEUU-, McCain participó en el diseño del golpe de estado del febrero de 2014, organizado por los neonazis, que derivó a la guerra que ha destruido la vida de millones de ucranianos. En esta línea, fue un firme defensor de la integración de Georgia y Ucrania en la OTAN, a pesar de la reticencia de los generales más belicistas.

  • Siria: McCain fue el impulsor de “sacar a Asad del poder”, desintegrar Siria, y desmantelar el tercer estado árabe, y de paso, servir a los intereses de Israel.