15 de noviembre de 1889. Abdicación de Pedro II y caída del Imperio de Brasil. Instauración de la República

Prof. Daniel Alberto Chiarenza 

En 1888, Pedro II viajó de nuevo a Europa para atender a su salud. La nueva regencia de la princesa Isabel provocó alteraciones. Desde un motín de marineros, hasta el resurgimiento del federalismo. La superproducción agrícola e industrial del país atrajo a numerosos inmigrantes, más de 130.000, ingresantes en sólo un año, el de 1888.

El país marchaba firme hacia la industrialización. Entre 1888 y 1889 -en la bisagra entre la monarquía y la república- se contrataron dos empréstitos externos para la agricultura. Un empréstito interno de 110.000 contos, alrededor de 13.000.000 de libras, dio a la República la medida de la energía con que había trabajado el Imperio.

La abolición de la esclavitud representó una conciliación con los militares que, en los últimos tiempos, se habían negado de capturar negros fugitivos.

Se cuenta una anécdota sobre los efectos de la ley Áurea. Ante el entusiasmo de la calle, la regente doña Isabel preguntó a uno de sus consejeros: “Entonces, ¿gané o perdí? A lo que éste respondió: “Vuestra alteza ganó la partida, pero perdió el trono”. Esto ocurriría el 13 de mayo de 1888.
La idea republicana venía operando en la opinión pública desde hacía tiempo, pero, como partido organizado, sólo había surgido en São Paulo en 1870. Los paulistas se hallaban en mejor situación para abrazar y defender la bandera de la República. Minas Gerais y Río Grande do Sul se contagiaron.

Coadyuvó a ello la enfermedad de Pedro II, se creía que lo iba a suplantar el príncipe extranjero, llamado  de Eu.

Surgió como amenaza acechante a la monarquía, un personaje prestigioso en el ejército: el mariscal Deodoro da Fonseca. Éste y Benjamín Constant se presentaban como líderes de la insurrección. Mientras el emperador ofrecía, el 9 de noviembre de 1889, un baile a la escuadra chilena, Benjamín Constant arengaba a los revolucionarios en el Club Militar.

El 11 de noviembre Fonseca, Ruy Barboza, Arístides Lobo y Constant, que era un contemporizador, tenían todo listo. El 14 se hizo propalar la falsa noticia de que el ministro Ouro Preto había mandado apresar a Fonseca y a Constant. Al día siguiente se pretendió frenar al motín. Era demasiado tarde. Deodoro da Fonseca, al frente de sus hombres, se presentó ante el ministro el 15 de noviembre, mientras el emperador veraneaba en Petrópolis. Cuando llegó a su ex palacio, la situación estaba consumada. Pedro renunció de palabra a la corona. La República ya había sido proclamada.

Con la aprobación de Benjamín Constant, verdadero promotor del movimiento, Deodoro da Fonseca, fue aclamado como primer presidente de la nueva república brasileña y procedió a organizar su gobierno.

El día 16, Pedro II, que estaba arrestado, recibió la orden de abandonar el país. Partió el 17 de noviembre de 1889.

Proclamada la República, se separó la Iglesia del Estado: lo válido era el matrimonio civil, no el religioso; se laicizó la enseñanza; se emitió moneda a base de certificados, en vez de oro; aumentaron las empresas industriales y la actividad comercial, etc.

En 1891, los conservadores dominaban el aparato estatal. Los liberales pasaron a la oposición. El mariscal Fonseca renunció al gobierno ese mismo año. Enseguida se dictó la Constitución republicana, inspirada en la de Estados Unidos.

Cuando fue elegido presidente Fonseca tenía como vicepresidente a Floriano Peixoto. Fonseca se enfrentó al Congreso y ordenó su disolución, lo que produjo la rebeldía de la escuadra (1893). Entregó el mando al vicepresidente Peixoto.

Sucedió al mariscal Peixoto don Prudente Moraes (1894). Peixoto murió al año siguiente. Le tocó a Moraes afrontar sus propios problemas de salud y la revolución de Canudos, conflicto religioso que alteró la vida de Bahía. Vencido, dejó un reguero de inquietud. Prueba de ello fue el atentado de que se quiso hacer víctima a Moraes cuando visitaba un cuartel. La trágica muerte del ministro de Guerra dio motivo para una purga en el ejército. En 1898, cuando cedió el mando a Campos Salles, la situación política estaba estabilizada.

Fuente: profesor-daniel-alberto-chiarenza.blogspot.com.ar