El paro patronal y de camioneros en 1972 y la respuesta de la clase trabajadora

Ángela Suárez
La Izquierda diario [x]

A  días de una nueva conmemoración del Golpe de Estado de 1973, LID Chile informará sobre diversos hechos ocurridos previos a la Dictadura Cívica-Militar y posteriores a esta. En este artículo se abordará el paro patronal de 1972 que incluyó a la clase empresarial y al gremio de camioneros, como también la respuesta por parte de sectores de la clase trabajadora, pugna que tiene total vigencia en la actualidad.

A pocos días de que se cumplan otro aniversario del Golpe Militar en 1973, se hace imprescindible recordar y analizar ciertos hechos que ocurrieron en aquella época y que marcaron la historia de Chile. El paro patronal de 1972, como parte de la ofensiva de la derecha, clase empresarial y el reaccionario gremio de camioneros, es parte de esto, como también la audaz y correcta respuesta por parte de la clase trabajadora. ¿En qué consistió el paro patronal y qué relación tiene con la actualidad?

Una vez electo Salvador Allende, en 1970 y encabezando la Unidad Popular, comenzaron a desarrollarse una serie de cambios y transformaciones que fueron implementadas principalmente por el fuerte ascenso de la clase trabajadora y los sectores populares. Con el 36,3% de los votos, la Unidad Popular llegó al poder, planteándose como una alternativa para llegar al socialismo por medio de la vía pacífica. Desde ese momento, la derecha, la clase empresarial y los gremios reaccionarios como los camioneros, iniciaron una ofensiva para evitar que Allende asumiera y que se llevase adelante el programa político. “Días antes (de que Allende asumiera el cargo presidencial), pretendiendo hacer fracasar el acceso al Gobierno de Salvador Allende, los complots y atentados terroristas de la derecha se multiplicaron…” (1)

Debido al ascenso revolucionario y la ofensiva de la clase trabajadora y sectores populares, el gobierno de Allende comenzó a aplicar el programa de la Unidad Popular y de las Primeras 40 medidas, por lo que ya en diciembre de 1970 se nacionaliza la industria textil y se empieza a preparar la formación del Área de Propiedad Social. Ya en 1971 las movilizaciones campesinas por una profundización de la reforma agraria tomaron mayor fuerza, y además se nacionalizaron los bancos y las principales empresas del país. Todo esto acompañado de una tremenda polarización política y social en las calles, como también al interior de la UP, donde el Partido Socialista mantenía su posición a favor de la insurrección, mientras que Allende seguía impulsando la “vía pacífica al socialismo”; por otro lado, se formó la Izquierda Cristiana, compuesta por sectores que eran de la Democracia Cristiana; son asesinados políticos como Pérez Zújovic (DC); se nacionaliza el cobre en julio de 1971, entre otros hechos.

A medida que el gobierno de la UP llevaba adelante las medidas planteadas en su programa, los sectores reaccionarios y conservadores agudizaban sus respuestas, mientras que la clase trabajadora, campesinos y pobladores, exigían el cumplimiento del programa político, al mismo tiempo que se planteaban ir por mucho más. Estas ganas de “querer ir por más” se fueron expresando en distintos aspectos. Allende presentó el proyecto de ley sobre las Áreas de la Economía y la participación de los trabajadores, donde se establecía que 91 empresas básicas serían parte del Área de Propiedad Social, un hecho que agudizó la lucha de clases de la época.

Esta agudización de la lucha de clases y aumento de la polarización política se expresó inmediatamente. En diciembre de 1971 se realizó la primera gran movilización contra la UP, conocida también como la “marcha de las cacerolas vacías”, todo esto acompañado de la enorme campaña del terror, caos y desabastecimiento económico que impulsó la derecha, la clase empresarial y también amplios sectores de la DC- en complicidad con Estados Unidos y la CIA- para frenar el ascenso revolucionario.

Ya en junio-julio de 1972 comienzan a expresarse más claramente los roces y diferencias estratégicas al interior de la UP. Por un lado, el PS, MAPU y la IC impulsando la consigna “avanzar sin transar”, mientras que Allende junto al PC mantenían la posición de “consolidar para avanzar”, posición que fue fuertemente criticada por los trabajadores que luego participaron de los Cordones Industriales. Por otro lado, la derecha, los empresarios, la DC y gremios como los camioneros, también se organizaban y formaban sus bloques reaccionarios para seguir desestabilizando al país y al Gobierno.

El paro patronal y de camioneros en octubre de 1972 y la respuesta de la clase trabajadora

En octubre de 1972 el gremio de camioneros y dueños de transporte comienza una huelga que duró más de tres semanas, afectando profundamente a la economía del país y profundizando aún más el desabastecimiento económico y de alimentos para la población, hecho que llevó a que el Gobierno decretase Estado de Emergencia. 

El gremio de camioneros (en su mayoría empresarios transportistas y dueños de camiones), en conjunto con los empresarios y la derecha, demostró todo su lado reaccionario y patronal, apoyando en todo momento a la derecha y los explotadores, buscando golpear los avances de la clase trabajadora y los sectores más precarizados de la sociedad. Pero, ¿cuál fue la respuesta de la clase trabajadora ante este ataque? La más audaz que se ha visto en la historia del país.

Ante este ataque, la clase trabajadora emprendió inmediatamente una acción que marcó la historia: la creación de los Cordones Industriales, junto a la formación de las Juntas de Abastecimientos y Precios (JAP) y los Cordones Comunales. Los primeros mencionados fueron sin duda el miedo más feroz que tuvo la burguesía y los sectores reaccionarios, pues los Cordones Industriales pusieron en cuestión la propiedad privada, la toma de los medios de producción y las fábricas, y por ende, el control de la sociedad por parte de la clase trabajadora. Sin embargo, la política reformista de Allende y de la UP llevó a que estos no se pudiesen desarrollar hasta el final, ni fortalecerse como la clase trabajadora lo exigía; y además, posterior a la conformación de los Cordones Industriales, Allende dio paso a que los militares participaran del Gobierno, lo que fue un hecho decisivo en la posterior represión y destrucción de lo que habían conquistado los trabajadores.

Los Cordones Industriales fueron la respuesta más valerosa y correcta que entregó la clase trabajadora ante el ataque contrarrevolucionario de la derecha y los empresarios. Representaron incipientes organismos de “contrapoder obrero” ante el desabastecimiento y los ataques reaccionarios de los gremios, donde amplios sectores de trabajadores comenzaron a tomarse fábricas, dando paso- en algunos casos- al control obrero de la producción, y por ende, entregando respuestas concretas al problema del desabastecimiento y la falta de alimentos para la población.

En este sentido, la clase trabajadora comenzó a recorrer un camino para conquistar sus derechos, sus demandas, para dar respuesta a los problemas de la sociedad, a la pobreza y falta de alimentos; los trabajadores iniciaron un proceso donde pensaban concretamente el futuro de la sociedad, donde se proponían terminar con la sociedad de clases, explotación y miserias, comenzaron a dar paso al “gobierno de sus propios destinos”. Los Cordones Industriales fueron la respuesta que entregó la clase obrera ante la nefasta posición de la clase explotadora y su chantaje empresarial, por lo que se comenzaron a levantar Cordones en Cerrillos-Maipú, Vicuña Mackenna, entre otros lugares, donde la producción quedó en manos de los trabajadores en pos de la sociedad y los sectores más precarizados.

A diferencia de la UP y Allende, la clase trabajadora, mediante los Cordones Industriales, entregó una respuesta certera, sin temor y ofensiva ante la derecha y los empresarios, dispuesta incluso a tomar las armas para defender lo que el pueblo trabajador y pobre había conquistado a lo largo de años. Esta es parte de la historia enterrada de la clase trabajadora que es fundamental revelar, pues hoy más que nunca toma relevancia en un contexto de ataques y ofensiva empresarial, como también de falsas promesas por parte del gobierno reformista de la Nueva Mayoría que cada día demuestra más su subordinación ante la derecha y los empresarios. Hoy más que nunca los trabajadores deben conocer su historia, sus avances, logros y lecciones, para justamente responder ante los hechos actuales, como fue el paro de camioneros realizado hace algunos días, amparado por la derecha y los empresarios.

Nota:

(1) Aguiar S., López A., Muñoz G. y Yáñez V. (2014) Testimonios de los Cordones Industriales. Reconstruyendo la historia con sus protagonistas. Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, Fondart 2014.