Otros K después de Keynes

Marcos Leonetti*
El Economista

Estudiar las grandes crisis pasadas ayuda a entender las nuevas, anticiparse y corregir en tiempo real aquellas malas decisiones que en el pasado causaron daños irreversibles pero evitables. El capitalismo ya había sufrido en el Siglo XIX algunas crisis, y aún en Siglo XX, antes de la Gran Depresión de 1929.En ese momento el mundo ya estaba polarizado: el capitalismo en Occidente y el comunismo en Oriente. Si el capitalismo sucumbía en la crisis, por default todo el mundo sería comunismo.
Cambiarían las reglas del mundo occidental y se perderían muchos privilegios que el mundo capitalista había disfrutado hasta entonces, al menos las clases acomodadas. Libertades, placeres, riquezas, lujos, viajes, etcétera.
Un rico e intelectual británico, influyente economista y catedrático lord del entonces centro hegemónico mundial llamado John Maynard Keynes aparecía en escena para proponer patear el tablero de algunas “verdades reveladas” hasta el momento en lo que a capitalismo se refería. Un profesor que tuve en mi carrera de grado afirmó que a Keynes le gustaba muchísimo tomar whisky de calidad, pero corría peligro de verse negado a disfrutar para siempre de ese gusto si el comunismo cruzaba la frontera hacia el desarticulado capitalismo.
Como no estaba dispuesto a dejar ese deleite, hizo todo cuanto creyó necesario para no privarse de nada y propuso ceder con intervencionismo del Estado los inalterables postulados del capitalismo con tal que no se modifiquen sus libertades. Sólo porque era él quien lo impulsaba tuvo lugar a la discusión, aunque fue necesario que lo haga con graves advertencias si no se aceptaba su proposición. Más allá de esta anécdota, que puede ser cierta o no, Keynes le da la bienvenida a un cambio radical en la teoría económica de entonces: un rol de protagonismo al Estado. Proponía mantener la demanda, estimulando la inversión y el consumo cuando los ciclos económicos entraban en recesión. Hoy las propuestas de Keynes son muy conocidas, y no creo que haya falta explayarse en ellas.
Los otros K
Sin embargo, hubo un contemporáneo de Keynes, el economista polaco marxista llamado Michael Kalecki. No se conocía con Keynes cuando ambos, casi en simultáneo, formularon cada uno por su lado soluciones similares a la grave situación del capitalismo. Keynes partía desde Smith y Kalecki desde Marx, pero el mundo en ese momento de la Historia tenía su centro en Gran Bretaña. Nacer ahí, ser rico e intelectual ofrecía unas ventajas comparativas que otros no disponían. Kalecki estableció su herramental en materia de política económica a los subsidios tanto al consumo como a las empresas, el impuesto a las rentas y al capital, argumentando que ayudan a equilibrar la distribución del ingreso sin perturbar al monto de las inversiones.
El paso que Kalecki dio más allá respecto a Keynes fue enfatizar la importancia de la redistribución del ingreso, punto fundamental para que el sistema capitalista conocido hasta ese momento como tal no sucumbiera en manos ajenas. No se sabe si Keynes hubiera triunfado defendiendo lo que proponía Kalecki. Ya era revolucionario lo que proponía como para evaluar alternativas más vanguardistas. Kalecki era muy buen matemático y había desarrollado su capacidad estadística, habilidad que le sirvió para demostrar que cuanto mayor es la proporción del ingreso de los trabajadores en la distribución del producto total, mayor es el nivel del producto.
El multiplicador del gasto de Keynes, en Kalecki es la proporcionalidad directa a la participación de los trabajadores en el producto junto con la propensión al consumo de los capitalistas cuando experimentan un aumento en las ganancias. En otras palabras, un país indefectiblemente debe distribuir en forma equitativa su ingreso como requisito para lograr un crecimiento económico sostenido. Para Kalecki, quienes se resistían a este modelo eran sectores muy favorecidos que veían como un peligro para sus intereses a la intervención del Estado en procura del pleno empleo.Tener que ceder parte del poder que ejercían implicaba, para estos sectores, minar la confianza de los empresarios y del mercado.
Robert Reich, ex secretario de Trabajo en la administración de Bill Clinton, analizó en un estudio que en 1970 el 1% más rico poseía el 9% de la riqueza total de Estados Unidos. Para el 2006, ese mismo porcentaje de ricos, poseía el 20% del total de las riquezas, idéntico a 1928, cuando estaba todo preparado para que estalle la crisis.
Pero en la historia apareció otro K, Nicholas Kaldor, economista autodenominado keynesiano que contribuyó a extender el multiplicador keynesiano de corto plazo a uno de largo plazo, donde existe pleno uso de la capacidad productiva, así como la de toda la fuerza laboral disponible. Proponía que si un cambio en la distribución de la renta permitía que los que se beneficiaban del cambio compensasen plenamente a los perjudicados, el resultado sería un aumento del producto y del bienestar general. Una especie de reaseguro para cuidar la equidad.
La propuesta de Keynes era la “menos beligerante” de cara a los sectores influyentes en el corazón del capitalismo. Kalecki fue más allá de Keynes con un énfasis en la redistribución del ingreso, al igual que Kaldor con su “sistema de compensaciones”. Aunque no lo sabemos, si hubiera triunfado el postulado de Kalecki seguramente en el capitalismo posterior a la Gran Depresión, las crisis hubieran sido menores en cantidad e intensidad.
Hoy hay gobiernos que, parecería, van en el mismo sentido que lo concebido por Kalecki o Kaldor, donde las herramientas de política económica tienden a mejorar la participación de los trabajadores como porcentaje en el ingreso nacional, como premisa para lograr un crecimiento económico sostenido.
*Economista y director de www.laeconomiaonline.com