Asado con cuero en Las Malvinas

Por Jorge Giles
publicado el 2 de febrero de 2012

Pongamos que dejamos pasar eso de “colonialistas” y otras ofensas del premier ingles.
Pongamos que son exabruptos de la flema inglesa.
Pongamos que es casualidad que dos meses antes del 2 de Abril, la realeza británica envía en vuelo militar al príncipe heredero.
Pongamos que llega un destructor con misiles porque se les averió la lanchita de paseo por el río Támesis.
Pongamos todo eso, pero no olvidemos: Las Malvinas son argentinas.
Que ninguno de nosotros caiga en la provocación de los violentos, es el otro imperativo de nuestra memoria.
El príncipe estará sólo a 700 Km. de Río Gallegos cuando pise Malvinas.
Podría aprovechar para ver cuán lejos está del desempleo inglés, de la desesperanza de la juventud de Europa, de los plebeyos desamparados que pululan por las calles de Londres.
Podría aprovechar para conocer lo que pasa en el país continente de Malvinas, con su economía creciendo, su mayor inclusión social, con los pibes de una nueva generación participando en política, con las Madres de Plaza de Mayo honrando a sus hijos desaparecidos por genocidas como Astiz y Galtieri.
Y podría aprender, por si no lo sabe, de dónde vienen esas voces castellanas que escuchará en Malvinas.
Alexander Betts, un argentino que nació y vivió en las islas, relata en su libro “La verdad sobre las Malvinas. Mi tierra natal”:
“Todo el mundo en las islas sabe de lo que se está hablando cuando se dice alazán, zaino, malacara, manchau, rosillo o moro picaso…bozal, cabestro, soga-cincha, maneas, tientos y pretal…es el legado de los gauchos que anduvieron por allí. Hay nombres castellanos como Rincón Grande, Bombilla, Cantera, Horqueta, Dos Lomas, estancia, cerritos…y hay una marca más de la influencia gaucha: el vocablo ché”.
El imperio colonial del Reino Unido expulsó a los argentinos en 1833.
Quedaron sus palabras como faro o como raíz.
Ellos, los expulsados, son el único pueblo originario a consultar sobre la patria de Malvinas. Hoy son 40 millones de gauchos.
Hubo un inglés prestigioso que llegó a las islas en 1833.
En marzo de ese año, Charles Darwin, autor de “El origen de las especies”, escribió desde Malvinas: “Hacia miles de años que estas islas estaban deshabitadas, hasta que el gobierno de Buenos Aires tomó posesión de ellas y envió colonos. El mes pasado el HMS Clío llegó para anexarlas en nombre de los británicos…los pobladores huyeron hacia el interior, asustados por la violencia…”
Fue allí donde Darwin apreció “la destreza de aquellos gauchos” y comió con ellos “un verdadero manjar: el asado con cuero”.
Primero fue el verbo. Luego vino el gaucho. Y después, nos invadieron.
Se trata de hablar de eso. Ni más ni menos.